Un estudio reciente sugiere que las dos terceras partes de los niños estadounidenses que tienen trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se enfrentan a otros problemas de desarrollo y de salud mental, como problemas de aprendizaje y ansiedad.
Al examinar los datos de casi 62,000 niños de entre 6 y 17 de la Encuesta nacional de salud infantil de 2007, los investigadores hallaron que los que tenían TDAH tenían más probabilidades que los otros de repetir el año escolar y de enfrentarse a relaciones sociales y familiares difíciles.
De manera notable, según el estudio, los niños de familias pobres tuvieron casi cuatro veces más probabilidades que los más acomodados de sufrir de diversas afecciones relacionadas con el TDAH, entre los que también se encuentran trastornos de conducta, depresión y problemas del habla.
"Este hallazgo es realmente impactante y no me parece que haya sido documentado antes", aseguró Kandyce Larson, autora del estudio e investigadora asociada del Centro para Niños, Familias y Comunidades más Saludables de la Universidad de California en Los Ángeles.
El TDAH, una afección que se caracteriza por impulsividad y dificultad para concentrarse, es uno de los trastornos cognitivos y conductuales más frecuentemente diagnosticados en niños de edad escolar, según el estudio sobre el que se informa en línea el 7 de febrero en la revista Pediatrics. Los autores del estudio anotaron que afecta a cerca del ocho por ciento de los niños estadounidenses.
Los datos analizados por Larson y su equipo provinieron de entrevistas detalladas con los padres para determinar si un proveedor de atención de la salud alguna vez les había indicado si su hijo tenía TDAH. Una escala de "Dificultades en la crianza" (Aggravation in Parenting) midió el estrés paterno preguntando la frecuencia con la que el niño los enfurecía y si era más difícil de cuidar que otros.
En total, el 67 por ciento de los jóvenes que tenían TDAH tenían al menos otro trastorno de salud mental o del neurodesarrollo sobre el que habían informado, frente al 11 por ciento de los niños estadounidenses que no estaban afectados. El 18 por ciento tenía tres o más afecciones adicionales, según los autores del estudio.
Richard Milich, profesor de psicología de la Universidad de Kentucky, alabó el estudio por el tamaño considerable de la muestra, pero señaló que todos los datos provinieron de los informes de los padres, cosa que se considera una limitación.
"¿Se trata de la realidad o de la percepción paterna? Una madre disfuncional podría hallar que un niño tiene diversas dificultades por no sentirse capaz de manejarlo", aseguró Milich, que ha estudiado TDAH durante 35 años.
Millich anotó que los niños de bajos ingresos tendían a tener factores de riesgo, como nutrición subóptima, lo que podría explicar por qué se enfrentan de manera desproporcionada a otras afecciones relacionadas con el TDAH.
"No me sorprende particularmente que cuantas más comorbilidades tengan, peor será el resultado", dijo. "Es sumamente extraño ver que un niño solo tenga TDAH y nada más".
Aunque el estudio no abordó intervenciones de tratamientos para los niños afectados por TDAH, Larson sugiere que un grupo grande "no está haciendo atendido por deficiencias en la atención".
"Esto realmente sugiere que necesitamos hacer más para lograr estrategias de tratamiento más proactivas y apoyo para las familias", dijo. "El tratamiento sí necesita adaptarse más a cada individuo... y los hallazgos muestran la necesidad de una mayor integración entre los servicios de salud, salud mental y servicios sociales en todos los sectores".
FUENTES: Kandyce Larson, Ph.D., research associate, Center for Healthier Children, Families & Communities, University of California, Los Angeles; Richard Milich, Ph.D., professor, psychology, University of Kentucky; Feb. 7, 2011, Pediatrics, online