Guía 2025

Síndromes coronarios agudos: ¿qué hay de nuevo?

Un enfoque basado en la evidencia y centrado en el paciente desde el Colegio Americano de Cardiología y la American Heart Association.

Desde 1980, el Colegio Americano de Cardiología y la American Heart Association (AHA) han traducido evidencia científica en guías de práctica clínica con recomendaciones para mejorar la salud cardiovascular. Estas directrices, que se basan en métodos sistemáticos para evaluar y clasificar publicaciones, constituyen una base para la prestación de atención cardiovascular de calidad.

 

Puntos clave para recordar:

1. La terapia doble antiplaquetaria es recomendada para pacientes con síndrome coronario agudo (SCA). Ticagrelor o prasugrel es recomendado con preferencia a clopidogrel en pacientes con SCA que se están sometiendo a intervención coronaria percutánea (ICP). En pacientes con SCA sin elevación del segmento ST que están programados para una estrategia invasiva con el tiempo de angiografía de más de 24 horas, el tratamiento con clopidogrel o ticagrelor se puede considerar para reducir los eventos cardiovasculares adversos mayores.

2. Terapia antiplaquetaria doble con aspirina y un inhibidor oral de P2Y12 es indicada durante al menos 12 meses como estrategia predeterminada en los pacientes con SCA que no tienen alto riesgo de sangrado. Hay varias estrategias disponibles para reducir el riesgo de sangrado en los pacientes con SCA que se han sometido a ICP y requieren terapia antiplaquetaria: (a) en pacientes en riesgo para sangrado gastrointestinal, un inhibidor de la bomba de protones es recomendado; (b) en pacientes que han tolerado terapia antiplaquetaria dual con ticagrelor, transición a la monoterapia con ticagrelor es recomendado ≥1 mes después de la ICP; o (c) en pacientes que requieren anticoagulación a largo plazo, la discontinuación de aspirina se recomienda de 1 a 4 semanas después de la ICP con uso continuado de un inhibidor de P2Y12 (preferiblemente clopidogrel).

3. Terapia con estatina de alta intensidad es recomendada para todo paciente con SCA, y con opción a iniciar concurrentemente ezetimibe. Un fármaco no estatínico reductor de lípidos (por ejemplo, ezetimibe, evolocumab, alirocumab, inclisiran, ácido bempedoico) es recomendado para pacientes ya en tolerancia máxima de estatinas que tienen un nivel de lipoproteína de baja densidad de ≥70 mg/ dL (1,8 mmol/L). Es razonable en esta población de alto riesgo intensificar la reducción de lípidos si el nivel de la lipoproteína de baja densidad es de 55 a <70 mg/ dL (1,4 a <1,8 mmol/L) y el paciente es ya un tolerador máximo de estatina.

4. En pacientes con SCA sin elevación del segmento ST que están en intermedio o alto riesgo de eventos isquémicos, un acercamiento invasivo con la intención de proceder con revascularización es recomendado durante la hospitalización para reducir los eventos cardiovasculares adversos mayores. En pacientes con SCA sin elevación del segmento ST que se encuentran en bajo riesgo de eventos isquémico, una rutina invasiva o acercamiento selectivo invasivo con más riesgo de estratificación es recomendado para ayuda identificar aquellos que pueden requerir revascularización y reducir eventos cardiovasculares adversos mayores.

5. Se recomiendan dos estrategias de procedimiento en pacientes con SCA que se someten a ICP: (a) abordaje radial es preferible por sobre el femoral en pacientes​ con SCA sometidos a ICP para reducir el sangrado, las complicaciones vasculares y la muerte; e (b) imágenes intracoronarias son recomendadas para guiar la ICP en pacientes con ACS con lesiones coronarias complejas.

6. Una estrategia de revascularización completa es recomendada en pacientes con infarto de miocardio con segmento ST elevado o con SCA sin segmento ST elevado. La elección del método de revascularización (es decir, cirugía coronaria con injerto de derivación arterial versus ICP multivaso) en pacientes con SCA sin afectación del segmento ST y enfermedad multivaso debe basarse​ en la complejidad de la enfermedad coronaria arterial y las condiciones de comorbilidad. En pacientes con SCA y shock cardiogénico, la revascularización de urgencia está indicada; sin embargo, la PCI de rutina no relacionada con el infarto arterial en el momento de la PCI no es recomendable.

7. Basado en un ensayo, el uso de bomba de fluido en pacientes seleccionados con shock cardiogénico relacionado a infarto agudo de miocardio es razonable para reducir la mortalidad. Sin embargo, las complicaciones como sangrado, isquemia y la insuficiencia renal son más altas con bomba de fluido comparado con el cuidado habitual. Por lo tanto, hay que tener cuidado con el acceso vascular; es importante para equilibrar adecuadamente los beneficios y riesgos.

8. Transfusión de glóbulos rojos para mantener una hemoglobina de 10 g/dL puede ser razonable en pacientes con SCA y anemia aguda o crónica que no son activamente sangrantes.

9. Después del alta, concentrarse en la prevención secundaria es fundamental. Se recomienda un perfil lipídico en ayunas de 4 a 8 semanas después de iniciar o ajustar la dosis del tratamiento hipolipemiante. También se recomienda la derivación a rehabilitación cardíaca, con la opción de programas domiciliarios para los pacientes que no puedan o no deseen asistir presencialmente.

 

Brechas en la evidencia

Aunque esta guía 2025 reconoce el valor de las puntuaciones de riesgo para estimar el riesgo de muerte o infarto de miocardio recurrente, se dispone solo de datos aleatorios prospectivos limitados para determinar las estrategias de tratamiento. De manera similar, no está tan claro si la reperfusión con fibrinólisis o intervención percutánea primaria proporcionan un beneficio clínico en los pacientes con elevación del segmento ST que se presentan tarde después del inicio de los síntomas (12 a 48 horas), pero que ya no son sintomáticos.

Dado que la duración de la estancia hospitalaria en la mayoría de los pacientes con SCA ha disminuido significativamente, no está clara tampoco la duración óptima de la monitorización por telemetría.

Esta guía 2025 incluye una nueva recomendación sobre el manejo del shock cardiogénico mediante el dispositivo de bomba de flujo microaxial. Debido a que el beneficio de este dispositivo se vio contrarrestado por un aumento en las complicaciones graves, se necesitan más datos para guiar la selección de los pacientes beneficiarios.

Una de las áreas que más aclaraciones necesita es la línea de tiempo que define la transición de un paciente de SCA a síndrome coronario crónico. Esta guía 2025 no lo define porque no existen datos para guiar ninguna recomendación. Por otro lado, una vez que se considera que un paciente ha pasado a un síndrome coronario crónico, la cuestión de cómo o si se deben reducir las terapias antiplaquetarias no está clara.

Con respecto a la prevención secundaria a largo plazo, se necesita más investigación para determinar si la rehabilitación cardíaca en el hogar proporciona el mismo beneficio que los programas basados en una institución.