Comer una dieta rica en grasas saludables, como los frutos secos, las semillas y los aceites vegetales, al mismo tiempo que se limitan las grasas de origen animal y los carbohidratos refinados, puede ayudar a prevenir o controlar la diabetes tipo 2, sugiere una nueva investigación.
El estudio de gran tamaño encontró que esos cambios en la dieta pueden reducir los niveles de azúcar en la sangre y mejorar la sensibilidad a la insulina.
"El mundo se enfrenta a una epidemia de resistencia a la insulina y diabetes. Nuestros hallazgos respaldan que se prevengan y traten esas enfermedades al comer más alimentos ricos en grasas como las nueces, las semillas de girasol, las semillas de soya, las semillas de lino, el pescado y otros aceites y grasas para untar de origen vegetal, en lugar de granos refinados, almidones, azúcares y grasas de origen animal", señaló el colíder del estudio, el Dr. Dariush Mozaffarian, decano de la Facultad Friedman de Ciencias y Políticas de la Nutrición de la Universidad de Tufts, en Boston.
"Este es un mensaje positivo para el público. No le teman a las grasas saludables", afirmó Mozaffarian en un comunicado de prensa de la universidad.
Los investigadores analizaron los resultados de 102 ensayos que incluyeron a 4,660 adultos para evaluar la forma en que los distintos tipos de grasas y carbohidratos de la dieta afectaban a los factores de riesgo clave de la diabetes tipo 2.
En el análisis, publicado el 19 de julio en la revista PLOS Medicine, se incluyeron estudios que proveyeron a los participantes con comidas con distintas cantidades de grasas saturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas, y carbohidratos. Los investigadores evaluaron cómo esas diferencias en la dieta afectaban las medidas de la salud metabólica, incluyendo los niveles de azúcar en la sangre e insulina, además de la sensibilidad a la insulina y la producción de la hormona.
Seguir una dieta rica en grasa monoinsaturada o poliinsaturada en lugar de comidas ricas en carbohidratos y grasa saturada ayuda a mejorar el control del azúcar en la sangre, encontraron los investigadores.
Estudios anteriores han estimado que cada reducción del 0.1 por ciento en la HbA1C, un indicador del control del azúcar en la sangre a largo plazo, podría reducir la incidencia de la diabetes tipo 2 en un 22 por ciento, y de enfermedad cardiaca en un 6.8 por ciento, señalaron los investigadores.
"Entre las distintas grasas, los beneficios más constantes se observaron al aumentar las grasas poliinsaturadas, en lugar de los carbohidratos o la grasa saturada", apuntó el primer autor del estudio, Fumiaki Imamura, de la Unidad de Epidemiología del consejo de Investigación Médica de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra.
Los autores del estudio dijeron que sus hallazgos deberían ayudar a informar a médicos y pacientes sobre los efectos de la dieta en la salud metabólica y el riesgo de diabetes tipo 2.
"Hasta ahora, nuestra comprensión sobre la forma en que las grasas y los carbohidratos de la dieta influyen en la glucosa, la insulina y los factores de riesgo relacionados se ha basado en estudios individuales con hallazgos inconsistentes", comentó Imamura. "Al combinar los resultados de más de cien ensayos, ofrecemos las evidencias más firmes hasta la fecha sobre cómo los nutrientes importantes alteran esos riesgos".
FUENTE: Tufts University