La implementación de la IA exige una supervisión rigurosa, incluida la vigilancia de los datos. Al mismo tiempo, es una tecnología que promueve la equidad y la transparencia, así como evita el sesgo.
Hay un nuevo mercado de atención médica directa al consumidor que está pasando por alto a las instituciones de salud tradicionales. Amazon, por ejemplo, integra servicios de telesalud, atención primaria y farmacia en su membresía. Además, las grandes farmacéuticas albergan portales en línea orientados al consumidor, que agilizan el acceso a los medicamentos e incluyen las teleconsultas.
Muchas instituciones tradicionales de salud, después de una inversión entusiasta en la IA, ahora se encuentran enfrentando desafíos técnicos, cuellos de botella operativos y expectativas insatisfechas. El progreso se ve obstaculizado por la falta de una infraestructura digital de apoyo y la naturaleza costosa de los recursos. A la par, ciertas organizaciones han desarrollado marcos de gobernanza para gestionar las complejidades, pero requieren conocimientos especializados a los que no siempre acceden con facilidad.
Por el contrario, las empresas del mercado directo al consumidor, como Amazon, pueden innovar de forma rápida y ágil. Sus soluciones digitales evolucionaron desde herramientas diseñadas para integrarse con las instituciones tradicionales hasta modelos que brindan atención sin intermediarios.
Debemos reconocer que la búsqueda en Google fue durante mucho tiempo una herramienta de apoyo a la toma de decisiones del paciente; mucho antes de que se ajustara su funcionalidad para la atención médica. En la actualidad, los chatbots son muy utilizados por las personas para obtener información médica, ya sea como orientación inicial o como segunda opinión. OpenAI, Microsoft y otros proveedores postulan agresivamente en el mercado estas capacidades.
Aunque, también vale decirlo, hoy en día no se valida la precisión médica ni la coherencia de los resultados de los modelos de lenguaje artificial. No obstante, la facilidad de acceso a la información no tiene precedentes.
La atención primaria ve disminuir su recurso humano. En los últimos llamados de residencias médicas, varios puestos de medicina familiar, medicina interna y pediatría quedaron sin cubrir en distintos países.
Además, durante décadas, las instituciones tradicionales se han resistido a que la información de salud electrónica sea fácilmente accesible para los pacientes en forma digital. El tiempo pasó y los pacientes conocen hoy los derechos sobre sus propios datos. Al hacer valer estos derechos, ahora pueden combinar sus datos de las historias clínicas electrónicas con biomarcadores digitales de los dispositivos portátiles, información genómica, redes sociales, compras de alimentos, ubicación en tiempo real y hasta la exposición ambiental.
Las herramientas impulsadas por IA podrían utilizar estos perfiles multidimensionales para obtener información y brindar diagnósticos altamente personalizados, identificar tratamientos posibles o predecir riesgos.
Las empresas de atención médica directa al consumidor operan en un panorama en el que el fracaso es una opción. Particularmente, cuando el sector navega por un invierno de salud digital, con inversiones que cayeron de $ 29,2 mil millones en 2021 a $ 8,3 mil millones en 2024.
La protección legal, por otra parte, no regula cuestiones más amplias, como la venta de datos, lo que deja a los usuarios vulnerables. Con términos de servicio que pueden cambiar a discreción de una empresa, los pacientes podrían no comprender ni controlar cómo se utilizan sus informaciones personales de salud.
Finalmente, las soluciones comerciales de salud digital también corren el riesgo de exacerbar las disparidades. Siempre tendrán desventaja aquellos que carecen de alfabetización digital, de acceso a banda ancha o a la tecnología necesaria para participar plenamente.
Los pacientes esperarán cada vez más de la atención médica lo que disfrutan en otras industrias: soluciones convenientes, impulsadas por la tecnología basada en IA, que les ahorren tiempo.
Para satisfacer las expectativas cambiantes, las instituciones tradicionales de salud deben adoptar la innovación y elementos de modelos centrados en el consumidor o arriesgarse a perder partes de sus pacientes. A medida que crece la influencia de las empresas, aumenta la necesidad de salvaguardar la autonomía, la privacidad y la dignidad de priorizar a las personas por sobre los resultados financieros.
Los líderes médicos, el ecosistema en expansión de las empresas y, cuando corresponda, los responsables de la formulación de políticas, deberán trabajar juntos para establecer salvaguardas que garanticen que las innovaciones sirvan a los mejores intereses de los pacientes y, al mismo tiempo, equilibren el acceso, la calidad y los resultados de salud a largo plazo.