Los pacientes en estado crítico están internados en unidades de terapia intensiva (UTI) enfrentando con temor su enfermedad; rodeado por ruidos fastidiosos provenientes de la pulsación de los ventiladores y monitores; invadidos por la asistencia necesaria de las enfermeras y escuchando, si está despierto, conversaciones extrañas y técnicas. Los profesionales murmuran acerca de él, pero estos pacientes están principalmente solos, separados de sus seres queridos por las políticas restrictivas de la UTI respecto de las visitas, excepto en los momentos rígidamente pautados o con el permiso extraordinario del equipo de UTI. La restricción de las visitas en las UTI no es parte del cuidado, considerada ni necesaria.
La restricción del horario de las visitas hospitalarias comenzó hacia fines de la década de 1980 para los pacientes sin seguro médico, con el fin de establecer orden y organizar las guardias generales. Durante muchas décadas después, los pacientes con cobertura médica tenían derecho a recibir visitas libremente, en casi cualquier momento, en sus habitaciones privadas o semiprivadas. Sin embargo, en la década de 1960, en un esfuerzo pro proteger al paciente y la familia del cansancio proveniente de recibir demasiados visitantes (Kenneth Ludmerer, MD, Washington University, comunicación oral, 23 de abril de 2004), los hospitales instituyeron horarios de visita más amplios para pacientes con cobertura y sin ella, tanto internados en UTI como en las guardias generales.
En la actualidad, la mayoría de los hospitales ha flexibilizado las normas de visita en las unidades de cuidados intermedios, pero siguen siendo estrictas para las UTI, a pesar de que cada vez se es más conciente de lo importante que es la presencia del familiar en la atención del paciente, y a pesar de que el equipo de salud hospitalario reconoce cada vez más los derechos y la capacidad de los pacientes para dar consentimientos informados. Quizá la pregunta a ser respondida sea “¿quién es el visitante que visita a cuál paciente”? En un esfuerzo por estabilizar los detalles de las operaciones en la UTI, los hospitales y los profesionales dejaron de lado el hecho real de que ellos son visitantes en las vidas de los pacientes y no los otros.
Hace varios meses, el Institute for Healthcare Improvement (IHI) invitó a un número de hospitales a tratar de mejorar la atención en UTI dejando sus puertas abiertas en el sentido de establecer un régimen de visitas totalmente irrestricto. Varios aceptaron y se prestaron a compartir lo que aprendieron luego de haber implementado normas de visitas abiertas.
Aun con la propuesta de liberar las horas de visitas en UTI, solo su implementación genera una resistencia considerable entre las enfermeras y médicos, quienes están preocupados por 3 temas principales: el mayor estre´s fisiológico de los pacientes, la interferencia la con atención del paciente y el cansancio físico y mental de la familia y los amigos. Mientras estos problemas parezcan razonables, la evidencia de las experiencias recientes en el trabajo hospitalario con el IHI como así de un número pequeño pero creciente de publicaciones, hablan de una realidad bastante diferente.
Estrés fisiológico para el paciente. El problema de que el paciente debería quedarse solo para descansar acepta en forma errónea que la presencia de la familia al lado de la cama le causa estrés. La literatura empírica indica que la presencia de la familia y los amigos tiende a reasegurar y calmar al paciente, brindando una organización sensorial y un ambiente de sobreestimulación y familiaridad al entorno extraño. Las visitas y de familiares y amigos no suele aumentar el nivel de estrés de los pacientes, si se toma como parámetro la tensión arterial, la frecuencia cardíaca y la presión intracraneana, pero puede disminuirlos. Por otra parte, la visita de enfermería es común que aumente el estrés.
Sin embargo, el hecho de haber liberado las horas de visitas puede no ser bueno para el paciente. El objetivo no es la implementación universal de las políticas de visitas irrestrictas en UTI, sino más bien alcanzar el control de los pacientes de acuerdo con las circunstancias de su propio cuidado. . Es importante que los pacientes puedan decidir quién puede visitarlos y cuándo, y que para que esto se cumpla es necesario que no haya una restricción universal fuera del control de cada pacientes y su familia. En su lugar, para los pacientes que no pueden determinar sus propias horas de visita, estas decisiones serán tomadas por la familia y amigos. En otras circunstancias, las preferencias familiares pueden control apropiadamente la decisión.
Barreras para la prestación de cuidados. El otro problema es que la presencia irrestricta de uno de los seres queridos al lado de la cama hará más difícil el trabajo de las enfermeras y médicos y puede interferir con las prácticas médicas y de enfermería. Sin embargo, la evidencia indica que en con mucha frecuencia, la familia sirve como una estructura de sostén, aumentando las oportunidades para la educación del paciente y la familiar, y facilitando la comunicación entre el paciente y los médicos. Los miembros de la familia también pueden ser capaces de brindar una retroalimentación más efectiva a las enfermeras y médicos que lo que el paciente grave puede hacer, creando una relación de trabajo mejor para todos.
Los hospitales que son más tranquilos, con cambios menos bruscos, podrían estipular que puede haber momentos en que la habitación del paciente o la entrada a la unidad debe estar cerrada para realizar los procedimientos o atender las emergencias. Esta reserva brinda a los médicos la opción de solicitar a los miembros de la familia que abandonen la UTI si hubiese un problema real de modo que la presencia de la familia pusiese en peligro la atención correcta.
Cansancio de la familia y los amigos. El tercer problema es que la visita constante puede acarrear cansancio a la familia y los amigos, quienes pueden no darse cuenta de la necesidad que tienen de descansar. Mientras que esto sucede algunas veces, también es cierto que las horas de visita libres ayudan a aliviar la ansiedad de la familia y los amigos, permitiéndoles quedarse con el paciente cuanto ellos deseen sintiéndose más seguros y relajados durante todo el tiempo que están con el paciente. Un estudio comprobó que la visita abierta tuvo un efecto beneficioso en el 88% de los familiares, y disminuyó la ansiedad en el 65% de ellos.
En general, la evidencia disponible indica que los peligros y problemas en cuanto a las visitas irrestrictas son en general exagerados y manejables. La apertura de las UTI a los familiares comprende un cambio cultural importante que puede darse por la propia determinación (Karen McKinley, RN y Lani Kishbauygh, RN, BSN, Geisinger Medical Center, comunicación oral, 23 de febrero de 2004). Las políticas de visitas irrestrictas no ponen en peligro a los pacientes sino más bien, pueden ayudar a brindar un sistema de soporte, haciendo más familiar el entorno del paciente. Las políticas de visitas irrestrictas engendran más confianza en la familia, creando una relación de trabajo mejor entre el equipo del hospital y los miembros de la familia.
Las visitas irrestrictas a UTI se implementan mejor en concordancia con la evaluación sistemática, unidad por unidad, de sus efectos, adaptando las normas específicas del contexto local, teniendo en cuenta a quiénes afectan las normas elegidas enfermeras, médicos, pacientes y sus familias para una respuesta amable y de colaboración continuada.
Los hospitales deben abrir sus UTI, y solicitar a sus pacientes y familiares, enfermeras y médicos, que evalúen el impacto de esos cambios en forma abierta y objetiva, y modifiquen su conducta hacia una política de visitas en las UTI irrestricta. Para los escépticos, para quienes tal liberalización les parece demasiado riesgosa, los autores sugieren probar la aplicación de horarios de visitas irrestrictos durante uno pocos meses y reflexionar luego sobre los beneficios y obstáculos que se experimentaron en la realidad. El mejor resultado será el que tenga en cuenta principalmente al paciente y la familia para los pacientes que tienen la necesidad de dicho cuidado.
Traducción y resumen objetivo. Dra. Marta Papponetti. Editora Responsable de Intramed. Doc. Aut. Univ. Buenos Aires. Espec. Med. Int.