Traumatismo de hígado

El ABC del tratamiento del traumatismo del hígado

El hígado es el órgano macizo más comúnmente dañado en los traumatismos abdominales. La magnitud de la lesión, los requerimientos para el manejo y la complejidad de la reparación quirúrgica van a estar determinados por la extensión, localización anatómica y mecanismo del trauma.

Autor/a: Beckinham IJ and Kridge JEJ

Fuente: BMJ, 2001; 322: 783-785.

Indice
1. Introducción
2. Evaluación
3. Tratamiento quirúrgico
4. Complicaciones postoperatorias

Los traumatismos cerrados del hígado son ocasionados habitualmente por los accidentes de tránsito o las caídas desde alturas, con lesiones por desaceleración con laceración del tejido hepático. Por otra parte, las lesiones por proyectiles de alta velocidad o los traumatismos romos por aplastamiento, provocan fragmentación del parénquima hepático, con laceración vascular y hemorragia intraperitoneal masiva. Por último, las lesiones penetrantes por herida de arma blanca o de fuego suelen causar sangrado sin mucha desvitalización del parénquima.

Reanimación

Sigue los principios generales para el mantenimiento de la vida en los traumatismos: vía aérea permeable, acceso endovenoso para perfusión de fluidos, soporte ventilatorio y circulatorio y control del sangrado.
Se debe comenzar inmediatamente con el reemplazo del volumen, previa toma de muestras para agrupar al paciente y para las determinaciones urgentes del laboratorio: hemoglobina, recuento de glóbulos blancos, gases en sangre, urea, creatinina y medio interno. Además se deben colocar sondas nasogástrica y vesical.
Se debe sospechar el traumatismo hepático en aquellos pacientes con evidencia de trauma abierto o cerrado en el hipocondrio derecho o en el epigastrio. Es importante extremar la atención en los casos difíciles, como cuando se asocian otras lesiones serias tales como el traumatismo de cráneo o de médula espinal.