En una revisión realizada por Menzies & Ellis sobre 210 laparotomías en pacientes que habían sufrido una o más intervenciones abdominales, se encontró que el 94% tenían adherencias. Schafer y colaboradores establecen su aparición en el 50-95% de los pacientes operados por patología abdominal o ginecológica.
De lejos, el cuadro clínico más frecuentemente ocasionado por las bridas es la obstrucción intestinal, calculándose que son responsables del 60%-70% de todos los casos de obstrucción del delgado en el mundo occidental (Ellis; 1998). La mitad de las oclusiones suele aparecer en las primeras 4 semanas y el resto a lo largo del tiempo, con hasta un 20% de íleos a 10 o más años de la cirugía previa.
Otras secuelas que pueden originarse de las adherencias son infertilidad y dispareunia, riesgo aumentado de lesión visceral en subsecuentes laparotomías o laparoscopias, dolor crónico abdominal, etc.
El estímulo más potente para la formación de las adherencias es el trauma peritoneal, aunque también se ha demostrado la importancia de la isquemia en su génesis (Fedor y col.). Otras causas incluyen los cuerpos extraños, tales como el silicato de magnesio (talco) y el almidón de los guantes (Ellis; 1994).
El proceso de la formación de las adherencias es complejo e involucra la ausencia de modificación de los mecanismos fibrinolíticos y la migración y proliferación de diversos tipos celulares (células inflamatorias, mesoteliales, fibroblastos, etc.) (Dijkstra y col.).
Las medidas que clásicamente se recomiendan para prevenir la formación de bridas postoperatorias son: minimizar el daño peritoneal durante la cirugía, reducir la respuesta inflamatoria, inhibir la coagulación, promover la fibrinolisis y mantener separadas las superficies con potencialidad de adhesión.
El advenimiento de la cirugía laparoscópica - con un mínimo acceso a la cavidad peritoneal - ha logrado una disminución en la frecuencia de formación de adherencias, pero no las ha suprimido. Para cumplir con las otras medidas de prevención se han empleado agentes farmacéuticos (corticosteroides, AINE), instilación de fluidos (dextran, carboximetilcelulosa, Ringer) y barreras físicas (celulosa, ePTFE). Recientemente se ha comenzado a emplear derivados del ácido hialurónico (glicosaminoglicano) y del hialuronato de sodio como barreras reabsorbibles para mantener separadas las superficies (Seprafilm y SepracoatÒ; Genzyme BV, Naarden, Netherlands).