A medida que la población envejece la atención médica se enfrenta a desafíos significativos, y las enfermedades crónicas en personas mayores requieren un cambio en la prestación de servicios. La tecnología, impulsada por la inteligencia artificial, surge como la clave para garantizar la viabilidad y sostenibilidad de los sistemas de salud. Estos servicios habilitados y mejorados por la inteligencia artificial no solo elevan la calidad de vida de los pacientes, sino que establecen un paradigma para el futuro de una atención médica eficiente, personalizada y sostenible.
Así, investigadores de la ETSI Telecomunicación (ETSIT) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en colaboración con la Asociación Parkinson Madrid, han llevado a cabo un estudio en el que afrontan el reto de analizar la aceptabilidad de las nuevas tecnologías para las personas mayores en el ámbito sanitario con el objetivo de extraer resultados de la personalización de los servicios. Entre las conclusiones cabe destacar que diferentes características de los pacientes como el origen, el género, la edad, o incluso el confort con la tecnología, son determinantes a la hora de abordar estos cambios, por lo que un enfoque centrado en la persona para el desarrollo de nuevos sistemas de tecnología sanitaria es esencial para garantizar que las aplicaciones puedan adaptarse mejor a las necesidades de las diferentes poblaciones que envejecen.
La incorporación de tecnología y de la Inteligencia Artificial en el ámbito de la salud es muy importante en la actualidad. Ayuda a hacer que la atención médica sea más eficiente y reduce los costos para los sistemas de salud. Dado que cada vez hay más personas mayores en Europa, esto plantea un desafío para mantener los sistemas de atención médica sostenibles. En la reciente década, se ha observado un creciente compromiso por parte de diversas organizaciones en la promoción de un enfoque centrado en el individuo para el desarrollo de sistemas de tecnología sanitaria, que tiene muchos beneficios potenciales para la población mayor. Como señala Alberto del Río, investigador del Grupo de Investigación GATV de la UPM, “en el desarrollo de nuevos sistemas de tecnología sanitaria, un enfoque centrado en la persona y poner al individuo en primer lugar es la mejor manera de avanzar en la salud digital”.
En este sentido, el trabajo realizado por investigadores de la UPM y la Asociación Parkinson Madrid en el marco del proyecto europeo TeNDER refleja el compromiso por parte de diversas organizaciones en la promoción de un enfoque centrado en el individuo para el desarrollo de sistemas de tecnología sanitaria. El sistema TeNDER es una herramienta diseñada para ayudar a personas que sufren de enfermedades crónicas como Alzheimer, Parkinson y problemas cardíacos. Estas condiciones requieren cuidados a largo plazo y atención médica constante para mantener una vida saludable, y la herramienta desarrollada ayuda al proporcionar un conjunto de instrumentos (que incluyen aplicaciones móviles y sensores) que les permite estar al tanto de su salud, seguir sus tratamientos y mantener su independencia y calidad de vida.
Se puede señalar como una de las misiones del sistema TeNDER la personalización en el desarrollo e implementación del sistema. Para lograr esto, se ha utilizado un proceso de codiseño que pone a los usuarios en primer plano e incorpora sus necesidades específicas en cada componente del sistema. Esto significa que el sistema está pensado para ser adaptado a los requerimientos individuales de pacientes y profesionales de la salud al tiempo que garantiza su accesibilidad para aquellos que enfrentan barreras tecnológicas.
Durante el tiempo de desarrollo del proyecto, los pacientes y sus cuidadores usaron una aplicación móvil para interactuar con el sistema. La aplicación les permitía monitorizar los datos de salud y recibir recomendaciones y alertas personalizadas. Además, según el lugar en el que participaron (hospitales, centros de rehabilitación, centros de día o sus propios hogares) utilizaron diferentes dispositivos, como cámaras, sensores, pulseras y otros, que proporcionaron datos del mundo real que se incorporaron al sistema y permitieron complementar la personalización de interacciones, recomendaciones y alertas.
El sistema ha sido probado en varios países europeos −como España, Italia, Eslovenia y Alemania− con la participación de pacientes, cuidadores y profesionales de la salud. En general, todos los usuarios tuvieron opiniones principalmente positivas sobre la facilidad de uso y utilidad del sistema. También se destacó una alta tasa de aceptación, lo que significa que estaban dispuestos a usar el sistema con regularidad.
“Debemos recordar que a veces puede ser difícil para las personas mayores usar estos sistemas, especialmente si tienen problemas de salud a largo plazo. Hemos aprendido que los sistemas diseñados pensando en las personas, involucrando a quienes los usarán desde el principio, son más aceptados y útiles”, indica Alberto del Río.
“En el futuro, investigaciones adicionales podrían ayudarnos a descubrir cómo integrar la atención médica digital en los sistemas actuales para que más personas mayores puedan beneficiarse de ella”, concluye el investigador.