El cáncer de cuello de útero (CCU) es el cuarto tipo de cáncer más frecuente en las mujeres de todo el mundo. Los últimos datos de la OMS, publicados en noviembre de 2023 -y recopilados en 2022- indican que ese año se produjeron 660 000 nuevos casos y 350 000 muertes. Lo terrible de esto es que ninguna de esas muertes debería producirse: el CCU es causado por una infección persistente por algunas de las cepas del virus de papiloma humano (VPH), infección que puede detectarse mucho antes de que las lesiones que causa, conocidas como displasias, se hayan tornado malignas.
“Esta afección se puede detectar por medio de una prueba de Papanicolaou y es casi 100 % tratable. Pueden pasar años para que la displasia se convierta en cáncer cervical”, señala en su entrada “Cáncer cervical” el sitio MedlinePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU.
Sin embargo, siete mujeres mueren aproximadamente cada tres días en Colombia y en Ecuador -los países que participaron de la producción del corto- a causa del cáncer de cuello uterino, provocado por este virus, según datos del Observatorio Mundial del Cáncer (GCO, por sus siglas en inglés) y de la Agencia Internacional de Cáncer y GLOBOCAN.
En este contexto, y como un modo diferente –apelando al suspenso y a una trama policial- de crear conciencia y estimular la prevención de los cánceres asociados al virus del papiloma humano (VPH), ha nacido el cortometraje El 7 mujeres, muchas mueren por él. Se trata de una coproducción colombo-ecuatoriana dirigida por el colombiano Juan Carlos Beltrán, y está disponible en forma gratuita.
El silencio mata |
Atardece. Una mujer se tambalea mientras camina por un campo arado. Lleva en sus manos un jarrón con flores celestes. Corte de escena. Un auto bastante antiguo circula por un camino en mal estado. Suena, entrecortada, una radio: “La tensión aumenta entre los habitantes de El Silencio, mientras la Policía busca detalles sobre tres mujeres muertas en circunstancias inexplicables". Es la radio del auto de Aurora Cruz, teniente detective, quien -junto con su compañero, Gerardo Fraga- tiene la responsabilidad de hallar al responsable de las muertes. Así empieza la película en la que Tatiana Trujillo, actriz y comunicadora social, asumió rol de Aurora, y David Moncada, actor director y docente, encarnó a Gerardo.
El VPH en general no se anuncia hasta que es demasiado tarde. Los guionistas de El 7 mujeres lo saben: las señales son importantes. Así las cosas, el poblado donde se producen las muertes inexplicables se llama El Silencio, y la investigación está a cargo de Aurora, que no solo es mujer: también es muda, producto de un accidente.
Su contracara es el comandante de El Silencio, bastante machista: explícitamente no confía en ella y la descalifica. Gerardo, por su parte, hace lo suyo por “mantener la calma”. En un momento le dice a Aurora: “teniente, no hay señal de violencia ni de defensa. Otra víctima que murió confiada. A lo mejor la prueba no está en las escenas del crimen, sino en la persona que ha tenido contacto con todas las víctimas…”. Ella lo piensa, y su voz en off (porque solo suena dentro de su cabeza) se dice a sí misma: “¿qué tenían en común?; ¿por qué estaban tan confiadas? ¿Será posible que haya sido un solo hombre?”.
Las escenas de los crímenes son diferentes, pero tienen rasgos en común; Aurora y Gerardo se desesperan por impedir más asesinatos, pero más mujeres mueren; los caminos de la investigación van y vienen, y las cosas no son como parecen…
La segunda parte |
Una vez resuelto el enigma, y a partir de esa base, en el corto se destacan no solo los posibles efectos de una infección por VPH (que causa más del 95 % de los cánceres de cuello uterino, y que -se estima- el 85 % de las personas serán infectadas por este virus en su vida), sino también las falsas creencias, y se resalta que “a simple vista” no puede saberse quién está infectado o no sin un testeo. “Los signos y síntomas del virus del papiloma humano son indetectables a simple vista, las personas pueden propagar el VPH sin ser conscientes de que lo tienen”, advierten en la página web oficial del corto.
Otra de las falsas creencias es que el VPH no es grave, y lo cierto es que no solo es el principal causante del cáncer de cuello uterino, sino también de tumores en la boca, la garganta (¡porque el sexo oral también transmite!), el pene y el ano.
Las muertes pueden evitarse |
Aurora y Gerardo no solo querían saber quién era el asesino; también evitar nuevas muertes. Precisamente, con ese mismo objetivo, en agosto de 2020 la Asamblea Mundial de la Salud aprobó la Estrategia para la eliminación del cáncer cervicouterino como problema de salud pública. El documento sostiene que esto podrá ser posible “cuando todos los países alcancen una tasa de incidencia de menos de 4 casos por 100 000 mujeres”. La estrategia se basaba en tres pilares: prevenir, detectar y tratar. Se pretende lograr, para 2030:
● la cobertura del 90 % de la vacunación contra el VPH en niñas (antes de los 15 años); cabe destacar que –como estrategia para frenar la trasmisión- se recomienda vacunar también a los niños;
● el 70 % de cobertura de detección (lo que implica que el 70 % de las mujeres sean examinadas con una prueba de alta precisión antes de los 35 y a los 45 años);
● el 90% de tratamiento de lesiones precancerosas;
● el manejo del 90 % de los casos de cáncer invasivo.
Nos quedan cinco años, y no parece fácil que vayamos a lograrlo. Como en El 7 mujeres, el tiempo, la falta de información y de acceso a la salud nos corren en contra. Pero iniciativas como esta, encabezada por la Liga Colombiana contra el Cáncer, pueden ser un buen “empujoncito” hacia un mundo sin personas que se mueran como consecuencia de un cáncer de cuello uterino.