La incontinencia urinaria es una molestia generalizada entre las mujeres, pero un nuevo estudio sugiere que las mujeres mayores podrían encontrar alivio para el frustrante problema si fueran más delgadas y fuertes.
El estudio siguió a casi 1,500 mujeres que tenían entre 70 y 79 años de edad durante tres años. Los investigadores encontraron que una reducción del 5 por ciento o más en el índice de masa corporal en ese periodo condujo a una reducción del 50 por ciento en el riesgo de una incontinencia urinaria por estrés nueva o persistente.
El índice de masa corporal (IMC) es un estimado aproximado de la grasa de una persona en función de su estatura y su peso. Por ejemplo, una mujer que mida 5 pies y 6 pulgadas (167 centímetros) que pese 175 libras (79 kilos) tiene un IMC de 28.2. Si perdiera un 5 por ciento de su IMC, sería de 26.8, lo que equivale a una pérdida de peso de unas 9 libras (unos 4 kilos).
El estudio también mostró que una reducción en la fuerza de agarre de la mano de un 5 por ciento o más se vinculó con unas probabilidades de incontinencia urinaria por estrés nueva o persistente un 60 por ciento más altas. La fuerza de agarre de la mano se considera un indicador de la fuerza muscular general, dijeron los autores del estudio.
"Nuestro estudio encontró que los cambios en la composición corporal y en la fuerza de agarre de la mano se asocian con cambios en la frecuencia de la incontinencia urinaria por estrés a lo largo del tiempo, pero no con cambios en la frecuencia de la incontinencia urinaria por urgencia a lo largo del tiempo", señaló la autora líder del estudio, la Dra. Anne Suskind, profesora asistente de urología en la Universidad de California, en San Francisco.
Suskind dijo que distinguir entre los dos tipos de incontinencia urinaria es importante.
"La incontinencia por estrés es una pérdida involuntaria de orina asociada con un aumento en la presión abdominal (por ejemplo, al toser, reír o estornudar".
"La incontinencia urinaria por urgencia es la pérdida involuntaria de orina acompañada o precedida de inmediato por una sensación de urgencia. Los mecanismos subyacentes de cada tipo de incontinencia son distintos, y cada tipo de incontinencia se trata de forma distinta", aclaró Suskind.
La incontinencia urinaria por estrés tiende a ocurrir después de dar a luz, dijo la Dra. Megan Schimpf, presidenta del Comité de Educación Pública de la Sociedad Americana de Uroginecología (American Urogynecologic Society).
La incontinencia por urgencia podría ser provocada por problemas neurológicos, señaló Schimpf.
Al inicio del estudio, había 1,475 mujeres de 70 a 79 años. De ellas, 212 mujeres dijeron que tenían una incontinencia por estrés al menos mensualmente, y 233 dijeron que tenían una incontinencia por urgencia al menos mensualmente.
Las mujeres que dijeron que sufrían de incontinencia urinaria al menos una vez al mes tenían un IMC promedio de más o menos 28. Fue ligeramente más bajo (de 27.5) entre las mujeres que no sufrían de incontinencia. Un IMC de entre 24.9 y 29.9 se considera como sobrepeso. Con un IMC por encima de 30 se considera que una persona es obesa.
Tras tres años de seguimiento, 1,137 de las mujeres seguían en el estudio.
De esas mujeres, 164 dijeron que tenían incontinencia urinaria por estrés nueva o persistente, y 320 tenían incontinencia urinaria por urgencia nueva o persistente.
Los autores del estudio sugirieron que perder peso (incluso en una mujer de 70 a 79 años) podría ayudar a la incontinencia urinaria por estrés al aliviar parte de la presión en la vejiga. De igual manera, la fuerza de agarre de la mano podría indicar la fuerza general, y unos músculos más fuertes en la vejiga quizá sean capaces de soportar una mayor presión.
Ninguno de esos factores se vinculó con una mejora en la incontinencia urinaria por urgencia. Esto podría deberse a que la incontinencia urinaria por urgencia podría ser resultado de años de daños que no son fácilmente reversibles, anotaron los investigadores.
Schimpf dijo que cualquiera que sea la causa, las mujeres de todas las edades con incontinencia urinaria deben consultar al médico.
"Lamentablemente, muchas mujeres suponen que los problemas de incontinencia son normales, y sin duda no es así", enfatizó Schimpf.
Hay varios tratamientos para la incontinencia por estrés, desde la fisioterapia para el suelo pélvico y unos dispositivos de silicona llamados pesarios hasta la cirugía, y esos tratamientos no son universales, añadió.
Schimpf advirtió que la cafeína, el alcohol, la nicotina y las bebidas con edulcorantes artificiales pueden irritar la vejiga y desencadenar espasmos de vejiga, que pueden conducir a síntomas de vejiga hiperactiva.
Volviendo a los hallazgos del nuevo estudio, Suskind, la investigadora, apuntó que la pérdida de peso y el aumento en la fuerza también pueden ser tratamientos efectivos. "Una dieta y un ejercicio adecuados podrían ser un buen lugar de inicio, e incluso podría ser útil para reducir las probabilidades de una incontinencia urinaria por estrés nueva o que empeore", dijo.
El estudio aparece en una edición reciente de la revista Journal of the American Geriatrics Society.
FUENTES: Anne Suskind, M.D., assistant professor of urology, University of California, San Francisco; Megan Schimpf, M.D., chair, Public Education Committee, American Urogynecologic Society, and associate professor, obstetrics and gynecology, University of Michigan, Ann Arbor; Dec. 5, 2016, Journal of the American Geriatrics Society