Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, una fecha instaurada por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP, por sus siglas en inglés) y copatrocinada por la Organización de la Salud (OMS), que tiene como objetivo instalar el concepto de que el suicidio se puede prevenir. El tema de 2021-2023 es "Crear esperanza a través de la acción".
Según la OMS, uno de cada 100 fallecimientos a nivel global es por causa de un suicidio. Así lo mostró la publicación “Suicide worldwide 2019” en el que se explicitó que durante ese año se registraron a nivel mundial cerca de 700.000 muertes autoprovocadas. Cabe aclarar que cada uno de estos episodios no solo afecta gravemente al individuo, sino también a la familia y las comunidades.
El abordar la complejidad de las conductas suicidas comienza por identificar los factores de riesgo y de protección. Entre los peligros se encuentran las barreras de acceso a la atención de salud, las catástrofes, las guerras y los intentos de suicidio anteriores.
Desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sostienen que la prevención de estos hechos “no se ha abordado adecuadamente en muchos países debido a la falta de toma de conciencia sobre esta conducta como un importante problema de salud pública, lo que impide que la gente busque ayuda”.
En las Américas, el suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 20 a 24 años en las Américas. Las personas de 45 a 59 años tienen la tasa de suicidio más alta de la Región, seguidas por las de 70 años o más. A su vez, alrededor del 79% de las muertes autoprovocadas en Latinoamérica ocurren en hombres (cifra tres veces mayor a la de las mujeres).
La prevalencia del suicidio y los métodos utilizados varían de acuerdo a los diferentes países y, desde el punto de vista de la salud mental, poblaciones como los adolescentes poseen vulnerabilidades particulares, por su etapa del desarrollo.
También un reciente trabajo identificó que quienes sobrevivieron tras un tratamiento en unidades de cuidados intensivos (UCI) presentaban riesgo aumentado, un punto que hoy cobra un protagonismo extra debido a los numerosos ingresos a terapia de pacientes con coronavirus.
En materia de salud mental, desde que la OMS declaró a la COVID-19 como una pandemia en marzo de 2020, más individuos experimentan pérdida, sufrimiento y estrés, por lo que “centrarse en la prevención del suicidio es especialmente importante para crear vínculos sociales, promover la toma de conciencia y ofrecer esperanza”. Desde la OPS enfatizan en que “acercarse a los seres queridos por su salud mental y su bienestar podría salvarles la vida”.