Y a ofrecer tratamientos

Startup argentina se aboca a estudiar el rol de la microbiota en la fertilidad

Ofrece en la actualidad una herramienta tecnológica para equilibrar la salud gastrointestinal y, a partir de allí, lograr embarazos. Su relación con los MicroARN, hallazgo reconocido con el Premio Nobel de Medicina 2024.

Hay dos palabras que están cambiando la medicina para volver al sendero de las causas y no quedarse sólo en resolver síntomas. Por un lado, está el estudio profundo de la microbiota: el conjunto de virus, hongos, bacterias y parásitos que conviven en nuestro cuerpo formando diferentes ecosistemas, llamados microbiomas, en diferentes zonas y sistemas, como piel, colon, nariz, vagina. 

El tema es sumamente complejo debido a que por cada célula del cuerpo hay hasta el triple de integrantes de la microbiota que a su vez se dividen en miles de especies. Ver cuáles son las especies más relevantes y cuándo y por qué necesitan equilibrarse y cómo repercute en diferentes enfermedades es un tema de gran importancia en la investigación médica actual.

La otra palabra son los miRNAs o microARNs, pequeños trozos de ARN que provienen tanto de los genes de las células como de las bacterias y demás integrantes de la microbiota. Recientemente se hicieron populares porque sus descubridores recibieron el Premio Nobel de Medicina y Fisiología 2024. Los investigadores Victor Ambros y Gary Ruvkun, ambos estadounidenses, mostraron en 1993 la existencia de un mecanismo de regulación de los genes, uno totalmente nuevo y que es esencial para todos los organismos pluricelulares, desde plantas hasta seres humanos.

Con ese hallazgo, y sobre todo en los últimos veinte años, abrieron una gran ventana hacia nuevos métodos de diagnósticos y terapias para abordar enfermedades cardiovasculares, trastornos degenerativos, afecciones metabólicas, cáncer de diverso tipo.

“A diferencia del ARN, que son las moléculas encargadas de decodificar la información genética que aparece en el ADN para traducirla a una molécula de proteína, los microARN son moléculas muy pequeñas, de alrededor de unos 22 nucleótidos nada más, que no codifican para ninguna proteína”, explica Gabriela Gutiérrez, investigadora independiente del CONICET especializada en Inmunología y fundadora de la startup argentina Microgenesis, que utiliza la técnica de los microARN como herramienta de análisis.

“Lo que hacen es reconocer una estructura específica en un ARN común, un ARN mensajero, para impedir que ese ARN se traduzca en una proteína. Es decir, son los controladores de la expresión génica. Ellos modulan cuánto de un gen se tiene que expresar o no, más allá de que hayamos heredado ese gen o no. Por eso no todo lo que se hereda en el ADN se expresa, es fundamental el rol de la epigenética, es decir de todos aquellos factores no genéticos que rodean a un individuo, desde el ambiente hasta el tipo de alimentación y si realiza actividad física o si es una persona sedentaria”.

Gutiérrez ejemplifica de un modo sencillo, con dos flores de la misma especie. “Hablemos, por caso, de dos tulipanes. Cuando uno estudia genéticamente a un tulipán rojo o a un tulipán blanco de la misma especie comprueba que ambas flores heredaron el mismo gen. Sin embargo, la capacidad de generar el pigmento o no, o sea, de ser blanco o de ser rojo, va a depender de la exposición a altas temperaturas y a más radiación ultravioleta. Es decir que esto está regulado por los factores medioambientales, es decir, por todo aquello epigenético, todos esos gatillos que están trabajando sobre ese organismo, y que hacen que haya más o menos microARN capaz de silenciar la expresión de ese gen.

Cuantos más microARN hay, menos se expresa el gen, y más blanco es el tulipán. Y esto en este caso tiene que ver directamente con un estímulo externo o ambiental”.

Numerosos estudios científicos demostraron la presencia de microARNs extracelulares estables que circulan en diversos fluidos corporales. Cada uno de estos MicroARNs tiene su firma genética propia y una vez identificados reciben un nombre para estudiar sus efectos. Ya se identificaron más de 2.000 microARNs y en cada célula humana hay alrededor de 68 microARNs interactuando. 

“Existe cada vez más evidencia de cómo estos reguladores innatos en el organismo humano tienen incidencia en diferentes líneas del metabolismo y de la fisiopatología de diversas enfermedades -enfatiza Gabriela Gutiérrez-. Se han demostrado en cáncer, en endometriosis, son tan pequeñitos que pueden atravesar la barrera hematoencefálica y producir cambios en la conducta. Lo bueno es que es factible analizar el impacto del estilo de vida y del ambiente sobre la salud a través de la firma de estos microARN que se pueden medir por medio de la técnica de PCR”.

En el caso de la fertilidad, y mientras era investigadora del CONICET, Gabriela Gutiérrez identificó causas provenientes de la inmunología de la reproducción en casos complejos; aquellos que fallan repetidamente en los tratamientos de fertilidad asistida.

Con su grupo de científicas del CONICET la doctora Gabriela Gutiérrez identificó cómo la presencia o ausencia de ciertos marcadores vinculados a la microbiota puede estar relacionada con la infertilidad en un trabajo que publicaron en la revista especializada American of Reproductive Immunology. En su estudio detectaron que las pacientes con infertilidad mostraban una menor riqueza bacteriana, comparada con aquellas que formaban parte del grupo de control y no tenían problemas para concebir.

Para diseñar el estudio, el grupo de investigación argentino liderado por Gutiérrez tuvo en cuenta las afecciones inflamatorias crónicas que se han asociado a malos resultados reproductivos: la subfertilidad puede tratarse controlando los procesos inflamatorios y autoinmunes. Además, observaron que ciertos trastornos gastrointestinales se relacionan con la infertilidad y la pérdida recurrente del embarazo.

"Teniendo en cuenta el historial clínico de nuestros pacientes y los resultados obtenidos durante el estudio, creemos que un desequilibrio de microorganismos a nivel intestinal se asocia a una alteración de la barrera intestinal, lo que provoca la entrada de antígenos inmunogénicos extraños y la activación del sistema inmunitario de la mucosa. La alteración de la barrera epitelial inflamada está relacionada con la sobreexpresión de microARN, que son moléculas que regulan la expresión génica y podrían viajar por el torrente sanguíneo y dirigirse al sistema reproductor", señalan en su estudio.

A partir de esta experiencia y de investigaciones realizadas sobre la microbiota y los microARN Gutiérrez pudo ofrecer una nueva forma de tratar los casos de fertilidad.

Una vez que identificaron cuáles son los microARN que se pueden encontrar en la vagina y el potencial problema reproductivo que señalan patentaron su descubrimiento en Estados Unidos, y se dedicaron a sintetizar 15 años de experiencia en esta disciplina en un único test. Las científicas combinaron estudios específicos de sangre, saliva y un hisopado vaginal en un test que la propia paciente puede realizarse en su casa. Así nació la startup que hoy se denomina Microgenesis.

El autotest ofrece una nueva herramienta para identificar desequilibrios en el microbioma que afecten al sistema inmunitario de las pacientes con infertilidad. Esto permite implementar un plan alimentario personalizado, que va acompañado (según el perfil obtenido a partir del análisis de las muestras de los autotest) de suplementos nutraceúticos, prebióticos y probióticos que restauren el equilibrio de la microbiota y potencien de ese modo la fertilidad.

A lo largo de todo el proceso las pacientes tienen consultas con los médicos especializados en fertilidad de Microgenesis, con nutricionistas y, de ser necesario, con expertos en inmunidad. Además, deben ir completando cuestionarios periódicos que permiten evaluar la evolución del tratamiento y también la adhesión al mismo por parte de las mujeres que lo llevan a cabo.

En un primer momento Microgenesis contó con los aportes de un Empretecno (un instrumento organizado desde el ex Ministerio de Ciencia, Tecnología y Desarrollo Productivo de la Nación, que tenía como meta promover el desarrollo de empresas de base tecnológica) y de GridX, un fondo de inversión para empresas de biotech de Latinoamérica. 

El objetivo era lograr un tratamiento dentro del segmento de lo que se conoce como “medicina exponencial”, que son aquellos capaces de escalar a nivel global. Así, Microgénesis fue a los Estados Unidos, recibió fondos de IndieBio basada en San Francisco, y por medio de la técnica creada por Microgenesis hay bebés nacidos en los Estados Unidos a partir de una tecnología creada en la Argentina. Lo mismo sucedióen el caso de España, país en el cual, además, consultan mujeres de otras naciones de Europa, como Italia, Francia y el Reino Unido.