Journal of American College of Cardiology

Dieta: no reemplazar las grasas saturadas por carbohidratos procesados

Un estudio encontró que los que recurrieron a granos integrales y gasas saludables experimentaron una reducción de sus riesgos cardiacos

Fuente: Medlineplus

"Las personas no tienen que reentrenar sus papilas gustativas para comer de forma más saludable, sino que "tienen que reentrenar sus cerebros"

Cuando reduzca la grasa saturada en su dieta, sustituirla por alimentos con granos integrales ayuda a su corazón, pero recurrir al pan blanco no lo hace, muestra un estudio reciente.

"Es un tema muy importante", dijo el Dr. Robert Vogel, cardiólogo de la Universidad de Colorado, en Denver, que escribió un comentario que acompaña al estudio publicado. "Si se sustituye con carbohidratos de alta calidad, como frutas, verduras y granos integrales, se salvan vidas. Es así de simple".

"La gente no elimina espontáneamente unos cuantos cientos de calorías de grasa saturada de su dieta sin remplazarlas por otra cosa", explicó la primera coautora del estudio, Adela Hruby, investigadora de la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, en Boston. "Esa 'otra cosa' plantea una diferencia para su salud".

El estudio y el comentario fueron publicados en la edición en línea del 28 de septiembre de la revista Journal of the American College of Cardiology.

Hruby y sus colaboradores basaron sus conclusiones en información sobre casi 85,000 mujeres y casi 43,000 hombres, todos participantes en dos investigaciones de larga duración, el Estudio de salud de las enfermeras y el Estudio de seguimiento de profesionales de la salud.

Ninguno de los hombres ni ninguna de las mujeres tenían diabetes, enfermedad cardiaca ni cáncer al inscribirse. Los investigadores monitorizaron detalles sobre muchos aspectos de las vidas de los participantes, incluyendo sus dietas.

Hruby y sus colaboradores evaluaron los resultados de cuestionarios sobre la alimentación, que los voluntarios rellenaban cada cuatro años. Durante un periodo de seguimiento de hasta tres décadas, se diagnosticó una enfermedad de la arteria coronaria a más de 7,600 participantes.

Los autores del estudio compararon las frecuencias alimentarias reportadas por los mismos participantes entre los que contrajeron una enfermedad cardiaca y los que no.

Los investigadores encontraron que cuando los hombres y las mujeres reemplazaban el 5 por ciento de las calorías de grasas saturadas por grasas poliinsaturadas más saludables, como las de los frutos secos, el riesgo de enfermedad cardiaca coronaria se reducía en un 25 por ciento.

El reemplazo con grasas monoinsaturadas, como el aceite de oliva, redujo el riesgo en un 15 por ciento, y el reemplazo con carbohidratos de granos integrales se vinculó con una reducción del 9 por ciento en el riesgo de enfermedad cardiaca.

Pero sustituir la grasa saturada con carbohidratos procesados, como el pan blanco o el arroz blanco, no tuvo ningún efecto sobre el riesgo de enfermedad cardiaca.

Esta falta de efecto significa que la grasa saturada, que se halla en productos animales como la mantequilla y la carne roja, parece neutral con respecto a la enfermedad cardiaca solo cuando se compara con el consumo, en lugar de ella, de carbohidratos y azúcares refinados. Pero en comparación con otras opciones, es una opción no saludable para el corazón.

Sin embargo, el estudio solo encontró una asociación entre las grasas de la dieta y el riesgo cardiaco, no una relación causal.

"Cuando se compara con otros tipos de grasa o con los granos integrales, la grasa saturada no es benigna, como algunos estudios recientes parecen sugerir", apuntó Hruby.

Vogel estuvo muy de acuerdo. "Las personas deben saber que la grasa saturada es mala, como han demostrado numerosos estudios", señaló.

Los hallazgos también significan que los consumidores deben eliminar la grasa saturada, dijo Michelle Cardel, vocera de la Sociedad de la Obesidad (Obesity Society) y profesora asistente del departamento de resultados y políticas de salud de la Universidad de Florida, en Gainesville.

"En lugar de intentar añadir más grasas saludables a la dieta, el enfoque debería ser reemplazar las grasas saturadas por grasas saludables", aconsejó Cardel. "Se pueden reemplazar por alimentos ricos en grasas saludables, por ejemplo pescado graso como el salmón, aguacates, frutos secos y semillas".

Vogel ofreció algunos consejos muy específicos para el consumidor que está pendiente de la salud. "Si insiste en comer carne, coma carne magra", dijo. "Las aves serían mejor que la carne [roja], la carne blanca de ave sería mejor que la carne oscura, y el pescado sería mejor que las aves".

En cuanto a los carbohidratos, revise dos características clave de los granos integrales en la etiqueta nutricional, aconsejó Vogel. "Un grano integral es algo en que el primer ingrediente dice 'grano integral', no el tercero ni el quinto, sino el primero", enfatizó. La segunda característica es que el alimento de granos integrales contenga al menos tres gramos de fibra por porción. Añadió que "5 gramos sería mejor, 7 mucho mejor".

Reemplazar la grasa saturada con unas grasas y unos carbohidratos más saludables no conlleva sacrificar el sabor, dio Hruby. Haciendo referencia a alimentos que contienen grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas más saludables, como las nueces, el salmón y el aceite de oliva, anotó que "muchos de esos alimentos han formado parte de otros deliciosos patrones de alimentación, como la dieta mediterránea, durante décadas o incluso siglos".

Cardel se mostró de acuerdo. "Por lo general, a las personas les encantan los alimentos con unas grasas de mayor calidad, como los aguacates, los frutos secos y las semillas", dijo, pero reconoció que "a veces se muestran más reacias ante los carbohidratos de alta calidad. Comenzar con carbohidratos más conocidos, como la fruta, la avena, los frijoles y el pan de trigo integral puede hacer que la transición sea más fácil".

Vogel dijo que las personas no tienen que reentrenar sus papilas gustativas para comer de forma más saludable, sino que "tienen que reentrenar sus cerebros".


FUENTES: Robert Vogel, M.D., cardiologist, division of cardiology, University of Colorado, Denver; Adela Hruba, Ph.D., M.P.H., research fellow, department of nutrition, Harvard T.H. Chan School of Public Health, Boston; Michelle Cardel, Ph.D., R.D., spokesperson, Obesity Society, and assistant professor, department of health outcomes and policy, University of Florida, Gainesville; Sept. 28, 3015, Journal of American College of Cardiology