Las noticias nos transmiten a menudo preocupación por la relación entre la salud mental y el uso de redes sociales. Mientras los expertos reclaman más investigación para saber cómo repercuten Facebook o Twitter en nuestra mente, varios estudios contradicen la idea de que estas aplicaciones sean perjudiciales y otros señalan beneficios concretos para algunas enfermedades mentales. Incluso se ha demostrado que las redes sociales pueden servir para diagnosticar trastornos graves.
Pasar horas en las redes sociales puede suponer riesgos como el aislamiento —sobre todo entre los más jóvenes— y en los medios es habitual leer la palabra adicción asociada a las redes sociales, pero los especialistas niegan que exista este trastorno y hablan de un posible uso excesivo de estas aplicaciones. La media puede llegar a las nueve horas diarias entre los adolescentes según una encuesta de Common Sense Media.
Los expertos niegan que exista una adicción hacia las redes sociales, aunque sí puede darse un uso excesivo.
En un artículo publicado por la Academia Americana de Pediatría, los médicos señalaron como principales riesgos de las redes para este colectivo el ciberacoso, el sexting —compartir contenidos de carácter sexual— y lo que denominan ‘depresión de Facebook’. Aunque no es un concepto reconocido oficialmente, los pediatras afirman que este tipo de depresión la pueden desarrollar los adolescentes y preadolescentes que pasan mucho tiempo en sitios como Facebook.
Un estudio de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU.) niega esta relación, a la vista de los resultados de una encuesta realizada a 190 estudiantes de entre 18 y 23 años. Los participantes tenían que contestar cuánto tiempo pasaban en Internet y qué páginas visitaban. La encuesta también incluía un método para detectar la depresión. Los investigadores descubrieron que los jóvenes pasaban más de la mitad del tiempo que estaban conectados en Facebook, pero no encontraron relación entre el uso de los medios sociales y la probabilidad de depresión.
Aliadas frente al suicidio
Otros problemas que suelen vincularse con un uso excesivo de las redes son la soledad y la ansiedad, pero una investigación de las universidades de Florida Central y Stetson (EE.UU.) concluyó que un mayor tiempo en estas aplicaciones no estaba vinculado con una mala salud mental.
Mediante encuestas repartidas a 467 jóvenes, los científicos averiguaron cuánto tiempo pasaban en las redes sociales, la importancia que le daban y cómo las utilizaban. También evaluaron su salud mental, los niveles de ansiedad social, soledad, disminución de la empatía e ideas suicidas.
Aunque en general no encontraron relación entre el tiempo en las redes y los diferentes parámetros de salud mental evaluados, sí hallaron una asociación entre quienes escribían de una forma conocida como vaguebooking con la soledad y los pensamientos suicidas.
El vaguebooking se refiere a publicaciones poco claras e inquietantes que preocupan a los usuarios que las leen. Los investigadores sostienen que esta forma de escribir puede ser una señal de problemas más graves. “El contenido de los mensajes podría examinarse para determinar quién presenta un mayor riesgo de depresión o suicidio”, plantea a OpenMind Chandler McClellan, investigador del Centro de Estadísticas y Calidad de la Salud Conductual, dependiente de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias de Estados Unidos.
El uso del vaguebooking en las redes sociales puede ser una señal de problemas más graves
McClellan ha dirigido una investigación en la que analizaron 176 millones de tuits publicados de 2011 a 2014 relacionados con la depresión y el suicidio. El análisis mostró varios picos en la publicación de estos mensajes, asociados con efemérides como el Día Mundial de la Prevención del Suicidio y con sucesos como la muerte de Robin Williams.
¿Es positivo que en las redes se hable de suicidio y depresión? “No sabemos si está relacionado con mejores o peores resultados en el mundo real”, puntualiza a OpenMind Ryan Mutter, compañero de McClellan y otro de los autores de la investigación. Lo que los científicos resaltan es que un mensaje de este tipo puede servir para que los tuiteros apoyen al que necesita ayuda y le indiquen sitios a los que dirigirse.
Positivas para algunos trastornos
Twitter o YouTube también pueden ser positivas para personas con trastornos mentales graves como esquizofrenia o trastorno bipolar. John Naslund, investigador en Medicina Social y Salud Global de la Escuela de Medicina de Harvard (EE.UU.), ha analizado de qué forma estos pacientes utilizan las redes sociales.
En el caso de YouTube, Naslund y su equipo descubrieron que los pacientes la usaban para sentirse menos solos, encontrar esperanza, apoyarse y defenderse. También para compartir historias personales y estrategias que les ayudaran a sobrellevar el día a día.
En cuanto a Twitter, los pacientes la utilizaban principalmente para contactar con otras personas que también tenían un trastorno mental, compartir sus experiencias y aprender nuevas estrategias a la hora de afrontarlo.
Para personas con trastornos graves como la esquizofrenia, el uso de YouTube o Twitter puede resultar positivo. Crédito: ElectroSawHQ.
Para personas con trastornos graves como la esquizofrenia, el uso de YouTube o Twitter puede resultar positivo.
A pesar de que este uso resulte positivo, el investigador de Harvard subraya que hacen falta más estudios para conocer los efectos beneficiosos y perjudiciales de las redes sociales en la salud mental.
“En nuestras investigaciones los participantes han descrito aspectos negativos de las redes, pero han mencionado que los beneficios de conectarse con otras personas superan los perjuicios”, señala Naslund a OpenMind.
Estos riesgos están relacionados con la privacidad y la seguridad, el acoso cibernético, la discriminación, el estigma, los troles y cualquier ataque que pueda herir la sensibilidad del usuario. Otro riesgo es creer que la vida de los demás es perfecta, a tenor de lo publicado en sus perfiles.
“Es importante que la gente mantenga la perspectiva al usar las redes sociales y trate de concentrarse en los beneficios de conectarse con amigos, mientras se resiste a la necesidad de comparar sus vidas con las de los demás”, recomienda McClellan.