Las personas que sufren un accidente cerebrovascular (ACV) en la parte posterior del cerebro y siguen teniendo un flujo sanguíneo reducido en esta área tienen un riesgo más alto de sufrir otro ACV en el plazo de 2 años, según un estudio reciente.
Pero los investigadores afirman que se puede detectar a las personas con un flujo sanguíneo bajo en la parte posterior del cerebro con una nueva tecnología basada en la IRM. Y los autores explicaron que identificar las áreas con un flujo sanguíneo bajo es crucial.
"Tener una obstrucción en un vaso sanguíneo no siempre se correlaciona con un flujo sanguíneo bajo", comentó la investigadora principal, la Dra. Sepideh Amin-Hanjani, profesora de cirugía neurológica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Illinois, en Chicago, en un comunicado de prensa de la universidad.
"Puede haber una obstrucción y el flujo puede ser normal, si hay otros vasos sanguíneos cerca que puedan compensarlo", añadió Amin-Hanjani.
Cuando se identifican las áreas con un flujo sanguíneo bajo, los pacientes podrían beneficiarse de una angioplastia, una operación para abrir las arterias bloqueadas, afirmaron los investigadores.
Los hallazgos del estudio aparecen en la edición del 21 de diciembre de la revista JAMA Neurology.
Hasta el 40 por ciento de todos los ACV se producen en el área posterior del cerebro, responsable del movimiento y el equilibrio. Los ACV producidos en esta área pueden resultar en una parálisis parcial o total, según los autores del estudio.
El estudio contó con 72 adultos que sufrieron un ACV o un mini-ACV en la parte posterior del cerebro. Se trató a los adultos en 5 centros médicos académicos de Estados Unidos y Canadá. Los pacientes con un ACV presentaban al menos un bloqueo del 50 por ciento en las arterias de esa parte del cerebro. Se dio seguimiento a su estado de salud durante un promedio de 22 meses, según el informe.
El flujo sanguíneo en la parte posterior del cerebro de los pacientes se evaluó mediante el análisis de vaso óptimo no invasivo, un programa que puede cuantificar el volumen, la velocidad y la dirección del flujo sanguíneo que haya en cualquier vaso sanguíneo importante mediante un equipo de IRM estándar.
El estudio reveló que el 25 por ciento de los pacientes con un ACV presentaban una reducción del flujo sanguíneo en la parte posterior del cerebro. Estas personas tenían unas tasas de supervivencia libre de ACV a los 12 meses del 78 por ciento, dijeron los investigadores. Los que tenían un flujo sanguíneo normal en la parte posterior de su cerebro tenían una tasa de supervivencia libre de ACV del 96 por ciento a los 12 meses.
Las personas con un flujo sanguíneo bajo tenían unas tasas de supervivencia libre de ACV a los 24 meses del 70 por ciento, en contraste con el 87 por ciento de los pacientes con un flujo sanguíneo normal, según los investigadores.
"En un año, el riesgo de los pacientes con un flujo sanguíneo bajo era unas 5 veces mayor que el riesgo de los pacientes que no presentaban un flujo bajo en la parte posterior del cerebro", señaló Amin-Hanjani. Para estos pacientes de alto riesgo, los beneficios de una angioplastia probablemente superen a los riesgos del procedimiento, aconsejaron los investigadores.
Los autores del estudio indicaron que hasta tres cuartas partes de las personas del estudio no tenían un flujo sanguíneo bajo en la parte posterior del cerebro. "Hay otras arterias que están haciendo el trabajo de asegurar que el flujo sanguíneo adecuado llegue a esa área, y estos pacientes no se beneficiarían de los tratamientos para la apertura de los vasos, como la angioplastia. De hecho, el procedimiento pondría a estos pacientes en un riesgo innecesario", dijo Amin-Hanjani.
FUENTE: University of Illinois at Chicago