Arqueología

La “Venus” de Willendorf a un siglo de su descubrimiento

La representación idealizada de la mujer desde la prehistoria. Un artículo del profesor Manuel Luis Martí.

Autor/a: Dr. Manuel Luis Martí *

La historia comienza con la invención de la escritura, cuando el hombre puede dejar su palabra con un destino de permanencia. Esto ocurrió hacia el año 3500 a. C., en Sumeria, al sur de la Mesopotamia, cuando sus habitantes inician la escritura cuneiforme.

La etapa anterior a la historia es la prehistoria, que se puede investigar mediante el estudio de los instrumentos de trabajo, monumentos u otros restos que quedan como testimonio del paso del hombre sobre la Tierra.

La ciencia que se ocupa de esta época se llama arqueología.

La prehistoria se divide a su vez , para su estudio, en dos edades, según los materiales empleados para fabricar las herramientas:

-la edad de piedra

-la edad de los metales

La edad de piedra se divide a su vez en tres períodos

1) Paleolítico,
2) Mesolítico
3) Neolítico.

El paleolítico, que significa:”Edad Antigua de la Piedra”, se caracteriza por utilización de la piedra sin pulimentar,  y abarca desde la aparición del hombre sobre a superficie de la Tierra hasta  el 8.000 a. C.

El paleolítico (1) se divide a su vez en tres subperíodos:

-el inferior
-el medio, y
-el superior

Desde el punto de vista geológico el paleolítico ocurre en la era cuaternaria superior, en la glaciación Würm.

El que interesa más especialmente es el paleolítico superior que transcurre entre los años 40.000 hasta  los 11.000 a. C.

Aquí, el hombre habita en cuevas, es nómade, es cazador- pescador y recolector, y utiliza la piedra para fabricar hachas, puntas de flechas y cuchillos.

En el paleolítico superior es cuando aparecen las primeras manifestaciones artísticas humanas y , en ese sentido, se distinguen tres culturas:

- la auriñaciense,
- la solutrense y
- la magdaleniense.

En la cultura auriñaciense se produce la aparición de las pinturas rupestres, de las cuales hay numerosos ejemplos en gran parte de los países europeos, con figuras zoomorfas y representaciones de manos, como también existen en el sur de nuestro país, en las zonas cercanas a la cordillera de los Andes.

El creador de estas obras es el Homo Sapiens sapiens, capaz de reproducir la realidad que lo rodea, en muchas ocasiones con verdadera maestría.

Como se trata de pueblos cazadores, los animales son los más representados con una intencionalidad mágica y simbólica.

Durante los períodos auriñaciense y solutrense aparece asimismo el arte mobiliario o de escultura.
En el auriñaciense la escultura es de piedra, hueso y marfil de mamut.

Las “Venus”

Aparecen en esta época unas figuras humanas de sexo femenino, de pequeña talla, que actuaban seguramente como amuletos para favorecer la fecundidad o la capacidad de procreación.

Se han hallado hasta el presente medio centenar de estas piezas.

La primera “Venus” descubierta, lo fue por el Marqués Paul de Vibraye quien encontró en 1864 una pequeña escultura de marfil a la que bautizó irónicamente con el nombre de la diosa del amor. El hallazgo ocurrió en Francia, en la Dordoña en el pueblo de Laugerie-Basse, situado en el valle de Vezere.

Por tener muy marcados los genitales, la llamó “Venus Impúdica”, en contraposición con las esculturas clásicas de la diosa, tal como la Afrodita de Cnido, de Praxíteles o la Venus Capitalina romana.

En 1893, Edouard Piette, descubre en la zona pirenaico-aguitana, en la Grotte du Pape, la que llamó Venus de Brassempouy, estatuilla tallada en marfil de 3.5 cm de altura, ya que se conserva solamente en el cuello y la cabeza, y en donde aparecen los rasgos del primer retrato humano que se conoce.

La Venus de Brassempouy se encuentra en la actualidad en el museo de Antiguedades Nacionales de Saint Germaine-en-Laye, en Francia.En 1897 el erudito Salomón Reinach dio a conocer la Venus de Grimaldi o La Polichinela, datada hacia el 24.000 a. C.

De 8.1 cm, tallada en esteatita, y que  representa a una mujer en evidente estado de gravidez- La Venus fue encontrada en la Cueva del Príncipe, en Grimaldi, en la Liguria, Italia, y  se halla asimismo en el Museo de Saint Germain-en-Laye, en Francia.

Otras Venus reconocidas son la de Dolmi-Vestonice, de 11cm hallada en Moravia, República Checa y datada en el 24.000 aC.

Existen también otras figuras más cercanas en el tiempo.

Rasgos comunes de las diferentes Venus

En general se trata de pequeñas estatuillas que caben en la palma de la mano y que corresponden a la representación de un ser humano del sexo femenino con algunas partes de la anatomía exageradamente deformadas.

Las mamas, el abdomen, las nalgas y la vulva son de un tamaño exagerado en tanto aparecen en forma rudimentaria los miembros superiores y los pies, a menudo ausentes.

Los rasgos faciales no se encuentran detallados y, habitualmente, son inexistentes.

Es muy notable que en los hallazgos de las pequeñas estatuillas desde el Mediterráneo hasta los Urales aparezcan características comunes a todas, tales como la exageración de ciertas regiones de la anatomía (siempre las mismas) y la esquematización de otras.

Los hallazgos más trascendentes corresponder a la época de los 20.000 aC, si bien se pueden observar rasgos similares hasta los 5.000 a. C. en otras figuras encontradas en diferentes regiones europeas.

La uniformidad de los caracteres hace presumir una similar estructura de pensamiento del hombre primitivo con una idea de la mujer también equivalente, en donde lo que predomina son sus capacidades de reproducción y de nutrición.

La Venus de Lespugue

Es la más conocida después de la Venus de Willendorf y fue descubierta en l922 por R. y S. de Saint Périer en la cueva de les Rideaux, en la localidad de Lespugue, en el Alto Garona,  se calcula que fue realizada entre el 25.000 y el 18.000 a. C. y pertenece al período auriñaciense.

Al ser descubierta fue dañada y se la reconstruyó con algún defecto.

Se trata de un cuerpo de 14,7 cm de alto, 6,0 cm de ancho y 3,6 cm de grosor, tallado en marfil de colmillo de mamut; su aspecto es más grácil que el de su homónima de Willendorf.

Presenta una cabeza ovoide y un cuello delgado, con una gran magnificación de las mamas, el abdomen, la pelvis y las nalgas. Se trata de una figura esteatopígica, por el gran desarrollo posterior.

Los miembros superiores aparecen atróficos, los muslos muy marcados y, como ocurre con muchas de estas estatuillas, la figura carece de pies.

Es evidente que las partes no vinculadas con la fertilidad y la nutrición infantil no fueron tenidas en cuenta por el ejecutor de la obra.

La Venus de Lespugue se encuentra expuesta en el Museo del Hombre, en París.

La Venus de Willendorf

Pero es ,sin duda, la Venus de Wllendorf, la más conocida de todas estas estatuillas prehistóricas de la cultura auriñaciense.

Fue encontrada en 1908 por el arqueólogo Josef Szombathy, en una terraza a treinta metros sobre el Danubio, cerca del pueblo de Willendorf, en Austria, aunque la primera  noticia sobre su descubrimiento provino del antropólogo norteamericano George Grant MacCurdy, profesor de la Universidad de Yale que estuvo ese año visitando a Szombathy en Viena y cuando volvió a la Universidad contó acerca de su hallazgo.

La estatuilla salió a la luz a raíz de unos trabajos para la obra de un ferrocarril.

En un primer momento se pensó que la escultura había sido hecha entre los años 15.000 y 10.000 a. C. En los sesenta, la fecha fue revisada y se la dató entre los25.000 y 20.000 a. C, y en los ochenta entre los 30.000 y los 25.000 a. C.

En el lugar de la excavaciones en Willendorf se encontraron nueve capas estratificadas de culturas diferentes y, en investigaciones recientes se determinó que la estatuilla se encontró en el llamado Asentamiento II, cuya estratigrafía se extiende desde la época auriñaciense hasta la magdaleniense, más cercana en el tiempo.

Estos hechos permiten datar a la imagen hacia el año 24.000 a. C., en la Edad del Hielo, en un paisaje de estepa.

Aunque parezca mentira, el yacimiento ha sido poco estudiado desde el descubrimiento y sólo a partir del 2006 recomenzaron los estudios multidisciplinarios que involucran a biólogos, geólogos e investigadores de otras disciplinas.

Hacia la misma época, en 1908, se descubrió en una cueva de Laussel, en la Dordoña, un bajo relieve con una figura similar que se encuentra en el Museo de Bordeaux.

La Venus de Willendorf, de 11,1 cm de altura , fue esculpida en una piedra caliza que no pertenece a la región del hallazgo, y está coloreada con un ocre rojizo.

La imagen es la de una mujer obesa con un abdomen prominente que, sin embargo, no oculta sus genitales externos, que se encuentran muy visibles y detallados en su exterior, sin vello púbico.

Una faja adiposa continúa el abdomen hacia la zona posterior. Las regiones glúteas no son exageradas sino más bien planas, contrariamente a otras Venus prehistóricas con nalgas prominentes y que Edouard Piette denominó esteatopígicas, en consonancia con las características de las tribus hotentotes de África.

Las mamas son redundantes, sin pezones, y  los miembros superiores, muy atróficos, parecen descansar sobre las mamas.

La cabeza descansa sobre un cuello casi inexistente y tiene como característica, común a otras Venus, que los rasgos faciales están ocultos.

Vista de perfil, la impresión es que mira hacia abajo, y se pueden observar siete círculos presuntamente de pelo que rodean completamente la cabeza , que tienen mayor volumen hacia la nuca y semejan bucles o rizos.

Los  miembros inferiores son también gruesos, se aguzan hacia la parte inferior y los pies no están señalados, tal como ocurre con otras Venus similares. El ombligo se encuentra muy bien delineado en el centro del abdomen.

Están magnificadas, como en otras estatuas similares, las zonas del organismo vinculadas con la reproducción y con la crianza de niños, constituyendo en conjunto una serie de factores para un fallo eugénico positivo en la mente del hombre primitivo.

Si bien era ampliamente conocida, la Venus de Willendorf estuvo celosamente custodiada en una caja de seguridad  hasta 1998. En ese año se mostró por primera vez al público en una exposición arqueológica en el palacio de Schönbrunn y, a partir de esa época , se encuentra en el Museo de Historia Natural de Viena.

Significado de la Venus de Willendorf

Alrededor de la escultura se han tejido numerosas hipótesis, algunas más aceptables que otras.

Se podría pensar que se trata de un retrato de una mujer determinada; sin embrago, la carencia de rasgos faciales y la repetición del estilo en diferentes culturas permiten descartar esta hipótesis.

Existe la posibilidad de que la estatuilla sea la representación de una diosa y algunos autores propusieron que se trataría de la Madre Tierra, concepción común en diferentes culturas mucho más cercanas en el tiempo. Esta hipótesis se hace menos creíble al recordar que los hombres que la tallaron no eran agricultores, ya que la agricultura comienza en el 10.000 a. C. en la Anatolia Central, en el Asia Menor, y llegó miles de años después a la Europa central y  septentrional.

Lo más probable es que se trata de la representación idealizada del sexo femenino con su capacidad de engendrar vida, subrayándose las cualidades que más favorecen a ese objetivo, como son las caderas anchas, que permitirían el crecimiento natural del producto embrionario; las grandes mamas, garantía de lactancia abundante, y el panículo adiposo redundante, como testimonio de reserva energética y seguro de supervivencia.

Los rasgos faciales y los miembros tendrían menos importancia para el objetivo básico y, por lo tanto, no sería necesario representarlos en detalle.

El tamaño de la estatua, sólo algo más de 11 centímetros, y la imposibilidad de colocarla en posición vertical en bipedestación, por la ausencia de pies, permiten suponer que la misma era un tipo de amuleto para llevar en la mano, ya que cabe muy cómodamente en la palma.

La “Venus” nos debe hacer reflexionar, asimismo, sobre el papel de la mujer en las sociedades nómades primitivas, cazadoras-recolectoras, en donde las actividades fundamentales para a la sobrevida estaban a cargo del hombre, en tanto la mujer mantenía el hogar en donde se encontrara.

♦ El nombre de “Venus” dado a estas reliquias pertenecientes al hombre inmediatamente posterior al de Neanderthal, que muestran por primera vez el cuerpo de un ser humano, tuvo un dejo irónico, pues la intencionalidad de los artistas prehistóricos no parece estar en la representación de la belleza, al menos como la entendemos hoy, si bien resulta imposible descifrar las inclinaciones estéticas de nuestros predecesores.

En muchos ambientes la denominación de “Venus” es reemplazada hoy por la de “Mujer”.

Estos personajes nos observan desde el fondo del mundo con la incógnita del  eterno femenino y, en el caso de la Venus de Willendorf, nos da la bienvenida cada mes en la primera página de “Persona” de la mano de Ricardo Rabinovich-Berkman.


Bibliografía básica.

• BREZILLON M.  Dictionnaire de la Prehistoire. Ed. Larrouse, Paris, 1969.
DELPORTE H. L’objet d ?art prehistorique. Ed. de la Reunion del m usees nationaux. Paris, 1981.
WITCOMBE C L C E. Women in prehistory. The Venus of Willendorf. http://Witcombe.sbc.edu/willendorf/
DOBRES M-A Veus figurines. En Fagan BM. The Oxford University Press, Oxford, 11996.
MaCCURDY G. Some recent palelithic discoveries. American Archeologist 10:643, 1908.
RICE P C. Prehistoric Venuses: Symbols of Motherhood ro Woomanhood. J.Anthopological res. 37:402, 1982.
Fotografías de Julián Martí sobre replicas propiedad del autor.

 Dr. Manuel Luis Martí *

* Médico, Catedrático de la Universidad de Buenos Aires, Académico de número de la Academia Nacional de Medicina (Argentina)
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