Deben tomarse entre media y una hora antes y entre una hora y hora y media después, siempre con alimentos bien hechos.
El momento en el que se ingieren los medicamentos juega un papel trascendental en el éxito o fracaso de un tratamiento. Desgraciadamente, los momentos que suele escoger la mayoría de los pacientes para la toma de sus medicinas no resultan del todo exactos.
Y es que, como recordó María Teresa García Jiménez, experta en nutrición y jefa de servicio de Educación Sanitaria de la Escuela Nacional de Sanidad, con motivo del seminario 'Interacciones alimentos medicamentos' que se está celebrando bajo su dirección en Laredo dentro de los XXIV Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria, “los medicamentos no se deben tomar ni justo antes de comer ni nada más finalizar la comida, sino entre media y una hora antes y entre una hora y hora y media después”.
La explicación del sistema de ingestión correcto constituye una cuestión de salud pública en opinión de García Jiménez. Un sistema, indicó la experta, “que en ocasiones no se explica desde la Atención Primaria para no correr el riesgo de que al paciente se le olvide, ya que resulta más fácil que lo recuerde si lo relaciona con las comidas”.
En definitiva, es preferible que el medicamento se tome aunque el momento no sea el más adecuado, si bien “muchos profesionales de la salud pública creemos que es el momento de explicar qué significa y cuál es la importancia de tomar un medicamento antes, durante o después de las comidas”.
Los prospectos deberían incluir la dieta recomendable para cada fármaco.
Las interacciones con los alimentos podrían explicar muchos efectos inesperados de los medicamentos.
Atendiendo a la influencia de la dieta en los efectos de los medicamentos, cada vez es mayor el número de expertos que consideran que los prospectos deberían recomendar el tipo de alimentos más adecuados para cada fármaco. Es el caso de la Profª. Carmen Vidal Carou, catedrática de Nutrición de la Universidad Central de Barcelona, quien en el curso 'Interacciones alimentos-medicamentos' que esta semana acoge la sede de Laredo de los XXIV Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria, explicó las interacciones, tanto positivas como negativas, entre unos y otros, e indicó que a veces “los efectos inesperados al tomar un medicamento pueden estar ocasionadas por la alimentación”.
En este contexto, refirió la existencia de medicamentos cuyos efectos se ven reducidos al ser tomados con leche o té pueden reducir sus efectos. Por ello, “la población debería saber que en función de su dieta pueden necesitar mayor o menos dosis de un fármaco. Así, y a modo de ejemplo, los fumadores, vegetarianos y personas con dietas con exceso de grasa suelen necesitar dosis diferentes de algunos fármacos”.
De la misma manera, también existe el efecto contrario: las interacciones pueden ser positivas, ya que si se toman determinados alimentos podría reducirse la dosis de un fármaco.
En consecuencia, en palabras de la Profª. Vidal Carou, “es muy importante que la sociedad y los profesionales estén informados sobre estas interacciones. Es más; los farmacéuticos y sanitarios deben asumir un papel en cuanto al consejo alimentario.
Sin embargo, la formación en este sentido, así como el material de estudio, es escasa, por lo que, en su opinión, se hace necesario “recopilar información, sistematizarla y ordenarla para que esté al alcance de los profesionales y así prevenir respuestas extrañas de los fármacos por causas alimentarias”. En algunos estados de EE UU se estudia el comportamiento de un fármaco con distintas dietas antes de su lanzamiento al mercado, una práctica que, concluyó la Profª. Vidal Carou, “deberíamos asumir en España”.