Los investigadores afirman haber identificado tres criterios que sugieren que un bebé extremadamente prematuro tiene un riesgo bajo de desarrollar sepsis, lo que podría permitir a los médicos evitar que esos bebés tengan una exposición temprana a los antibióticos.
La sepsis es una infección de la sangre, y es una afección grave y potencialmente letal.
Pero no siempre es fácil saber si estos pequeños bebés están enfermos debido a una infección como la sepsis o porque sus minúsculos cuerpos están tan poco desarrollados.
"Esos bebés pueden morir muy rápidamente de sepsis, lo que hace que sea muy difícil decidir quién de verdad necesita antibióticos", dijo el Dr. Rick Stafford, director de neonatología en el Hospital de Northern Westchester en Mount Kisco, Nueva York. Stafford no participó en el estudio.
Al mismo tiempo, los médicos intentan reducir el uso de los antibióticos innecesarios, porque cuando se administran antibióticos a alguien que no los necesita, esto aumenta el riesgo de desarrollar bacterias resistentes a esos antibióticos en el futuro, explicó Stafford.
Ahora mismo, dijo, cerca de un 90 por ciento de los bebés extremadamente prematuros podrían estar expuestos a los antibióticos en el hospital.
Para ver qué factores podrían ayudar a identificar a los bebés con un riesgo bajo de infección, los investigadores tomaron en cuenta las formas en que los bebés contraen infecciones en primer lugar. La mayoría de las infecciones provienen del útero o del canal vaginal de la madre, según el estudio.
Entonces, los investigadores plantearon la hipótesis de que los bebés nacidos por cesárea, cuyas madres no tenían señales de infecciones uterinas y no habían roto aguas, tendrían un riesgo bajo de sepsis de inicio temprano.
Luego los investigadores observaron una gran base de datos de más de 15,000 bebés extremadamente prematuros nacidos entre la semana 22 y la 28 de gestación (los bebés a término normal nacen entre la semana 39 y la 40). Casi 5,800 (el 37 por ciento) de esos bebés prematuros cumplían con los criterios de bajo riesgo.
La tasa de sepsis fue de un 0.5 por ciento en los bebés de bajo riesgo, y de un 2.5 por ciento en el grupo de comparación, mostró el estudio.
"Saber cómo usar los antibióticos de forma adecuada es algo con lo que los médicos tienen dificultades, porque los antibióticos conllevan riesgos y beneficios. Pero si no se está infectado, solo conllevan riesgos", señaló la autora del estudio, la Dra. Karen Puopolo, profesora asociada de pediatría en el Hospital Pediátrico de Filadelfia, y jefa de atención neonatal en el Hospital de Pensilvania.
"Encontramos una diferencia significativa en las infecciones confirmadas mediante cultivo entre el grupo de bajo riesgo y el grupo de comparación, con un riesgo entre un 70 y un 80 por ciento más bajo", dijo Puopolo.
Además, los investigadores también hallaron que los bebés con un riesgo bajo tenían un riesgo más alto de ciertas complicaciones a largo plazo si se les administraban antibióticos durante cinco días o más.
Los bebés con un riesgo bajo que recibieron antibióticos durante un periodo prolongado eran más propensos a desarrollar infecciones graves con hongos, a desarrollar una complicación pulmonar grave, e incluso tenían un riesgo más alto de fallecer que el grupo de comparación.
"Con todas esas evidencias, quizá los antibióticos no sean el camino más seguro", dijo Puopolo.
Pero tanto Puopolo como Stafford consideran que es probable que un cambio significativo en la práctica se tome cierto tiempo.
Y ambos dijeron que otros estudios deben confirmar estos hallazgos.
"Es difícil evitar el uso de antibióticos en esta población", comentó Stafford. "Pero esto podría lograr que todo el mundo piense de forma mucho más crítica".
Puopolo dijo que "el nuestro no es el primer grupo de datos que muestra que lo que siempre hemos creído y hecho no funciona como se esperaba. Al final, hubo peores resultados de salud".
Sugirió que si un bebé tiene un riesgo bajo, un médico podría intentar no administrar antibióticos.
"Es una decisión que siempre puede cambiarse dos horas después", apuntó Puopolo.
El estudio aparece en la edición en línea del 5 de octubre de la revista Pediatrics.
FUENTES: Karen Puopolo, M.D., associate professor, pediatrics, Children's Hospital of Philadelphia, and chief, newborn care, Pennsylvania Hospital; Rick Stafford, M.D., director, neonatology, Northern Westchester Hospital, Mount Kisco, N.Y.; Oct. 5, 2017, Pediatrics