Para los estadounidenses con hipertensión, reducir la sal es una forma importante de ayudar a mantener la afección bajo control. Pero una nueva investigación muestra que esos pacientes consumen más sal en su dieta que en 1999.
Entre 1999 y 2012, el consumo de sal (socio) aumentó de 2,900 miligramos al día (mg/día) a 3,350 mg/día. Eso es más del doble que el límite superior ideal de 1,500 mg/día de sodio recomendado por la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) para las personas con hipertensión (o presión arterial alta).
Una cucharadita de sal de mesa contiene unos 2,300 mg de sodio. La sal también contiene cloruro, pero el sodio es lo que resulta preocupante para los problemas con el corazón y la presión arterial.
El sodio es un nutriente esencial que ayuda a controlar el equilibrio del agua en el cuerpo. Pero un exceso puede provocar que al agua se acumule, aumentando la presión arterial, y haciendo que el corazón y los vasos sanguíneos se esfuercen, según la asociación cardiaca.
"De verdad hay que vigilar la sal en la dieta, sobre todo si uno tiene hipertensión", dijo el autor principal del estudio, el Dr. Sameer Bansilal, profesor asistente de medicina en la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.
"Las personas que comen demasiada sal son más propensas a tener una hipertensión sin controlar, y podrían sufrir complicaciones de la hipertensión, como disfunción del corazón y los riñones, y ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares (ACV)", advirtió.
Según el Dr. Gregg Fonarow, profesor de cardiología en la Universidad de California, en Los Ángeles, "estos hallazgos cuestionan la efectividad de las intervenciones para reducir el consumo de sal en los adultos hipertensos".
En el estudio, Bansilal y sus colaboradores recolectaron datos sobre más de 13,000 hombres y mujeres que participaron en la Encuesta nacional de examen de salud y nutrición de EE. UU. entre 1999 y 2012. Todos los participantes tenían hipertensión. Su edad promedio era de 60 años.
La ingesta diaria de sodio aumentó entre las personas con hipertensión en más de un 14 por ciento en general entre 1999 y 2012, mostraron los hallazgos.
Entre los hispanos y los negros, el consumo de sodio aumentó en un 26 y un 20 por ciento, respectivamente. Entre los blancos, el consumo de sodio aumentó en un 2 por ciento, encontraron los investigadores.
"Los blancos siempre tuvieron un consumo más alto de sal, así que no es que estén exactamente en un buen lugar, sino más bien que estaban en un mal lugar y se quedaron allí, mientras que los negros y los hispanos pasaron de estar en un buen lugar a estar también en un mal lugar", lamentó Bansilal.
Las personas con el consumo más bajo de sal eran las que ya habían sufrido un ataque cardiaco o ACV, tomaban antihipertensivos, tenían diabetes, eran obesas y las que tenían insuficiencia cardiaca, dijo.
"Al menos esas personas parecen haberse tomado el mensaje en serio y haber reducido su ingesta de sal, algo que resulta alentador", dijo Bansilal.
Para las personas sin hipertensión, las directrices dietéticas de EE. UU. recomiendan un máximo diario de una cucharadita de sal al día (2,300 mg de sodio), señaló Bansilal.
Samantha Heller es nutricionista clínica principal del Centro Médico Langone de la NYU, en la ciudad de Nueva York. Dijo que "quizá crea que no está comiendo demasiada sal, pero piense en esto: solo una cucharadita de sal de mesa contiene unos 2,300 mg de sodio".
Y, añadió, la mayor parte del sodio de su dieta probablemente no provenga del salero.
"Más del 75 por ciento de la sal que comemos proviene de los alimentos empaquetados y preparados. Solo de un 15 a un 20 por ciento proviene del salero", dijo Heller.
Entre los alimentos ricos en sodio se encuentran las comidas altamente procesadas, compradas en tiendas y preparadas, como las sopas, la pizza, los panes, las salsas y los fiambres. El sodio también se encuentra en productos como el bicarbonato, la levadura en polvo, el glutamato monosódico (MSG), el fosfato disódico, la sal de ajo, el benzoato de sodio y otros aditivos, dijo.
"Como algunos de esos compuestos se añaden a los alimentos para la duración, la textura y como conservante o potenciador del sabor, el alimento quizá no tenga un sabor salado", explicó Heller. "Eso no significa que el contenido de sal no sea alto".
La Organización Mundial de la Salud predice que cada año se podrían prevenir un estimado de 2.5 millones de muertes si el consumo global de sal se redujera al nivel recomendado.
Heller sugirió que "cocinar desde cero en casa con más frecuencia es la forma más fácil de reducir la sal en nuestras dietas".
Los resultados del estudio se presentarán el 19 de marzo en la reunión anual del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology) en Washington, D.C. Los hallazgos presentados en reuniones se consideran preliminares hasta que se publican en una revista revisada por profesionales.
FUENTES: Sameer Bansilal, M.D., assistant professor, medicine, Icahn School of Medicine at Mount Sinai School, New York City; Gregg Fonarow, M.D., professor, cardiology, University of California, Los Angeles; Samantha Heller, R.D., exercise physiologist and senior clinical nutritionist, NYU Langone Medical Center, New York City; March 8, 2017, news release, American College of Cardiology