Unos 9.6 millones de estadounidenses son gravemente miopes, encuentra un estudio reciente.
En Estados Unidos, las tasas de miopía, que también se conoce como ser corto de vista, aumentaron de un 25 por ciento a principios de los años 70 a un 40 por ciento cerca de 2000, dijeron los autores del estudio.
La mayoría de los casos de miopía se pueden corregir con gafas o cirugía. Pero la miopía grave puede causar complicaciones que amenazan a la vista.
El nuevo estudio se basa en datos federales, más un análisis de una base de datos de la Academia Americana de Oftalmología (American Academy of Ophthalmology). Los investigadores estiman que casi 820,000 estadounidenses tienen una forma degenerativa de miopía conocida como miopía magna o alta, que puede provocar un debilitamiento de la retina.
Más de 40,000 de esos individuos podrían también desarrollar una afección incluso más grave, llamada neovascularización coroidea miópica.
Se trata de "una complicación grave de la miopía, con unos vasos sanguíneos anómalamente frágiles que crecen debajo de la retina y que pueden sangrar, conduciendo a una pérdida grave de la vista", explicó el Dr. Mark Fromer, oftalmólogo del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York.
"Este es el primer estudio de su tipo en determinar la prevalencia de esta enfermedad debilitadora en Estados Unidos", dijo Fromer, que revisó los nuevos hallazgos.
Las tasas de miopía magna eran más altas entre las mujeres que entre los hombres (con un 0.42 frente a un 0.25 por ciento), y unas 527,000 mujeres sufren de la afección, en comparación con 292,000 hombres, según el estudio, que aparece en la edición en línea del 21 de junio de la revista Ophthalmology.
"Los hallazgos enfatizan el creciente problema de la miopía y el sufrimiento que provoca en términos de complicaciones médicas que no pueden resolverse simplemente con gafas o lentes de contacto", comentó en un comunicado de prensa de la revista el autor líder del estudio, el Dr. Jeffrey Willis, experto en la retina en el Centro del Ojo Davis de la Universidad de California.
FUENTES: Mark Fromer, M.D., ophthalmologist, Lenox Hill Hospital, New York City; Ophthalmology