Cerca del momento de la ovulación

¿Puede el estrés reducir la fertilidad de una mujer?

El mayor impacto es alrededor del momento de la ovulación

Fuente: MedlinePlus

Una nueva investigación parece confirmar que el estrés reduce las probabilidades de que una mujer quede embarazada, sobre todo el estrés que ocurre alrededor del momento de la ovulación.

"Si siente más estrés de lo usual [alrededor del momento de la ovulación], tiene un 40 por ciento menos de probabilidades de quedar embarazada ese mes", afirmó la autora del estudio, Kira Taylor, profesora asistente de epidemiología y salud poblacional de la Facultad de Salud Pública y Ciencias de la Información de la Universidad de Louisville.

Taylor considera que el estudio de su equipo es el primero en observar el estrés en distintos periodos del ciclo mensual de una mujer para determinar si hay efectos diferentes en diferentes puntos.

En el estudio, los investigadores evaluaron a 400 mujeres de hasta 40 años de edad. Todas eran sexualmente activas y no usaban anticonceptivos.

"Solo alrededor de un tercio estaban buscando activamente quedar embarazadas, pero todas tenían relaciones sexuales sin protección y sin anticonceptivos", dijo Taylor.

Las mujeres registraron a diario sus niveles de estrés, de uno (el más bajo) a cuatro (el más alto). Lo hicieron durante hasta 20 ciclos, o hasta quedar embarazadas. En promedio, las mujeres registraron su estrés durante ocho ciclos.

Durante el periodo del estudio, 139 mujeres quedaron embarazadas. Hubo una reducción de un 46 por ciento en la concepción por cada aumento de una unidad en el estrés durante el momento de la ovulación, encontraron los investigadores. El día 14 del ciclo se estimó como el momento de la ovulación.

El impacto sobre la concepción se mantuvo incluso después de que los investigadores tomaran en cuenta otros factores como la edad, el índice de masa corporal (una medida basada en el peso y la estatura), el consumo de alcohol y la frecuencia de las relaciones sexuales.

Los investigadores también observaron otros cuatro momentos del ciclo, pero "no encontramos un efecto del estrés en la implantación", dijo Taylor. "La implantación por lo general ocurre de 6 a 10 días tras la ovulación, si se ha concebido".

Aunque el estudio encontró una conexión entre el estrés y la concepción, no probó causalidad.

En otro hallazgo, "las mujeres que sí quedaron embarazadas tenían unos niveles mucho más altos [de estrés] alrededor del final de su ciclo". Taylor dijo que quizá se deba a los niveles de hormonas, y que los niveles en aumento de estrógeno y progesterona provoquen cambios en el estado de ánimo en ese momento.

El Dr. Tomer Singer, director de endocrinología reproductiva y esterilidad del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York, dijo que la nueva investigación apunta al periodo al que más afecta el estrés.

"Pudieron iluminar el periodo en que estar libre de estrés es importante, y es la primera mitad del [ciclo]", dijo.

El equipo de Taylor no examinó los motivos de que el estrés afectara la concepción en el momento de la ovulación. Pero especuló que "el estrés perturba la señalización entre el cerebro y los ovarios, y reduce las probabilidades de ovulación".

Singer se mostró de acuerdo. Dijo que cuando una mujer tiene un nivel alto de estrés, las hormonas responsables de la ovulación pueden verse afectadas.

Esa perturbación hormonal puede impedir el proceso, planteó Taylor, así que "podría ser la forma de la naturaleza de decir 'no tengas un bebé ahora'".

Singer sugirió que las mujeres pueden reducir su estrés practicando yoga o meditación de atención plena (mindfulness), entre otras formas.

El ejercicio moderado, cinco veces por semana durante 30 minutos, también puede reducir el estrés, dijo Taylor. Pero hacer ejercicio en extremo puede reducir las probabilidades de concebir, advirtió.

También sugirió que el uso de la psicoterapia y las habilidades de gestión del tiempo podrían reducir los niveles de estrés.

El estudio aparece en una edición reciente en línea de la revista Annals of Epidemiology.


FUENTES: Kira Taylor, Ph.D., assistant professor, epidemiology and population health, University of Louisville School of Public Health and Information Sciences, Louisville, Ky.; Tomer Singer, M.D., obstetrician-gynecologist and director, reproductive endocrinology and infertility, Lenox Hill Hospital, New York City; Sept. 12, 2016, Annals of Epidemiology