El riesgo cardiovascular de morbimortalidad esta muy elevado en los pacientes que tienen asociado microalbuminuria, HTA y falla renal progresiva.
La incidencia de insuficiencia renal crónica aumenta año tras año y lo hace de tal forma que por cada paciente que se encuentra en diálisis hay alrededor de 100 pacientes en diferentes estadios de la enfermedad.
La enfermedad renal crónica tiene 5 estadios de los cuales el quinto es el ingreso a diálisis. Es decir, estos 100 pacientes tienen un camino a recorrer en el cual un gran porcentaje muere y otros llegan a diálisis.
Dentro de este último grupo hay un gran porcentaje que llega en pésimo estado cardiovascular y unos pocos lo hacen en buenas condiciones.
Esto está indicando que hay un serio problema de control de los pacientes entre los estadios I y V, que tendríamos que resolver trabajando de forma conjunta los nefrólogos y los cardiólogos.
Acá se da una paradoja, porque mientras que la mortalidad cardiovascular ha disminuido en los últimos años en la población general, en los pacientes con enfermedad renal crónica va en aumento.
En los pacientes en diálisis un 45-55% de las muertes son por causa cardiovascular y un 25% de ellas por enfermedad coronaria, que es una cifra muy importante, que avala lo que decía anteriormente.
También se podría decir que la microalbuminuria, la HTA y la enfermedad renal crónica son manifestaciones de un mismo problema.
Así como decimos que los pacientes con enfermedad renal crónica tienen más posibilidades de padecer enfermedad cardiovascular, de la misma forma aquellos que tienen enfermedad cardiovascular y no tienen falla renal tienen muchísimas más posibilidades de sufrir enfermedad renal crónica.
De aquí surge que es tan importante para los nefrólogos proteger el corazón como para los cardiólogos proteger el riñón.
¿Cómo se evidencia el inicio de la enfermedad renal crónica? De todas estas alteraciones la más importante la alteración más precoz y más frecuente es sin ninguna duda la albuminuria o proteinuria (según el método que se utilice) ¿Por qué es el más importante? Es decir, una persona puede tener creatinina y filtrado glomerular normal, pero si aparece albuminuria ya está en el estadio I de la insuficiencia renal crónica y la progresión de esta patología va a ir aumentando el riesgo cardiovascular. Además, existe la posibilidad de que en algún momento este paciente podrá llegar a necesitar diálisis o transplante. La presencia de albuminuria incrementa 4 veces el riesgo de padecer morbimortalidad cardiovascular y éste va en aumento a medida que se agregan otras patologías como HTA y enfermedad renal crónica o recibe diálisis. Se han hecho estudios muy importantes, que incluyeron miles de pacientes, relacionados con la albuminuria y el riesgo cardiovascular. En el último informe del JNC ya se incluye como factor de riesgo de enfermedad cardiovascular a la microalbuminuria y al filtrado glomerular menor a 60 ml/minuto. Acá lo que hay que destacar es la albuminuria, porque ya dijimos que la sola presencia de ella determina el estadio I de la insuficiencia renal crónica. Se considera estadio II cuando los pacientes tienen entre 60 y 90 ml/minuto de filtrado y de microalbuminuria, la cual está expresando daño renal. Cabe aclarar que un gran porcentaje de pacientes mayores de 60-65 años tiene un filtrado glomerular de entre 60 y 90 ml/minuto, que es absolutamente normal si no tienen microalbuminuria. Esto determina nuevamente la importancia de la microalbuminuria para determinar daño renal. La albuminuria o la enfermedad renal como factores de riesgo independientes son superiores al tabaquismo, la diabetes, la hipercolesterolemia, la obesidad, etc. La presencia de albuminuria es la expresión de una disfunción endotelial generalizada. De manera que ésta expresa la presencia de una vasculopatía sistémica. Por lo tanto, uno ya no debería ver a la enfermedad renal crónica como un problema únicamente renal, sino también como una enfermedad vascular total. No hay que olvidarse que el riñón es básicamente un órgano vascular y que en última instancia el glomérulo no es otra cosa que un capilar con funciones especiales, y además es parte del sistema vascular sistémico. Por lo tanto, la albuminuria también nos permite saber cuándo estamos en presencia de una vasculopatía generalizada. La morbimortalidad cardiovascular aumenta con la progresión de la enfermedad renal crónica desde su estadio I hasta el estadio V, que es cuando el paciente ingresa a diálisis. Esto significa que a medida que va progresando la enfermedad se van agregando otros factores que son propios de la enfermedad renal crónica, como pueden ser la respuesta inflamatoria, los trastornos del metabolismo fósforo-cálcico y anemia. Y cuando ingresan a diálisis se les agregan otros factores que son propios de este tipo de tratamientos, que van a incrementar más aún el riesgo de enfermedad cardiovascular y de muerte por esta causa. Los objetivos del tratamiento de estos pacientes son: - Bloquear el sistema renina-angiotensina Conclusiones: - Debemos aunar esfuerzos entre cardiólogos y nefrólogos para evitar la progresión de la enfermedad renal crónica hacia los estadios finales, para que los pacientes no lleguen a tener necesidad de diálisis o transplante. - Es importante saber que la presencia de albuminuria está indicando daño endotelial difuso, ante lo cual debemos emplear todas las herramientas disponibles para que esto no avance.
Porque cualquier persona que tenga microalbuminuria inmediatamente ya está ubicado en el estadio I de la insuficiencia renal crónica, independientemente del filtrado glomerular.
- Disminuir la proteinuria
- Control de la presión arterial
- Educación del paciente
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