Podría verse afectada

La seguridad de los pacientes durante las rotaciones de los médicos

Un estudio sugiere que la información sobre la atención del paciente quizá no se comunique al nuevo equipo, lo que aumenta el riesgo de muerte en el hospital

Fuente: MedlinePlus

Los pacientes hospitalizados que son entregados a un nuevo conjunto de cuidadores por su equipo médico original podrían en última instancia enfrentarse a un riesgo más alto de muerte prematura, advierte una investigación reciente.

El hallazgo no aplica a los cambios diarios de turno, ni a los nuevos pacientes que ven a un médico o enfermero en la admisión y luego a otro poco después.

En lugar de ello, se centra en una dinámica hospitalaria estándar conocida como "rotaciones", en que equipos de cuidadores se encargan de la atención durante un periodo definido, a veces de semanas, antes de entregar su grupo de pacientes a un nuevo equipo.

Ese tipo de transición "ocurre cada mes cuando un médico en entrenamiento [residente] cambia de rotación clínica al transferir la atención de los pacientes hospitalizados, a veces de hasta 10 o 20 a la vez, a un médico entrante que nunca ha visto a esos pacientes", explicó el autor del estudio, el Dr. Joshua Denson, becario en la división de ciencias pulmonares y medicina de atención crítica en la Universidad de Colorado, en Aurora.

"Nuestros resultados muestran que los pacientes expuestos a este tipo de transición en la atención tienen un riesgo más alto de morir en el hospital que los que no pasan por ese tipo de transición", dijo.

Denson era el residente jefe del departamento de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York cuando llevó a cabo el estudio.

La investigación observó las experiencias de casi 231,000 pacientes que fueron atendidos en uno de 10 hospitales de la Administración de Salud de los Veteranos de EE. UU. entre 2008 y 2014.

La mayoría (casi un 96 por ciento) eran hombres, con una edad promedio de 66, y la estadía media en el hospital fue de apenas tres días.

Poco más de un dos por ciento de los pacientes murieron en el hospital, mientras que casi un 10 y un 15 por ciento murieron entre uno y tres meses tras el alta, respectivamente, encontraron los investigadores.

En general, el riesgo de morir tanto en el hospital como poco después del alta (a los 30 y 90 días) fue, de hecho, "significativamente mayor" entre los pacientes que pasaron por una transferencia de final de rotación mientras estaban hospitalizados, en comparación con los que no.

Se encontró una salvedad importante: cuando las transferencias de pacientes eran manejadas por los médicos residentes, que tienen un nivel de entrenamiento más alto que los internos, el riesgo de morir no subió tanto. El riesgo elevado solo aumentó de forma "significativa" en las transferencias gestionadas solo por internos, o por un equipo de internos y residentes.

Aparte del estatus de entrenamiento, el aumento aparente en el riesgo de mortalidad se mantuvo independientemente de la edad, el sexo, la raza, la etnia o la duración de la estancia en el hospital.

"No pudimos determinar el motivo exacto de que el riesgo aumente", comentó Denson. "Pero una explicación probable podría ser que no se está transmitiendo de forma adecuada la información importante sobre el paciente al médico entrante, lo que podría estar conduciendo a errores".

Esto podría ser así incluso hasta el momento del alta, anotó, lo que podría explicar el aumento continuo en el riesgo de muerte visto entre los pacientes a quienes se dio el alta.

En cuanto a lo que las familias podrían hacer para minimizar la exposición de su ser querido a tal riesgo, Denson aconsejó asumir un "rol activo" durante el tratamiento.

"Haga preguntas", sugirió.

"Aprenda sobre los tratamientos administrados, y lo más importante, comunique cualquier preocupación al equipo médico. Como médicos, animamos a la familia a estar presente durante las rondas y a avisarnos cuando algo parezca raro. La familia del paciente es la que mejor sabe, y de verdad pueden hacer una diferencia, en particular durante los inevitables periodos de transición", señaló Denson.

La Dra. Vineet Arora, profesora asociada de la Universidad de Chicago y coautora de un editorial que acompañó al estudio, se hizo eco de esa idea.

"Sí, los pacientes y los seres queridos pueden ayudar", afirmó, y anotó que muchos pacientes ni siquiera saben que un nuevo médico les está atendiendo.

"Si los pacientes y los cuidadores son participantes activos en su plan de atención, pueden servir como un importante control de seguridad para asegurarse de que el nuevo equipo siga el plan, o hacer preguntas si ven alguna diferencia", explicó Arora.

Los hallazgos se publicaron el 6 de diciembre en la revista Journal of the American Medical Association.

En un segundo estudio en la misma revista, el autor líder Charlie Wray, del Centro Médico de Asuntos de Veteranos de San Francisco, reportó los resultados de una encuesta sobre las "mejores prácticas" de traspaso de pacientes en que participaron más de 230 directores de programas de medicina interna a lo largo y ancho de Estados Unidos.

La encuesta examinó el cumplimiento de rutina de las recomendaciones nacionales respecto a las políticas ideales de rotación, como ofrecer un tiempo y un lugar dedicados para el traspaso de los pacientes y/o asegurarse de que los médicos superiores supervisen el traspaso.

Las respuestas variaron mucho, y el nivel de cumplimiento abarcó desde apenas un 6 por ciento en algunos casos a un 67 por ciento en otros, dependiendo de la recomendación en cuestión.

Los investigadores sugirieron que el problema podría surgir de una falta de claridad de parte de los directores de hospital respecto a qué prácticas en realidad funcionan mejor en su hospital en particular, además de una experiencia y/o un entrenamiento inadecuados de los directores, la facultad y los supervisores.


FUENTES: Joshua Denson, M.D., fellow, division of pulmonary sciences and critical care medicine, University of Colorado, Aurora; Vineet Arora, M.D., MAPP, associate professor, University of Chicago; Dec. 6, 2016, Journal of the American Medical Association