Introducción
El papel de la vitamina D en la homeostasis del calcio y el fósforo y en el del metabolismo óseo está muy bien definido en la bibliografía médica. Sin embargo, dada la presencia de receptores celulares para esta vitamina, se considera que estaría involucrada en otros procesos. Su déficit ha estado relacionado con infecciones respiratorias, diabetes mellitus tipo 1, enfermedad cardiovascular y cáncer en la adultez. Estos últimos aspectos denotan la importancia de este agente en todas las etapas de la vida. En los niños, el déficit grave de vitamina D se asocia con raquitismo que, a su vez, se relaciona con alteraciones del desarrollo, letargo y convulsiones por hipocalcemia.
Además de obtenerse por medio de la dieta, la vitamina D es sintetizada en forma endógena en la piel expuesta a la luz ultravioleta. La American Academy of Pediatrics (AAP) recomienda que los niños menores de 6 meses no sean expuestos a la luz solar y que, aquellos mayores de esa edad, sean protegidos con la vestimenta y utilicen pantalla solar para minimizar la exposición. Algunos investigadores sugieren que mediante exposiciones solares breves es posible alcanzar niveles adecuados de vitamina D; sin embargo, la seguridad de estas medidas, respecto del riesgo futuro de presentar cáncer de piel, aún no fue estudiada. Existe una amplia cantidad de variables que influyen en la producción endógena de esta vitamina; por ejemplo, la latitud, la estación del año, la pigmentación de la piel y la contaminación del aire. Así, los lactantes deben obtener este compuesto mediante la dieta.
En 1997, el Institute of Medicine (IOM) consideró adecuada la incorporación de 200 UI/día de vitamina D en los lactantes, en tanto que, en 2003, la AAP elaboró normas con el mismo lineamiento que el IOM, que recomendaron el suplemento diario de 200 UI de vitamina D para todos los lactantes durante los 2 primeros meses de vida.
Si bien hay varias definiciones de déficit de vitamina D, en los EE.UU. su prevalencia es del 10% al 65% en neonatos, lactantes y niños en la primera infancia. Estos últimos datos sugieren que los niveles vitamínicos D en este grupo podrían ser inadecuados. Dada la creciente cantidad de pruebas que corroboran que las dosis recomendadas en 2003 son insuficientes, en 2008 la AAP elaboró nuevas normas que aumentan a 400 UI la dosis de vitamina D suministrada diariamente, y que debería implementarse a partir de los primeros días de vida hasta la adolescencia, inclusive.
A pesar de que la leche materna es la mejor fuente alimenticia para los lactantes, ésta sólo contiene < 25 a 78 UI/l de vitamina D y, por lo tanto, por sí sola no alcanza a cubrir los requerimientos diarios. Los alimentos que son buenas fuentes de esta vitamina son los pescados con alto contenido graso, las yemas de huevo y los alimentos fortificados como la leche de fórmula. Sin embargo, la mayoría de los lactantes no consumirá una cantidad contundente de estos alimentos, a menos que sea principalmente alimentado con leche de fórmula. Todos los lactantes requieren, entonces, una fuente complementaria de vitamina D proveniente de suplementos orales, de fórmula fortificada o de ambos.
El objetivo de este análisis fue estimar la prevalencia de la adhesión a las recomendaciones de 2003 y 2008 de la AAP entre los lactantes en su primer año de vida.
Métodos
Se analizaron los datos del Infant Feeding Practices Study II (IFPS II), un ensayo longitudinal (2005 a 2007) de madres primerizas estadounidenses (> 18 años, sin condiciones médicas que afectaran la lactancia) seguidas durante el último trimestre del embarazo y el primer año de vida del lactante. Gran parte de la información se obtuvo a partir de cuestionarios completados por las madres en los meses 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7.5, 9 y 10.5 de vida del lactante. El tamaño de la muestra varió de acuerdo con la cantidad de niños de diferentes edades (entre 1952 y 1633 madres de lactantes de 3 a 10.5 meses). Debe destacarse que parte de las preguntas del cuestionario estaban orientadas a conocer el tipo de alimentación, es decir, sólo leche de fórmula, a pecho exclusivo o mixta.
Resultados
Al mes de vida, el 43% de los lactantes se alimentaba a pecho exclusivo, 26% con leche de fórmula y 32% en forma mixta. Con el aumento de la edad decreció el porcentaje de niños alimentados a pecho exclusivamente, mientras que aumentó el respectivo a leche de fórmula (62% a los 10.5 meses).
Del total, sólo el 4% al 7% de los lactantes recibían suplemento de vitamina D por vía oral; esta baja prevalencia fue más importante en aquellos menores de un mes. La administración del suplemento oral varió entre 5% al 13% en lactantes de pecho exclusivo, entre 1% y 4% en aquellos alimentados con leche de fórmula y de 4% a 11% en los niños que recibían alimentación mixta.
Se estimó que el 44% al 58% de los lactantes cumplieron los requerimientos de vitamina D pautados por la AAP en 2003 (200 UI/día), mientras que 11% al 25% hubieran cumplido los de 2008 (400 UI/día). Dentro del grupo alimentado a pecho exclusivamente, el 9% al 13% incorporaron niveles suficientes entre los meses 2 y 10.5. Las normas de 2008, a diferencia de las de 2003, sugieren el aporte de vitamina D en niños menores de un mes. Sólo el 5% de este grupo recibía suplementos y, por lo tanto, hubiera cumplido con las normas de 2008. Entre aquellos que recibían una alimentación mixta, el 28% al 35% siguieron las normativas de 2003 (principalmente por la leche de fórmula), mientras que el 9% al 14% hubieran hecho lo propio con las de 2008 (debido al suplemento oral). Estos datos sugieren que la alimentación mixta podría ser insuficiente para proveer cantidades adecuadas de vitamina D (400 UI/día). Más del 90% de los individuos de 2 a 7.5 meses, alimentados con leche de fórmula, siguieron las recomendaciones de 2003, como también lo hicieron más del 80% de los lactantes entre 9 y 10.5 meses. Sin embargo, sólo 20% al 37% lo hubieran hecho según las normas de 2008.
Discusión
Cuando se recolectaron los datos, se encontraban vigentes las normas de la AAP de 2003 sobre la ingesta adecuada de vitamina D para la prevención del déficit de esta vitamina y el raquitismo. A pesar de que la mayoría de los lactantes alimentados con leche de fórmula cumplieron con los requerimientos pautados en estas recomendaciones (200 UI/día), se observó que sólo un décimo de los lactantes alimentados a pecho exclusivamente y un tercio de quienes recibían una alimentación mixta los cumplían. Además, menos del 15% de estos dos últimos grupos hubiera satisfecho las normas de 2008 (400 UI/día).
Es necesario que el lactante tome un litro de leche de fórmula por día para incorporar 400 UI/día de vitamina D y se observó que una escasa cantidad de niños consumían este volumen. Por otra parte, el pico de adhesión para la ingesta de esta cantidad fue entre los 4 y 6 meses. Este período coincide con el de la incorporación a la dieta de otros alimentos y el descenso de la ingesta de leche. Las normas de 2008 de la AAP recomiendan el suministro de un litro de leche de fórmula por día para alcanzar las 400 UI/día de vitamina D. Sin embargo, de acuerdo con los resultados de este estudio, para alcanzar esta dosis diaria, todos los lactantes necesitarían el suplemento oral de esta vitamina.
Como limitaciones principales del estudio, se mencionan las características de la población de las madres incluidas: nivel de educación superior, mayor edad, menor número de hijos y que lograron lactancias más prolongadas, lo que puede haberse asociado con el mayor uso de leche de fórmula o de alimentación mixta. Debido a estos últimos aspectos, se considera que ésta no sería una muestra representativa de la población general. Otra limitación fue que la recolección de los datos fue efectuada por las participantes. Por último, el estudio IFPS II se realizó durante 2005 a 2007, antes de la publicación de las normas de 2008 de la AAP. Así, en todas las estimaciones relacionadas con estas últimas se asumió que no hubo modificaciones en el comportamiento de los participantes del estudio.
Los padres quizá requieran consejo médico a la hora de utilizar suplementos de vitamina D para sus hijos, principalmente porque es un proceso de larga duración. Se ha observado que la adhesión al tratamiento decrece en la medida que éste se prolonga. Los pediatras y otros profesionales de la salud están en una posición privilegiada para promover la ingesta diaria de vitamina D mediante la interacción con los padres y los pacientes.
Conclusión
Se ha observado que, para cumplir con las recomendaciones de la AAP sobre la ingesta diaria adecuada de vitamina D (400 UI/día), la mayoría de los lactantes alimentados a pecho exclusivamente pueden necesitar suplemento vitamínico D diario a partir de los primeros meses de vida.
♦ Artículo redactado por SIIC –Sociedad Iberoamericana de Información Científica