Volvamos a los días en que disponíamos de muy limitadas investigaciones: sin tomografía computada, sin resonancia magnética nuclear,  sin tomografía de emisión de positrones, ni cirugía endoscópica o sondas de genes. Incluso el ultrasonido era una modalidad nueva y limitada. Teníamos unos pocos exámenes básicos de sangre, exploraciones isotópicas insensibles y accesorios inútiles, como el estetoscopio, los martillos de reflejos y los diapasones. El todopoderoso médico con gafas emitía un dictamen sobre la base de su experiencia clínica (a menudo considerable). Pero la tecnología ha desterrado a la experiencia, y la medicina basada en la evidencia picoteó la última carne de los huesos de la opinión médica. La medicina científica es ahora la ley.

Las modernas técnicas de imagen constantemente descubren hallazgos incidentales de significado desconocido. Una investigación conduce inevitablemente a otra, cada vez con más errores e incidentalomas. La medicina no ha alcanzado la disminución de la patología, y nuestras investigaciones buscan agujas de enfermedades cada vez más pequeñas en un pajar cada vez más grande de la salud, lo que socava la especificidad y la sensibilidad de todas las investigaciones actuales. Después vino el ascenso y el aumento de los síntomas sin explicación médica: gran parte de la medicina actual consiste en la gestión de las creencias erróneas acerca de la salud y de la ansiedad. Sin embargo, el modelo científico no entiende estas cosas y conduce a más pruebas innecesarias, a la incertidumbre diagnóstica y al sobrediagnóstico.

¿Cuál es el punto que nos hace médicos, cualquier idiota puede pedir una prueba o seguir una guía?

El papel de un médico no es ni investigar, ni seguir las guías sino interpretarlas, y a menudo ignorarlas-es decir, producir un cortocircuito en la maquinaria médica mecanizada para el beneficio de sus pacientes-. De lo contrario, ¿cuál es el punto que nos hace médicos, cualquier idiota puede pedir una prueba o seguir una guía? Los médicos también necesitan una opinión sobre la validez de la proliferación de problemas psicológicos, trastornos del sueño y síntomas físicos nebulosos reunidos como "síndromes".

Los médicos están cada vez más temerosos de dar opiniones, incluso como "expertos". Esto está impulsando el aumento de las derivaciones que socavan todo el sistema de salud. La medicina es ahora blanda, irreflexiva, costosa, e indecisa. La opinión es la base de toda discusión y el catalizador del cambio. Si usted no puede o no quiere dar una opinión mesurada no está funcionando propiamente como médico.

En mi opinión, los mejores médicos no son los que se supone que son los más brillantes o más cultos, sino aquellos que reconocen las limitaciones de la medicina y que puede formular un juicio. Expresar una opinión médica significa que debemos aceptar equivocarnos de vez en cuando y que las opiniones pueden molestar a otros. Opinar es el arte y el oficio de la medicina, sin ella podría no haber medicina en absoluto.

*Editorial traducido por Daniel Flichtentrei con autorización del autor.
* Des Spence en Twitter: @des_spence1