Las fluctuaciones en la presión arterial podrían vincularse con unos declives más rápidos en las habilidades de pensamiento de los adultos mayores, sugiere un estudio reciente.
Entre los pacientes mayores, aquellos cuya presión arterial sistólica (la cifra superior de una lectura de la presión arterial) variaba entre visitas al médico mostraron un deterioro mental y una pérdida de la memoria verbal más rápidos que aquellos cuya presión arterial permaneció dentro de los rangos normales, encontraron los investigadores.
La variabilidad en la cifra inferior (la presión arterial diastólica) también se asoció con un declive más rápido de la capacidad mental en las personas de 55 a 64 años, pero no en las personas que tenían a partir de 65 años, añadieron los autores del estudio.
"Hasta hace poco, se ha descartado la relevancia de la variabilidad de la presión arterial entre visitas al médico", comentó la autora del estudio, Bo Qin, asociada postdoctoral del Instituto Oncológico Rutgers en New Brunswick, Nueva Jersey.
"Pero, en los últimos seis años, se han acumulado evidencias de que la variabilidad de la presión arterial entre las visitas mensuales o anuales podría conducir a un riesgo más elevado de accidente cerebrovascular y algunos problemas de salud adicionales", dijo.
Este estudio sugiere que quizá no sea un fenómeno aleatorio ni una medida poco importante relacionada con el uso de antihipertensivos, "sino que en vez de ello podría ofrecer información relevante para el pronóstico", planteó Qin.
Según Qin, este estudio no puede probar que las fluctuaciones en la presión arterial provoquen los declives en la capacidad mental, pero amplía las crecientes evidencias de que esos cambios en la presión arterial podrían tener consecuencias para la salud.
"Una variabilidad más alta a largo plazo en las lecturas de la presión arterial predijeron unos declives más rápidos de la función mental en los adultos mayores", dijo Qin. "Controlar la inestabilidad de la presión arterial podría ser una estrategia potencial para conservar la función mental de los adultos mayores", sugirió.
El informe aparece en la edición en línea del 23 de mayo de la revista Hypertension.
En el estudio, Qin y sus colaboradores recolectaron datos sobre casi mil adultos a partir de los 55 años de edad, que participaron en la Encuesta de salud y nutrición en China durante cinco años.
Se calculó la presión arterial a partir de tres o cuatro visitas a profesionales sanitarios. Los participantes también completaron una serie de pruebas mentales, como recordar palabras o hacer cuentas regresivas.
"Aunque el estudio se realizó en China, los mismos resultados aplican en EE. UU.", afirmó la Dra. Gisele Wolf-Klein, directora de educación geriátrica de Northwell Health en Great Neck, Nueva York.
"Se sabe que la correlación entre la fluctuación en la presión arterial y la demencia se vincula con los problemas en la circulación, en específico con la hipertensión", señaló.
Pero tanto la presión arterial alta como la baja podrían dañar al cerebro, añadió. La meta es intentar lograr una presión arterial estable, en lugar de tener variaciones inmensas. "Lo deseable son unas cifras promedio buenas, sólidas y estables", dijo Wolf-Klein.
Mantener la presión arterial en los rangos normales podría ayudar a "prevenir la demencia, e incluso podría beneficiar a los pacientes que están perdiendo sus capacidades mentales", planteó.
FUENTES: Bo Qin, Ph.D., postdoctoral associate, Rutgers Cancer Institute, New Brunswick, N.J.; Gisele Wolf-Klein, M.D., director, geriatric education, Northwell Health, Great Neck, N.Y.; May 23, 2016, Hypertension
https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_159022.html