En las últimas décadas, las tasas de mortalidad vinculadas con el cáncer y la enfermedad cardiaca han bajado en la mayoría de países desarrollados, gracias a unas estrategias más efectivas de prevención, a la detección temprana y a un mayor acceso a una atención de salud de calidad.
Pero lo mismo no ha sucedido en los países más pobres, donde la cantidad de personas que mueren de cáncer no ha cambiado o sigue en aumento, informan unos investigadores.
El equipo internacional de investigadores evaluó el impacto que el cáncer ha tenido en la esperanza de vida de las personas de 40 a 84 años de edad entre 1981 y 2010, y lo comparó con los efectos que la enfermedad cardiaca ha tenido en la esperanza de vida en el mismo periodo.
Los científicos analizaron las tasas de mortalidad por el cáncer en bases de datos nacionales de 52 países que pertenecen a la Organización Mundial de la Salud. Tomaron en consideración todas las muertes por cáncer en conjunto, y también observaron específicamente las tasas de mortalidad de los cinco tipos más comunes de la enfermedad: el cáncer de pulmón, de colon, de estómago, de próstata y de mama.
Luego, los investigadores calificaron a los países según un índice social, llamado Índice de Desarrollo Humano (IDH), que mide la riqueza, la salud y la educación de sus poblaciones.
Los investigadores dijeron que encontraron que las reducciones en las tasas de mortalidad por enfermedad cardiaca representaban más de la mitad de todos los avances en la esperanza de vida. Las mujeres que vivían en países que puntuaron muy alto en el Índice de Desarrollo Humano añadieron casi dos años a su esperanza de vida, y los hombres ganaron casi dos años y medio.
Pero los declives en las tasas de mortalidad asociados con el cáncer contribuyeron a menos avances en la esperanza de vida. Los investigadores dijeron que los aumentos variaron dependiendo de la riqueza y el bienestar de los países incluidos en el estudio. Las mujeres ganaron seis meses y los hombres casi un año en los países altamente desarrollados. Pero en los países menos desarrollados, tanto hombres como mujeres ganaron apenas 0.2 años.
Los autores del estudio dijeron que los declives en las tasas de mortalidad por el cáncer de pulmón entre los hombres se asociaron con mejoras en el control del tabaco. En los países muy ricos, esas estrategias resultaron en los mayores avances en la esperanza de vida. Por ejemplo, los hombres en los Países Bajos ganaron hasta 0.7 años. Pero las mujeres en los Países Bajos y otros países altamente desarrollados no obtuvieron el mismo beneficio, dijeron los investigadores.
El declive en las tasas de mortalidad por el cáncer de mama fue el principal motivo del aumento en la longevidad en las mujeres de los países altamente desarrollados. Los investigadores atribuyeron esas ganancias a una detección más temprana de la enfermedad y a un mayor acceso a tratamientos efectivos.
Pero el aumento en las tasas de mortalidad por el cáncer de mama condujo a reducciones en la esperanza de vida en los países menos desarrollados, apuntaron los investigadores.
El estudio tiene algunas limitaciones, como por ejemplo que los datos de los países pobres eran menos consistentes. Pero los investigadores dijeron que sus hallazgos sugieren que es necesario que se tomen medidas para abordar las disparidades en las muertes por el cáncer entre los países ricos y los pobres, ampliando el acceso a una atención de la salud asequible y efectiva, además de a los programas de prevención del cáncer.
El equipo de investigación fue dirigido por el Dr. Bochen Cao, de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (International Agency for Research on Cancer). Los hallazgos se publicaron el 21 de junio en la revista BMJ.
En un comentario relacionado, Marie Louise Torring, de la Universidad de Aarhus en Dinamarca, escribió que aunque incluso los países ricos quizá no logren controlar el cáncer a medida que sus poblaciones envejecen, "hay mucho que se puede hacer ahora con respecto a las desigualdades actuales en el control del cáncer, incluyendo una financiación prioritaria para los países más pobres y para las mujeres".
FUENTE: BMJ