Estudio prospectivo de médicos en formación

Variabilidad del sueño y riesgo de depresión en médicos residentes

Caracterización de cambios objetivos en el sueño y su relación con síntomas depresivos

Autor/a: Yu Fang, Daniel B. Forger, Elena Frank, Srijan Sen, Cathy Goldstein

Fuente: Digital Medicine (2021) 4:28

Introducción

La salud del sueño es una construcción multidimensional que incluye parámetros más allá de la duración del sueño, como el tiempo y la regularidad. La estabilidad del horario de sueño y vigilia a lo largo del tiempo es un factor particularmente importante que contribuye a la salud. Aunque la interrupción del ritmo circadiano se asocia con mala salud mental, el rol de la variabilidad del sueño aún no está claro.

El primer año de formación médica (residencia) es una rara circunstancia marcada por un aumento brusco de la carga de trabajo y horarios cambiantes que abarcan las 24 horas del día.

Además, la prevalencia de depresión aumenta drásticamente después de su inicio. Por lo tanto, puede actuar como modelo prospectivo para comprender mejor la relación entre la variabilidad del sueño y el estado de ánimo en una población más amplia.

Los avances tecnológicos permiten medir objetivamente el sueño a través de un registro pasivo, en tiempo real, con un mínimo gasto o carga de usuario. Los dispositivos de seguimiento del sueño multisensoriales y de muñeca proporcionan estimaciones de los patrones de sueño durante extensos periodos de tiempo en individuos bajo circunstancias de demanda como la formación médica.

Además, las plataformas móviles permiten la entrada en tiempo real de los síntomas auto informados. Por lo tanto, el uso de la tecnología permite caracterizar de forma más completa el sueño, mientras que se evalúa el estado de ánimo, para identificar las alteraciones específicas del sueño que contribuyen a la depresión.

Utilizando una muestra de más de 2000 sujetos y un dispositivo de seguimiento del sueño multisensorial, se buscó:

1) Caracterizar los cambios en el sueño objetivo, monitoreado durante la transición por la pasantía.

2) Identificar las características objetivas específicas del sueño asociadas con depresión en el transcurso del año de pasantía.

3) Evaluar el impacto de los cambios diarios en la duración objetiva del sueño y en el tiempo de sueño-vigilia en el estado de ánimo al día siguiente.

Se planteó que la disminución de la duración del sueño y la mayor variabilidad en el tiempo de sueño-vigilia durante esta transición se asociaría con un estado de ánimo más bajo y más síntomas depresivos.

Resultados

La cohorte de estudio constó de 2115 pasantes (56% mujeres; edad 27,5 ± 2,4 años). Se aplicó el Cuestionario de Salud del Paciente (CSP-9) al inicio y durante la pasantía, con un puntaje ≥ 10 definiendo síntomas de depresión.

Con el inicio del estrés de las pasantías, los médicos experimentaron una reducción significativa del tiempo total de sueño (TTS) de 24 h (17 min) y un avance en el ritmo de sueño, acostándose alrededor de media hora después. Además, hubo un aumento significativo en la desviación estándar (DE) de la duración (16 min) y el tiempo de sueño (hora de acostarse, 1 h 53 m; tiempo de vigilia, 1 h 30 min) con la transición al año de prácticas.

Las puntuaciones medias del CSP-9 durante el año de pasantía oscilaron entre 0 y 25,5. En promedio, por cada hora de disminución del TTS de 24 h, el puntaje CSP-9 empeoró en 0,11 puntos. Un efecto aún mayor se observó para la variabilidad de la duración del sueño; por cada hora de aumento en la DE del TTS de 24 h, el CSP-9 empeoró en 0,4 puntos. La mediana de la hora de acostarse se asoció con depresión; cuanto más tarde el inicio del sueño, más síntomas depresivos.

La mayor variabilidad en el tiempo de vigilia también se asoció con mayores puntuaciones de síntomas depresivos. Cuando todos los factores se tomaron juntos, la menor media de TTS de 24 h y de variabilidad a la hora de acostarse y la mayor variabilidad en el TTS de 24 h y el tiempo de vigilia se asociaron con puntuaciones más altas de síntomas depresivos.

En general, la variabilidad de las medidas de sueño y los niveles medios de las medidas de sueño tuvieron un valor predictivo similar para las puntuaciones de síntomas depresivos.

De 2115 sujetos, 358 obtuvieron puntajes promedio de CSP-9 durante la pasantía por encima de los criterios de depresión (≥10). En comparación con los 1757 sujetos restantes no deprimidos, no difirieron significativamente en la media o mediana de cualquier medida de sueño, pero tuvieron una variabilidad significativamente mayor en las mismas.  

Por otro lado, el aumento del TTS de 24 h del día previo y del tiempo de vigilia posterior se asoció con una mejoría del estado de ánimo al día siguiente. Por el contrario, acostarse más tarde se asoció con peor estado de ánimo al día siguiente. Además, la variabilidad en el TTS de 24 h y el tiempo de vigilia se asoció con disminución del estado de ánimo al día siguiente. La variabilidad en la hora de acostarse entre noches no mostró un impacto significativo en el estado de ánimo.

Discusión

Esta investigación reveló que en los médicos en formación, la reducción total de las horas de sueño y el atraso de la hora de acostarse, y aún más prominente, la mayor variabilidad en el tiempo total de sueño y de vigilia, se asociaron con aumento de los síntomas depresivos.

Diariamente, la reducción de la duración del sueño, acostarse más tarde, despertarse más temprano y los grandes cambios en el tiempo total de sueño y en la hora de despertarse fueron perjudiciales para el estado de ánimo del día siguiente.

La variabilidad intraindividual (VII) cuantifica la variación diaria de la media de los parámetros del sueño medidos en múltiples días, y la mayor VII puede ejercer un impacto negativo en una variedad de resultados. Las circunstancias laborales extremas impuestas a los pasantes proporcionan un modelo para evaluar de manera integral el impacto de la variabilidad del sueño en el estado de ánimo, que puede ser difícil de capturar en la población  general.

Según lo planteado, la menor duración del sueño se asoció con un aumento de las puntuaciones de depresión (CSP-9) durante el año de pasantía. Esto amplía hallazgos anteriores que demostraron que la corta duración del sueño se asocia con depresión en médicos en formación. Sin embargo, la variabilidad en la duración del sueño demostró una influencia aún más fuerte en la puntuación CSP-9, con una relación sólida entre la DE de la duración del sueño y las puntuaciones de depresión, a pesar del ajuste para el TTS de 24 h.

Con respecto a la hora del sueño, la hora de acostarse pero no la de levantarse se asoció con depresión. Esto puede indicar que el insomnio del inicio del sueño o el cronotipo vespertino se asoció con peor estado de ánimo durante la pasantía, dada la conocida asociación entre el trastorno de la fase de sueño-vigilia tardía y la depresión. Sin embargo, después de ajustar por la duración del sueño, esta asociación ya no fue significativa y sugiere que la pérdida de sueño es un potencial factor subyacente a este hallazgo.

Una mayor variabilidad en la hora del despertar se asoció con peores puntuaciones de depresión mientras que, por el contrario, la variabilidad aumentada a la hora de acostarse mejoró las puntuaciones. Debe considerarse que la hora de acostarse es más dependiente de la selección individual o la propensión biológica, mientras que el tiempo de vigilia está fijado por demandas externas y específicas de esta población, variables en función de la carga de trabajo.

En la población general, este concepto se destaca por el jet lag social, que describe el patrón de duración más prolongada del sueño en días libres que en días laborales o escolares, siendo más pronunciado en individuos con preferencia circadiana vespertina.

Una hipótesis para explicar la asociación de mejores puntuaciones de depresión con un momento del sueño más variable, es que, en personas que no modifican con éxito su hora de acostarse, las mayores variaciones en el tiempo de vigilia resultan en duraciones del sueño más variables (y cortas), lo que es perjudicial para el estado de ánimo.

Por el contrario, las personas que varían con éxito la hora de acostarse en respuesta a los cambios en los tiempos de vigilia  mantienen duraciones del sueño más estables y prolongadas, y, por lo tanto, mejor ánimo.

Al día siguiente, el estado de ánimo empeoró por duración más corta del sueño, despertar más temprano y acostarse más tarde. Al controlar por la duración del sueño del día previo, el momento de sueño, y el humor, los cambios en el tiempo total de sueño y el tiempo de vigilia también se asociaron con una reducción del estado de ánimo al día siguiente. Los cambios en la hora de acostarse no impactaron en el ánimo del día siguiente, sugiriendo que estos cambios son relevantes para el ánimo sólo en el contexto de su efecto sobre la duración del sueño.

Los hallazgos apoyan la conclusión de que la VII de varias medidas de sueño pueden ser más perjudiciales para la salud mental (y otras condiciones) que el sueño insuficiente solo, potencialmente a través de la alteración circadiana. La alerta y el sueño son óptimos en calidad y duración cuando se intenta la vigilia durante el tiempo de alta señal de alerta circadiana y el sueño coincide con el período de secreción pineal de melatonina y temperatura corporal central reducida.

Cuando fuerzas externas dictan ritmos de comportamiento fuera de alineación con el ritmo circadiano endógeno, el sueño y el estado de ánimo se deterioran. El detrimento de las alteraciones circadianas del estado de ánimo es evidente en los trabajadores por turnos, que sufren la manifestación más profunda y crónica de desalineación circadiana.

Es importante considerar como limitación de este estudio que si bien la relación temporal entre la variabilidad del sueño y la depresión puede ser valiosa, potenciales factores no medidos, como la actividad física y el consumo de cafeína, pueden impedir sacar conclusiones sobre la causalidad. Futuros ensayos aleatorios evaluarán definitivamente si la disminución de la variabilidad del sueño reduce la depresión.

Estos hallazgos proporcionan una base necesaria para informar estructuras de programación institucional y guiar medidas de autogestión para mejorar el sueño y la alineación circadiana dentro de los límites de una carga de trabajo exigente con el objetivo final de optimizar la salud mental.

Nuestra sociedad actual está conectada a escala global, lo que ofrece oportunidades de trabajo y redes sociales durante las 24 horas del día, a menudo a expensas de un sueño suficiente y constante.

Por lo tanto, incluso en el contexto de tamaños de efecto pequeños, estos hallazgos tienen valor clínico. Al identificar la variabilidad en la duración y el tiempo del sueño como un factor potencial asociado con el estado de ánimo, este comportamiento modificable podría considerarse de manera más amplia como parte de un enfoque multifacético para optimizar la salud mental en poblaciones adultas en general.