La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en el mundo desarrollado. En España, el 26,4% de los decesos responden a ella, según las últimas cifras presentadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Varios son los factores que hacen que una persona aumente sus posibilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular a lo largo de su vida. Algunos de ellos son el tabaquismo, la hipertensión arterial, el sobrepeso y la obesidad, la diabetes, la falta de ejercicio físico, y la mala alimentación, entre otros.
Si bien la mayoría de ellos son modificables, adoptando hábitos de vida saludables y llevando un buen control, no todos dependen de uno mismo.
A partir de la investigación científica, se ha descubierto un nuevo factor de riesgo cardiovascular que impacta sobre los bebés durante la gestación: el entorno fetal concreto.
En el marco del 69° Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP), se ha expuesto que, de acuerdo a cómo sea el entorno fetal, que responde a las condiciones con las que se encuentra un feto a lo largo de su vida intrauterina, éste estará sometido a un riesgo cardiovascular superior al del resto.
Tal y como ha expuesto la doctora Lucía Deiros Bronte, médica adjunta del Servicio de Cardiología Infantil del Hospital Universitario La Paz (Madrid), en el Congreso AEP, “si durante el embarazo la madre presenta ciertas condiciones, como son el crecimiento intrauterino retardado, la diabetes mellitus mal controlada, u otras causas que sobrecarguen el corazón fetal, podría marcar una impronta en el corazón del feto con cambios anatómicos y funcionales que se relacionen en el futuro con eventos cardiovasculares, incluso en la vida adulta”.
Aunque el bebé nazca sano, si se han dado las mencionadas condiciones durante la gestación, éste estará sometido a un riesgo cardiovascular superior al resto.
Por ello, para la cardióloga fetal, contar con esa información “es muy importante, porque saber quiénes están expuestos a un mayor riesgo cardiovascular nos permite llevar a cabo actuaciones, tanto en la infancia como en la vida adulta, para disminuir las posibilidades de estos pacientes de sufrir un infarto o cualquier otro evento cardiovascular”.
La malformación congénita más frecuente: la cardíaca
Otros bebés, concretamente entre 6 y 12 por cada 1.000 nacidos vivos, vienen al mundo con anomalías en el corazón. Este órgano es el primero en formarse y resulta esencial para el buen funcionamiento del resto del organismo, porque es el que aporta el oxígeno.
“La malformación cardíaca es la causante de hasta el 50% de morbilidad grave por malformación en el recién nacido”, apunta la experta.
Muchas de las cardiopatías congénitas ya se pueden ver en el primer trimestre de embarazo, con la prueba de screening obstétrico que se hace a todas las embarazadas en la semana 12, pero el corazón sigue desarrollándose, por lo que conviene seguirlo de cerca.
En caso de malformación cardiaca, se realizará una ecocardiografía fetal alrededor de la semana 18, aunque, en ciertas madres con factores de riesgo, se puede adelantar.
Durante la mesa de debate del 69° Congreso AEP, Deiros Bronte subrayó: "Gracias a la tecnología de imagen avanzada de la que disponemos, de la mayor implicación de cardiólogos fetales, y de la ampliación de unidades multidisciplinares, la precisión del diagnóstico es de hasta el 90%”.
Esta altísima fidelidad diagnóstica resulta fundamental, como concluye la doctora, “para poder hacer un correcto asesoramiento a los padres de qué implicaciones tendrá esa cardiopatía en la calidad de vida que va a tener su hijo y si va a precisar intervención quirúrgica, ofreciéndoles todas las posibles opciones en la gestación para que puedan decidir. Es necesario destacar que el diagnóstico prenatal disminuye las complicaciones de los futuros bebés con cardiopatías; esto se consigue tras realizar un plan de parto especializado que decide donde debe nacer ese bebe y, si va a precisar un tratamiento médico especializado inmediatamente tras el parto”.