Crononutrición

Proponen un nuevo enfoque para abordar el trastorno por atracón

Una investigación realizada por investigadores de la UNQ sugiere la importancia de evaluar los perfiles circadianos en pacientes con trastornos alimentarios.

¿Existe relación entre dormir y comer? ¿El trastorno por atracón puede ser un trastorno circadiano?

Una investigación realizada por científicos de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), que fue publicada en la revista internacional Frontiers, hace foco en la importancia de evaluar los perfiles circadianos en personas que padecen este tipo de trastorno alimentario.

Se entiende como ritmos circadianos a aquellos ritmos biológicos que se repiten en intervalos con cierta periodicidad, y cuya unidad de medida es de un día aproximadamente. En consecuencia, regulan el cuerpo, incluyendo el apetito y el sueño.

El trabajo, realizado en el marco del Laboratorio de Cronobiología de la UNQ, pone énfasis en poder diferenciar la amplia gama de trastornos alimentarios que van desde patrones restrictivos de alimentación, como la anorexia nerviosa, hasta el espectro de alimentación compulsiva, como la bulimia nerviosa, el síndrome de comer de noche y el trastorno por atracón, ya que muchos aspectos de estos trastornos son modulados por el sistema circadiano, como el horario de las comidas, el estado de ánimo, el comportamiento compulsivo y la calidad del sueño.

En esa dirección, el trabajo se enfoca en una revisión bibliográfica que explora los principales aspectos fisiológicos controlados por el sistema circadiano que afectan o son afectados por el trastorno por atracón, y cómo el sistema circadiano puede jugar un papel importante en el desarrollo de nuevos estudios.

¿Qué es un trastorno por atracón?

En diálogo con la Agencia de noticias científicas de la UNQ, Santiago Plano, investigador del Laboratorio de Cronobiología de la UNQ y uno de los autores del trabajo, lo explica así: “Es un trastorno alimenticio que, definido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, se caracteriza por episodios de ingesta compulsiva, es decir, comer mucha cantidad de alimentos en un periodo corto de tiempo. Y, sobre todo, la pérdida de control sobre esta ingesta, que tiene un componente impulsivo muy grande”.

Según detalla, el trastorno por atracón solía ser diagnosticado como un subtipo de bulimia nerviosa pero fue reconocido posteriormente como un trastorno con entidad propia debido a sus diferencias. Las personas que sufren este trastorno no se autoprovocan el vómito, no utilizan diuréticos o laxantes, no realizan ejercicio intenso ni cualquier otra conducta de compensación, de ahí que presenten altos índices de obesidad.

Para el especialista, los atracones tienen diferentes características que están controladas por el reloj circadiano. “Una es la compulsividad, que lleva a la persona a una conducta adictiva. Pero también están asociados a diferentes trastornos del sueño”, asegura. Y ejemplifica: “Se da un efecto como el de la serpiente que se muerde la cola, en el cual los pacientes duermen mal de noche porque tienen atracones durante la noche.

Es decir, tienen despertares con esta pulsión por ir a comer; y eso refuerza el dormir mal, y lo que se denomina desórdenes circadianos”.

El reloj que le habla al cuerpo

El sistema circadiano controla diferentes funciones corporales cíclicamente a lo largo del día. Es como un reloj que le dice al cuerpo qué hora es y qué es lo que tiene que hacer para sincronizarlo con el ambiente y para que el cuerpo pueda actuar preventivamente en sucesos que van a ocurrir en el ambiente de cada persona. ¿Qué pasa cuando ese reloj está desfasado del ambiente y del comportamiento? Se produce un trastorno circadiano.

En ese momento “es cuando se empieza a ver que puede haber una vinculación entre los trastornos circadianos y el trastorno por atracón. O puede haber una doble vía, una comunicación, entre los trastornos circadianos y el trastorno por atracón, donde se retroalimentan”, dice Plano.

El autor explica que para la realización de la investigación se centraron en dos trastornos circadianos: estar levantados en un horario en que el cuerpo está mayormente preparado para dormir y el comer en horarios en que el cuerpo no está preparado para recibir alimentos. “La ingesta de muchas calorías en horarios nocturnos predisponen al cuerpo, le ponen una carga de tareas metabólicas que tiene que realizar para asimilar esos alimentos, que no son propias de la noche, y le van corriendo el horario y retroalimentando este trastorno circadiano. Es ahí cuando aparece la idea de que el trastorno por atracón podría estar originado o estar reforzando un trastorno circadiano”.

Una mirada desde la cronobiología

“Desde hace algún tiempo está en boga el concepto de crononutrición, es decir, la importancia que tiene el horario para considerar la alimentación, con una nutrición saludable e, incluso, para la prevención de algunas enfermedades metabólicas como el sobrepeso y la obesidad”, plantea a la Agencia de noticias científicas de la UNQ, Diego Golombek, doctor en Biología y director del Laboratorio de Cronobiología de la UNQ.

Y agrega que dentro de esto, “también tenemos extremos: el grupo de pacientes que tienen atracones, es decir, que comen sin un límite razonable”. En ese sentido sostiene que no está clara la definición del atracón per se. Y se pregunta: ¿Es solamente la intención y la recompensa por una ingesta masiva o se relaciona con un horario del día, con un cronotipo de las personas, o sea, si son más matutinas que vespertinas, y con el reloj circadiano? “Esto es lo que nosotros consideramos en el trabajo”, destaca.

En esa dirección, aclara que la investigación es, básicamente, un llamado a más investigaciones a que den cuenta si el concepto de atracón, o sea, la ingesta excesiva de comida en un tiempo determinado o pequeño, está relacionada con el reloj circadiano.

“La idea es que si podemos fortalecer el sistema circadiano y sacarlo de ese círculo vicioso, podríamos fortalecer la terapéutica sobre el síndrome de atracón, porque la obesidad y los trastornos del sueño que caracterizan en parte al síndrome del atracón tienen un fuerte componente circadiano. Nuestro estudio busca incorporar esta visión para el diagnóstico y la terapéutica”, concluye Plano.