La polisomnografía mide la actividad del cerebro y del cuerpo

El sueño también es estudiado

Si el sueño es uno de los indicadores clave de nuestra calidad de vida, cuando no se consigue dormir bien, el descanso tanto físico como mental tampoco se lo puede lograr, y con ello se presentan desórdenes de la salud.

Autor/a: Por Miguel Romero Flores

“El dormir no es sólo un período de ‘reposo’ de la rutina de cada día. Es un estado activo que es importante para ayudar a mantener nuestra salud física y mental”, dice la Academia Americana de Medicina del Sueño, AAMS.

Para el médico psiquiatra Gonzalo Matovelle, miembro de la AAMS, el insomnio (dificultad para iniciar o mantener el sueño) y la hipersomnia (somnolencia durante el día) constituyen dos de los principales motivos de consulta psiquiátrica, pues están relacionados con problemas de ansiedad y depresión.

Aclara que lo más común en pacientes con ansiedad y depresión es el insomnio primario crónico —meses o años de no dormir bien—, cuyas causas más comunes son la ansiedad, el estrés, el alcohol, el café. También señala al insomnio primario agudo, que son lapsos de semanas de no dormir bien.

Cualesquiera de los tipos de insomnio no permiten lograr una buena noche de reposo, lo que conlleva repercusiones graves en la salud.

El 40 por ciento de la población mundial —dice Gonzalo Matovelle— sufre de alguna forma de insomnio, del cual el 16 por ciento lo tiene crónico. Es decir, de los dos millones de habitantes de la ciudad de Quito, 800 mil no duermen bien.

Foto_1: Gonzalo Matovelle, médico psiquiatra, miembro de la Academia Americana de Medicina del Sueño.

LAS ETAPAS DEL SUEÑO

Se conocen dos etapas del sueño: sueño sin movimientos oculares rápidos (NREM, por sus siglas en inglés) o sueño desincronizado, y sueño con movimientos oculares rápidos (REM, por sus siglas en inglés) o sueño sincronizado.

Según información de la Biblioteca Nacional de Medicina de los EEUU, el acto de soñar está asociado con el sueño REM. Durante esta etapa, no se mueven los músculos corporales, con excepción de los ojos y los pulmones.

Entre tanto, el sueño NREM tiene 4 etapas que se pueden diferenciar por medio de ondas cerebrales, EEG.

Una persona con sueño normal tiene un promedio de 4 a 5 ciclos de sueño REM y de sueño NREM durante una noche. Las dos etapas de sueño se alternan cada 90 minutos aproximadamente.

Foto_2: Con los exámenes polisomnográficos se registran las ondas cerebrales, frecuencia cardiaca, movimientos musculares del paciente.

LA POLISOMNOGRAFÍA AYUDA AL DIAGNÓSTICO

“El momento en que uno entienda bien a la persona en su noche, tiene más opciones de entenderla mejor durante el día”, afirma el doctor Matovelle, quien destaca además la importancia de estudiar algo que representa la mitad de nuestras vidas: el sueño. Por ello, él abrió en Quito el Laboratorio del Sueño, Insomnolab. Allí se realizan exámenes polisomnográficos.

En la actualidad, los problemas del sueño pueden diagnosticarse y ser tratados de formas más precisas mediante la polisomnografía, que mide la actividad del cerebro y del cuerpo mientras la persona duerme.

La polisomnografía es en un estudio del sueño que mide sus ciclos y etapas por medio del registro de las ondas cerebrales (EEG), la actividad eléctrica de los músculos, los movimientos oculares, la frecuencia respiratoria, la presión arterial, la saturación del oxígeno en la sangre y el ritmo cardiaco.

Entre los trastornos del sueño que se pueden evaluar con un estudio polisomnográfico, explica Gonzalo Matovelle, están el insomnio, hipersomnia (somnolencia diurna excesiva), apnea obstructiva del sueño, narcolepsia, problemas respiratorios o alteraciones de comportamiento durante el sueño.

Los exámenes polisomnográficos son realizados sobre todo en niños, ancianos y embarazadas.

Foto_3: El estudio de los problemas del sueño permite diagnósticos y tratamientos más precisos.
 

EXÁMENES POLISOMNOGRÁFICOS, PASO A PASO

Los exámenes polisomnográficos se realizan en centros especializados en estudios del sueño, la mayoría de las veces durante la noche.

La recomendación inicial: no consumir ningún medicamento para dormir, ni alcohol ni bebidas que contengan cafeína antes del examen.

Al paciente, acostado en una cama, el médico, o el tecnólogo, le coloca electrodos en el mentón, el cuero cabelludo y en el borde externo de los párpados.

Las señales provenientes de los electrodos se registran mientras la persona está despierta con los ojos cerrados y durante el sueño. Se mide el tiempo que la persona necesita para conciliar el sueño y el tiempo que toma para entrar en el sueño MOR (movimiento ocular rápido).

También se le colocan monitores en el pecho para registrar la frecuencia cardiaca y la respiración.

Para su posterior análisis y verificación de si han ocurrido eventos anormales durante el examen, el periodo de sueño del paciente puede grabarse en un video.

Los resultados del examen permiten determinar si el paciente muestra patrones normales o usuales de las ondas cerebrales y de los movimientos musculares durante el sueño, o si se confirma la presencia de un trastorno del sueño del cual se sospecha.

La polisomnografía ayuda a una mejor comprensión del sueño del paciente. El tratamiento que recomendará el médico será diseñado de acuerdo con la alteración del sueño diagnosticada.

Foto_4: La tecnología actual facilita el estudio del sueño. En la foto, el tecnólogo Carlos Torres revisa el registro de la información que a través de los electrodos llega a la computadora, mientras la paciente duerme.

HIGIENE DEL SUEÑO

Si el dormir ocupa gran parte de nuestras vidas, como parte de una “higiene del sueño”, lo primero que recomienda el médico psiquiatra Gonzalo Matovelle es “sacar la televisión del dormitorio”. ¿Por qué? Porque, dice el especialista, este aparato es una fuente luminosa que estimula al cerebro que no induzca el sueño.

Un buen colchón es otro elemento de la higiene del sueño. Aunque, “la cama sólo debe servir para dormir o para tener relaciones sexuales, no para leer ni ver televisión” dice Matovelle; algo que rara vez se lo cumple.

Foto_5: El descanso físico y mental contribuyen a una buena salud. Cuando hay problemas de sueño, la medicina los estudia.

OTRAS RECOMENDACIONES PARA DORMIR BIEN

Como guía para mejorar los hábitos de sueño, la AAMS presenta las recomendaciones siguientes:

• Mantenga un horario regular de sueño, incluso en días que no trabaje o durante el fin de semana.
• Vaya a la cama sólo cuando se sienta con sueño.
• En caso de estar en la cama y no sentirse con sueño, siendo incapaz de dormirse en 20 minutos, salga de la habitación y entreténgase con una actividad tranquila en otro sitio de la casa. No se quede dormido fuera de la habitación. Regrese a la habitación sólo cuando se sienta con sueño. Repita este proceso tantas veces como sea necesario durante la noche.
• Use su habitación sólo para dormir, sexo y cuando esté enfermo.
• Si tiene dificultad durmiendo por la noche, evite la siesta durante el día. Si hace siesta, intente tomarla a la misma hora cada día y no por más de una hora. A media tarde (no más tarde de las 15:00) es la mejor hora para la siesta en la mayoría de los casos.
• Establezca hábitos y rituales que le permitan relajarse antes de irse a dormir. Por ejemplo un baño caliente, un tentempié ligero, o leer un poco.
• Haga ejercicio regularmente. Evite hacer ejercicio vigoroso antes de acostarse e idealmente evite programarlo durante las y horas antes de acostarse.
• Mantenga horarios regulares. Mantener horarios predecibles para comer, así como para tomar medicamentos o realizar tareas laborales u otras actividades ayuda a mantener el reloj interno sincronizado y facilita el buen dormir.
• Evite comidas pesadas un par de horas antes de acostarse. Sin embargo, un tentempié ligero antes de ir a la cama puede ayudar a dormir mejor.
• Evite bebidas o alimentos con cafeína (café, te, refrescos con cafeína, o chocolate) durante las seis horas anteriores a irse a dormir.
• No beba alcohol si se encuentra somnoliento, ya que tan sólo una pequeña cantidad de alcohol puede afectar actividades como conducir. Evite el alcohol si toma pastillas para dormir u otros medicamentos que afectan al sistema nervioso.
• Consulte a su médico si tiene dudas respecto a posibles interacciones entre sus medicamentos y bebidas alcohólicas. Evite el uso de alcohol para ayudarse a dormir mejor. A pesar de que el alcohol puede ayudarle a dormirse más rápidamente, se sabe que puede afectar seriamente la calidad de su sueño durante el resto de la noche.
• No fume antes de acostarse o durante la noche.
• Las pastillas para dormir se deben usar con precaución. En general, el uso de medicamentos para dormir deben de ser usados por no más de dos o tres semanas.
• Recuerde comentarle a su médico cualquier problema de tipo respiratorio durante el sueño (roncar, respiración irregular, despertarse con falta de aire, levantarse con dolor de cabeza o náusea) antes de que le prescriba pastillas para dormir.