Incidencia de los nuevos antipsicóticos

La noción de “resistencia” en la esquizofrenia

El autor analiza el concepto de resistencia -relativo a la esquizofrenia- desde dos ejes comprensivos que se detallan a continuación.

Autor/a: Dres. P. Nguimfack

Fuente: Annales Médico-Psychologiques 2004, 162: 441-452

Indice
1. Desarrollo
2. Cómo entender la resistencia a los neurolépticos atípicos?

En esta revisión el autor se propone rever el concepto de esquizofrenia resistente a la luz de los trabajos más recientes al respecto. Recuerda que históricamente la definición de la enfermedad estuvo ligada a la noción de resistencia, por su carácter crónico e incurable, y que tanto Kraepelin como Bleuler entendían la cura como la capacidad de vivir fuera de las instituciones y ejercer un trabajo remunerado. En ningún caso se esperaba una restitución integral de las capacidades del estado premórbido. Con el advenimiento de los neurolépticos las modificaciones son importantes para muchos pacientes, aunque se observa que un subgrupo de pacientes no se beneficia con la medicación. De todos modos, la posibilidad de remisión de la sintomatología y de estabilización del paciente lleva a replantear los conceptos de curación, de resistencia y de cronicidad.

Recuerda el autor que el curso de la esquizofrenia suele no ser lineal, y el carácter crónico no está vinculado exclusivamente con una posible resistencia al tratamiento, aunque muchos investigadores han estimado que alcanza al 20% de los casos. Opina que, sin embargo, sería exagerado hacer un paralelo entre hospitalización crónica y resistencia al tratamiento.

Por otra parte, señala Nguimfack que algunos autores desarrollaron el concepto de psicosis por hipersensibilidad para designar la reacción sintomática precoz al cesar un tratamiento neuroléptico prolongado o después de una reducción de la posología. Definen este concepto aspectos clínicos y psicopatológicos específicos. Según los estudiosos del tema la reaparición sintomática sería consecuente con una hipersensibilidad dopaminérgica postsináptica en las regiones mesolímbicas, provocada por la administración crónica de neurolépticos. A la vez la hipersensibilidad obedecería al aumento de sitios de enlace de los neurolépticos en respuesta al bloqueo crónico de los receptores dopaminérgicos D2 seguido de una germinación de nuevas terminales nerviosas. Esta psicosis de hipersensibilidad es presentada por algunos autores, dice, como una de las modalidades de la quimio resistencia a los neurolépticos.

¿Cómo definir el concepto de resistencia? La dificultad estriba en buena medida en que no hay aún para la esquizofrenia -señala- criterios objetivos de lo que pueda considerarse una cura. O sea: ¿hay pacientes curados? ¿sobre qué criterios se asienta el concepto de curación? Algunos autores han elaborado escalas, otros se apoyan sobre criterios cínicos más bien implícitos. El concepto de resistencia al tratamiento, expone, puede ser considerado de dos modos principales:

1) como la persistencia de síntomas esquizofrénicos en un paciente que toma una medicación adecuada que no presenta dudas respecto de su eficacia; esta línea concuerda con la existencia de otros factores de resistencia no relacionados con la medicación;
2) como la ineficacia de drogas disponibles en algunos casos de esquizofrenia aún no identificados que ofrecen un campo para avanzar en la investigación sobre la esquizofrenia.

El autor revisó más de una centena de artículo acerca de la resistencia la tratamiento en la esquizofrenia. Uno de Whalbeck (2000) ilustra, a su criterio, la realidad más actual del concepto. Lo define como la persistencia de síntomas psicóticos durante un período de seis meses pese a un tratamiento con dos drogas antipsicóticas de clases químicas diferentes durante un mínimo de seis semanas cada una con dosis iguales o superiores a 1000 mg/día de clorpromazina. Sobre un total de 9000 admisiones por síntomas de esquizofrenia en un lapso de dos años, Whalbeck halló que sólo el 1% de los pacientes respondía a esta definición de resistencia al tratamiento.

Más de una década antes, Kane et al. elaboraron criterios al realizar un estudio -ya clásico- sobre la clozapina (1988) entre los que cabe mencionar principalmente:
Ø ausencia de mejoría significativa entendida como una disminución en el puntaje de la BPRS del 20% en el curso de los últimos cinco años de evolución, con tres secuencias diferentes de tratamientos neurolépticos pertenecientes al menos a dos clases químicas; sigue siendo éste un criterio empleado en buena parte de los estudios;
Ø puntaje mínimo de la BPRS (Brief Psychiatric Rating Scale) de 45;
Ø puntaje mínimo de 4 en la CGI (Clinical Global Impression);
Ø no respuesta al haloperidol después de seis semanas de tratamiento con posologías entre 10 y 60 mg/d.

En la revisión efectuada, el autor encuentra que la mayor parte de los estudios consideran resistente al paciente esquizofrénico que no responde después de dos ensayos separados. Y que la mayor parte de los autores presentan unanimidad respecto del hecho que antes de instituirse la clozapina el paciente debía haber recibido un tratamiento no exitoso con un nuevo antipsicótico. También concuerdan en general que el período de seis meses para evaluar la efectividad del tratamiento corresponde más a la evolución de la depresión, y que en el caso de la esquizofrenia debiera proponerse un tiempo de tratamiento mayor para evaluar su efectividad. Dada la disparidad de criterios entre estudios, las tasas de prevalencia también difieren.