La tasa general de accidentes cerebrovasculares (ACV) está en declive en Estados Unidos, pero parece estarse reduciendo sobre todo en los hombres, encuentra un nuevo estudio.
"Nuestros hallazgos sugieren que las reducciones en las tasas de ACV a lo largo del tiempo están conformadas en gran medida por reducciones en las tasas de ACV de los hombres", señaló la investigadora líder, la Dra. Tracy Madsen.
Esto hace que los médicos se pregunten por qué las mujeres estadounidenses no están experimentando los mismos beneficios de la prevención del ACV.
"Quizá las estrategias de prevención del ACV no sean igual de efectivas en las mujeres en comparación con los hombres; por ejemplo, la investigación futura debe estudiar la posibilidad de que los factores de riesgo del accidente cerebrovascular, como la presión arterial elevada, el colesterol y la diabetes sean más graves o no estén controlados igual de bien en las mujeres", planteó Madsen.
Madsen es profesora asistente de medicina de emergencias en la Facultad de Medicina Warren Alpert de la Universidad de Brown, en Rhode Island.
"El ACV es una afección debilitante pero prevenible, y los esfuerzos futuros deben enfocarse en la prevención del ACV en ambos sexos, además de averiguar por qué las tasas de ACV de las mujeres no se redujeron a lo largo de este periodo", añadió.
En el estudio, Madsen y sus colaboradores recolectaron datos de 1.3 millones de adultos que vivían en la parte sudoeste de Ohio y en el norte de Kentucky entre 1993 y 2010.
Observaron los expedientes de hospital, clínicos y forenses para identificar cuántas personas habían sufrido un primer ACV durante cuatro periodos de un año, con una separación aproximada de cinco años.
Entre los más de 7,700 ACV, un 57 por ciento fueron en mujeres, dijeron los investigadores.
La tasa de ACV en los hombres pasó de 263 ACV por cada 100,000 a principios del estudio a 192 por cada 100,000 al final del estudio.
Pero en las mujeres, la tasa se redujo de 217 ACV por cada 100,000 en 1993 a 198 por cada 100,000 en 2010. Según los investigadores, no fue un declive estadísticamente significativo.
"En 2010, las tasas de ACV eran similares entre mujeres y hombres, lo que es distinto a datos anteriores que mostraban que las tasas de ACV son por lo general más altas en los hombres", señaló Madsen.
"También encontramos que el declive en las tasas de ACV en los hombres está conformado sobre todo por una reducción en los ACV isquémicos, un tipo específico de ACV provocado por una falta de flujo sanguíneo al cerebro como resultado de un bloqueo en las arterias o de coágulos", dijo Madsen.
Las tasas de ACV hemorrágico, provocado por sangrado en el cerebro, permanecieron estables en ambos sexos, encontró el estudio.
Los investigadores también notaron que las mujeres tenían unos cuatro años más de edad que los hombres en el momento en que sufrieron el ACV.
Los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. muestran que el ACV bajó al quinto puesto como causa principal de muerte entre los hombres, pero permanece como la cuarta causa principal de muerte entre las mujeres.
Una limitación del estudio es que no se recolectó información sobre los factores de riesgo de ACV que son exclusivos de o más comunes en las mujeres (como las migrañas y el uso de la terapia de reemplazo hormonal), dijeron los investigadores.
El Dr. Richard Libman, vicepresidente de neurología del Centro Médico Judío de Long Island en New Hyde Park, Nueva York, afirmó que los resultados del estudio son "fascinantes, pero preocupantes".
Históricamente, el riesgo de ACV ha sido más bajo en las mujeres que en los hombres. Esto ha sido así, sobre todo en las mujeres antes de la menopausia. Pero incluso tras la menopausia, cuando el riesgo de las mujeres comienza a igualarse, el riesgo de ACV ha sido inferior que el de los hombres, dijo Libman.
"Es una gran noticia que el riesgo de ACV haya declinado entre los hombres, pero el motivo de que no se haya observado el mismo declive en el riesgo entre las mujeres es un misterio", comentó.
Una explicación podría ser que las mujeres tienden a tener síntomas atípicos de ACV, en comparación con los hombres. Por ejemplo, las mujeres podrían ser menos propensas a tener debilidad o parálisis que los hombres, dijo Libman.
"Esto significa que tal vez sea menos probable que se reconozca que las mujeres están sufriendo un ACV, lo que conduce a un fracaso en la implementación de las medidas adecuadas para reducir el riesgo de un ACV futuro", señaló.
Esta es tan solo una explicación posible, dijo Libman. "Pero está claro que falta mucho trabajo para garantizar que las mujeres disfruten de los mismos beneficios de reducción del riesgo de ACV que los hombres", indicó.
El informe aparece en la edición en línea del 9 de agosto de la revista Neurology.
FUENTES: Tracy Madsen, M.D., assistant professor, emergency medicine, Warren Alpert Medical School, Brown University, Providence, R.I.; Richard Libman, M.D., vice chair, neurology, Long Island Jewish Medical Center, New Hyde Park, N.Y.; Aug. 9, 2017, Neurology