Postulan que se necesita un “cambio radical”

No todo es el IMC: expertos proponen repensar el concepto de obesidad

Un comité pide no calificarla siempre como enfermedad, desterrar el IMC como parámetro único y diferenciar entre obesos y “preobesos”.

Fuente: The Lancet Diabetes & Endocrinology / BBC Mundo/ El País Definition and diagnostic criteria of clinical obesity

El propio concepto de obesidad como enfermedad asumido como cuestión dicotómica de blanco o negro, tiene muchos detractores. Hay quienes postulan que este problema de salud se despliega “en una escala de grises” y que la medida que define quién es obeso o no deja de tener en cuenta parámetros como sexo, etnias y la composición de grasa y músculo que definen el peso.

En esa línea, una comisión global, respaldada por más de 75 organizaciones médicas de todo el mundo, llamaron a repensar el concepto de obesidad y publicaron este manifiesto en la revista científica The Lancet Diabetes & Endocrinology. En concreto, dicen que se necesita un “cambio radical” y una diferenciación de criterios para definir quién necesita un tratamiento farmacológico.

El escrito critica la vigencia absoluta del Índice de Masa Corporal (IMC), la ecuación que determina quién es obeso o no. Porque en la medicina moderna, con sofisticados aparatos que miden la composición corporal, y la forma en la que el exceso de peso puede afectar nuestra salud, esta fórmula es insuficiente.

Por otra parte señala que a quienes tienen enfermedades asociadas con su peso se les debe diagnosticar “obesidad clínica”, pero a los que no tienen problemas de salud más allá del sobrepeso se postula la categoría de “obesidad preclínica”.

Por tanto, el manifiesto insta a reformular el concepto de obesidad ante los pacientes que ya padecen una enfermedad y los que siguen sanos pero corren el riesgo de desarrollarlas en el futuro.

IMC versus abordaje más amplio

El índice de masa corporal o IMC se obtiene dividiendo el peso de una persona por su altura al cuadrado. Si el resultado es superior a 25, el paciente tiene sobrepeso. Si pasa del 30, se clasifica como obeso. En muchos países, superar este número es el que marca el acceso a tratamientos como el semaglutide.

Pero el IMC no tiene en cuenta la composición de ese peso, que puede provenir de un exceso de grasa o de músculo. Tampoco marca que la grasa más peligrosa es la que está alrededor de las cintura y de los órganos. Otra de las críticas que posee es que estuvo pensando para pacientes caucásicos y tiene una mirada sobre las diferentes etnias.

El texto de la comisión propone acabar con estas injusticias combinando el IMC con medidas de grasa corporal (por ejemplo, perímetro de cintura o medición directa de grasa) y hasta 18 criterios para analizar los signos de enfermedad y hacer un diagnóstico diferencial.  El objetivo es diagnosticar quién es obeso y quién no de forma mucho más precisa y utilizar recursos en quienes realmente lo necesitan.

En concreto, los expertos abogan por un nuevo modelo que tenga en cuenta los signos de obesidad que afecten a los órganos del cuerpo (como cardiopatías, diabetes tipo 2 y dolor articular, entre otros), como indicadores de que la obesidad se ha convertido en una enfermedad clínica y necesita tratamiento farmacológico.

Resumen

A pesar de las pruebas de que algunas personas con exceso de adiposidad tienen mala salud debido a la obesidad, la obesidad se considera generalmente un presagio de otras enfermedades, no una enfermedad en sí misma. Por ello, la idea de la obesidad como enfermedad sigue siendo muy controvertida. Además, las actuales mediciones de la obesidad basadas en el IMC pueden tanto subestimar como sobreestimar la adiposidad y proporcionar información inadecuada sobre la salud a nivel individual.

Esta Comisión se propuso definir la obesidad clínica como una condición patológica que, de forma similar a la noción de enfermedad crónica en otras especialidades médicas, resulta directamente del efecto del exceso de adiposidad sobre la función de los órganos y tejidos. El objetivo específico de la Comisión era establecer criterios objetivos para el diagnóstico de enfermedades, que ayudaran a la toma de decisiones clínicas y a la priorización de intervenciones terapéuticas y estrategias de salud pública.