Efecto nocebo

¿El alto precio de un medicamento provoca sus propios efectos secundarios?

La preocupación relacionada con el tratamiento podría hacer que se sienta enfermo

Fuente: MedlinePlus

Un estudio reciente sugiere que los medicamentos caros podrían hacer que las personas se sintieran más vulnerables a percibir efectos secundarios, y este fenómeno no está solo "en su cabeza".

El estudio examina el llamado "efecto nocebo". Es la versión negativa del famoso efecto placebo, en la que las personas se sienten mejor después de haber recibido una terapia porque esperaban que pasaran cosas buenas.

Con el efecto nocebo, la preocupación de los pacientes sobre los efectos secundarios del tratamiento les hace sentirse enfermos.

En este estudio, los investigadores encontraron que las personas eran más propensas a reportar efectos secundarios dolorosos tras tomar un medicamento falso cuando les dijeron que era caro.

Pero no era algo que las personas simplemente "se inventaran". Mediante el uso de imágenes cerebrales, los investigadores determinaron que el origen del fenómeno era unos patrones de actividad específicos en el cerebro y la espina dorsal.

"Estos hallazgos son un argumento fuerte en contra de la percepción del efecto placebo y nocebo como solo efectos 'falsos', creados exclusivamente por la imaginación o los delirios del paciente", comentó la investigadora principal, Alexandra Tinnermann, del Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf, en Alemania.

La Dr. Luana Colloca, investigadora de la Universidad de Maryland en Baltimore, se mostró de acuerdo.

"Esto no es meramente un reflejo de los sesgos de las personas", dijo Colloca, que escribió un editorial publicado junto con el estudio.

"Las expectativas modulan los síntomas y las respuestas de los pacientes al tratamiento", señaló.

Para realizar el estudio, el equipo de Tinnermann reclutó a 49 voluntarios con un buen estado de salud y les asignaron aleatoriamente a probar una de dos "cremas médicas" para aliviar el picor.

En realidad, ambas cremas eran idénticas y no contenían ingredientes activos. Pero dijeron a las personas de ambos grupos que los productos podrían tener el efecto secundario de hacer que la piel fuera más sensible al dolor.

Solo había una diferencia aparente entre las dos cremas falsas: Una tenía un envase sofisticado con un precio alto, y la otra tenía un precio barato.

Después de que los participantes se aplicaron las cremas en sus antebrazos, los investigadores hicieron que realizaran una prueba estándar que medía su tolerancia al dolor inducido por el calor.

Resultó que las personas que habían usado la crema cara eran más sensibles al dolor en las pruebas. En promedio, su valoración del dolor se mantuvo en alrededor de un 15 (dentro del rango de dolor "leve"), mientras que las personas que usaron la crema barata apenas sintieron algún malestar.

Según Tinnermann, es probable que las personas esperen que un medicamento caro sea potente, lo que también podría hacer que esperen que haya más efectos secundarios.

Colloca se mostró de acuerdo. Todos somos "vulnerables" a dichas influencias externas, dijo, ya sea el precio de un medicamento o el modo en que se da (por vía IV o por vía oral, por ejemplo).

Pero no estamos solo imaginando los efectos placebo o nocebo, indicaron ambas investigadoras.

Mediante el uso de escáneres cerebrales de IRM funcional, el equipo de Tinnermann encontró patrones concretos de actividad del sistema nervioso en personas que presentaron una reacción nocebo a la crema cara.

Eso incluyó un cambio en la "comunicación" entre ciertas estructuras cerebrales y la espina dorsal, dijo Tinnermann.

Según Colloca, una investigación como esta puede tener usos prácticos. Por ejemplo, los médicos podrían informar a los pacientes de que los precios de medicamentos u otros factores pueden influir en sus expectativas sobre los beneficios y los riesgos del tratamiento, y que eso, a su vez, puede influir en si sienten o desarrollan efectos secundarios.

Pero no hay ninguna investigación sobre si ese tipo de conocimiento ayuda a evitar que los pacientes sufran el efecto nocebo, indicó Tinnermann.

Pero, añadió, los profesionales de la salud pueden ser conscientes de que las expectativas de los pacientes "juegan un gran papel en la medicina" y estar atentos al modo en que hablan sobre un medicamento y sus posibles efectos secundarios.

Es una cuestión importante, dijo Colloca, porque el efecto nocebo puede hacer que las personas dejen de tomar medicamentos que necesitan.

Colloca apuntó el ejemplo de las estatinas que reducen el colesterol.

El potencial de estos medicamentos para provocar dolor muscular ha sido reportado ampliamente. Y un estudio reciente encontró evidencias de que saber esto puede hacer que los usuarios de estatinas tengan más probabilidades de reportar dolor muscular como efecto secundario.

Otra investigación, dijo Colloca, ha mostrado que cuando las personas dejan de tomar las estatinas, su riesgo de ataque cardiaco y de accidente cerebrovascular aumenta.

El estudio aparece en la edición del 6 de octubre de la revista Science.


FUENTES: Alexandra Tinnermann, M.Sc., University Medical Center Hamburg-Eppendorf, Germany; Luana Colloca, M.D., Ph.D., associate professor, anesthesiology, University of Maryland School of Medicine, Baltimore; Oct. 6, 2017, Science