Introducción |
El cáncer de ovario es una de las neoplasias ginecológicas más letales a nivel mundial. Su incidencia varía según la región, con una mayor prevalencia en los países desarrollados. Se estima que alrededor del 70 % de los casos se diagnostican en estadios avanzados (III o IV), lo que reduce significativamente las tasas de supervivencia a cinco años.
La falta de síntomas específicos y métodos de detección temprana eficaces contribuyen a este fenómeno. Los subtipos histológicos más comunes son el carcinoma seroso de alto grado, el endometrioide, el mucinoso y el de células claras, siendo el primero el más frecuente y agresivo.
El tratamiento del cáncer de ovario depende del estadio al momento del diagnóstico. En estadios tempranos (I-II), la cirugía con intención curativa suele ser suficiente, aunque en algunos casos se indica quimioterapia adyuvante.
En estadios avanzados (III-IV), el tratamiento combina cirugía y quimioterapia basada en platinos. Además, se han incorporado terapias dirigidas, como los inhibidores de PARP en pacientes con mutaciones en BRCA y la terapia antiangiogénica con bevacizumab. La decisión entre realizar una cirugía primaria o administrar quimioterapia neoadyuvante para reducir la carga tumoral antes de la cirugía es un tema de debate y depende de la posibilidad de lograr una citorreducción completa.
El rol de la cirugía en el cáncer de ovario |
La cirugía desempeña un papel fundamental en el tratamiento del cáncer de ovario. En los casos de enfermedad localizada, se realiza una histerectomía con salpingooforectomía bilateral y linfadenectomía para estadificar adecuadamente la enfermedad. En la enfermedad avanzada, la citorreducción quirúrgica busca extirpar la mayor cantidad de masa tumoral posible.
Diversos estudios han demostrado que la citorreducción completa, definida como la ausencia de enfermedad macroscópica residual, está asociada con un mejor pronóstico y una mayor supervivencia global. Sin embargo, la complejidad de la cirugía puede aumentar la morbilidad perioperatoria, lo que ha llevado a considerar la quimioterapia neoadyuvante en pacientes con alto riesgo quirúrgico o enfermedad muy diseminada.
Factores hereditarios en el cáncer de ovario |
Aproximadamente el 15-20 % de los casos de cáncer de ovario están relacionados con factores hereditarios, siendo las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 las más relevantes. Estas mutaciones aumentan significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de ovario y de mama. Otros síndromes hereditarios, como el síndrome de Lynch, también pueden estar asociados con un mayor riesgo de cáncer de ovario.
La identificación de estas mutaciones permite la adopción de estrategias preventivas, como la vigilancia intensiva, la quimioprofilaxis con anticonceptivos orales o la cirugía reductora de riesgo (salpingooforectomía bilateral profiláctica) en mujeres con alto riesgo genético.
El artículo Neoadjuvant Chemotherapy for Newly Diagnosed, Advanced Ovarian Cancer: ASCO Guideline Update proporciona una actualización de las guías de la ASCO sobre el uso de quimioterapia neoadyuvante (NACT) y la cirugía citorreductora primaria (PCS) en pacientes con cáncer epitelial de ovario en estadios III-IV. La guía fue desarrollada por un panel multidisciplinario de expertos y se basa en una revisión sistemática de 61 estudios.
Las principales recomendaciones incluyen la evaluación por parte de un oncólogo ginecológico, pruebas diagnósticas como CA-125, tomografía computarizada y estudios genéticos en todos los pacientes al momento del diagnóstico. Para pacientes aptos para cirugía y con alta probabilidad de citorreducción completa, se recomienda la cirugía primaria.
En pacientes con alto riesgo quirúrgico o baja probabilidad de citorreducción completa, se sugiere NACT con un esquema basado en platinos y taxanos. La cirugía citorreductora de intervalo debe realizarse después de hasta cuatro ciclos de NACT en pacientes con respuesta a la quimioterapia o enfermedad estable.
El artículo también aborda el uso de quimioterapia intraperitoneal hipertérmica (HIPEC) en pacientes seleccionados, el papel de la terapia de mantenimiento y las estrategias para pacientes con enfermedad progresiva durante NACT.
Finalmente, enfatiza la importancia de la evaluación genética y molecular en el manejo de la enfermedad, ya que las mutaciones en BRCA y otros biomarcadores pueden influir en las decisiones terapéuticas y el pronóstico de los pacientes.
Algoritmo propuesto para el manejo del cáncer de ovario |
Las guías ASCO proponen un algoritmo detallado para la evaluación y el tratamiento de las pacientes con cáncer de ovario avanzado. Según este esquema, la evaluación inicial debe incluir estudios de imagen (tomografía computarizada de abdomen y pelvis, radiografía o tomografía de tórax) y marcadores tumorales (CA-125). Posteriormente, se recomienda biopsia para confirmación histológica antes de iniciar el tratamiento.
Para pacientes con buena condición general y alta probabilidad de citorreducción completa, la cirugía primaria es la opción preferida, seguida de quimioterapia adyuvante. En cambio, aquellas con alto riesgo quirúrgico o enfermedad irresecable, deben recibir NACT con un régimen basado en platinos y taxanos, seguido de cirugía de intervalo y quimioterapia de consolidación.
En pacientes con enfermedad progresiva durante la NACT, se recomienda reevaluación con biopsia adicional y considerar opciones, como los regímenes alternativos de quimioterapia o ensayos clínicos.