"La malnutrición fetal e infantil produce consecuencias perjudiciales permanentes en el desarrollo del cerebro humano"
Cuando se nace, se tiene una inmadurez en el sistema nervioso, en los factores inmunológicos excepto los transferidos por la madre por vía transplacentaria durante cierto tiempo y en los sistemas enzimáticos. La inmadurez neurológica hace que los seres humanos tengan, al momento del nacimiento y en términos de supervivencia una dependencia absoluta de la ayuda exterior. No se poseen al nacimiento todas las redes neuronales complejas y éstas no tienen su dotación completa (el 80-90 % de las neuronas se forman después del nacimiento).
Se acepta que el ambiente variado y rico en estímulos desarrolla una corteza cerebral más gruesa, mejor irrigada, con neuronas de mayor tamaño, con mayor riqueza enzimática de la colinesterasa y aumento de las prolongaciones dendríticas. Hay un crecimiento, desarrollo y diferenciación de las estructuras del sistema nervioso estimulado por un ambiente enriquecido.
El crecimiento, desarrollo y maduración del cerebro infantil implica también una plasticidad funcional excepcional de las estructuras nerviosas que permite el aprendizaje y que debería coincidir en esta etapa de gran receptividad con un adecuado ambiente físico, social y cultural.
La malnutrición fetal e infantil produce consecuencias perjudiciales permanentes en el desarrollo del cerebro humano. La fase de máximo crecimiento cerebral es un período transitorio del crecimiento de este órgano durante el cual asciende rápidamente la parte sigmoidea de la curva de crecimiento. Los acontecimientos que tienen lugar durante esta fase tanto en el campo del desarrollo cerebral como en las funciones bioquímicas y fisiológicas, constituyen transformaciones radicales y decisivas en las que la malnutrición afecta en forma adversa, grave e irreversible al cerebro.
La fase de máximo crecimiento cerebral comienza hacia la mitad de la gestación y termina entre los 2-3 años de edad Durante la fase de máximo crecimiento el número total de neuronas que tendrá el adulto, el árbol dendrítico y sus conexiones sinápticas crecen y se desarrollan. En este período la malnutrición infantil moderada reduce hasta en un 40 % el número de sinapsis por neurona y este déficit persiste en el lactante pese a las correcciones realizadas en la deficiencia alimentaria. La malnutrición no destruye el tejido nervioso sino que produce un intenso y extenso déficit cuantitativo de la población neuronal, del número de sinapsis por neurona y de la relación cuantitativa desde el punto de vista sinaptológico entre diferentes estructuras.
La malnutrición tiene un efecto deletéreo sobre la inteligencia y afecta la capacidad de aprender, la memoria, la motivación y produce alteraciones en el comportamiento social
La malnutrición tiene un efecto deletéreo sobre la inteligencia y afecta la capacidad de aprender, la memoria, la motivación y produce alteraciones en el comportamiento social. El grado de irreversibilidad de los cambios anormales y negativos que ocurren dependerá del momento evolutivo en que actúen y de la duración e intensidad de la injuria.
La madurez química del cerebro infantil se alcanza por biosíntesis local o por el aporte de la dieta de la madre y del lactante. La malnutrición intrauterina que es una deficiente alimentación materna durante el embarazo y una malnutrición postnatal afectan sin lugar a dudas el desarrollo cerebral y disminución de la actividad enzimática; estos niños deben soportar todo tipo de discapacidades y minusvalías a futuro.
La combinación de una nutrición inadecuada y un medio ambiente social y hogareño poco estimulante traen como resultado un deterioro en las destrezas, aptitudes y habilidades, dificultades en la dicción y la lectura y un progreso deficiente o nulo en la escolaridad.
La interacción entre la calidad y cantidad de los elementos nutritivos, las enfermedades que afectan la ingestión de alimentos, la presencia de infecciones y factores socioeconómicos negativos tanto antes como después del nacimiento, ejercen una profunda influencia que inducen el deterioro del cerebro infantil en los niños pequeños y ponen en serio riesgo su futuro como seres humanos.
Durante los primeros años de vida, las cualidades del medio social son de vital importancia para el normal desarrollo del niño. El desarrollo no es un proceso regular e invariable en todos los niños y éste adviene por la sinergia establecida entre el cerebro que es una estructura biológicamente compleja y el aporte estimulante del entorno, el entorno deja su impronta en el cerebro que se prepara para lograr una comunicación adecuada con aquello que el medio le solicita.
El desarrollo psíquico depende de dos procesos complementarios: por una parte el crecimiento, el desarrollo y la maduración del cerebro infantil y por otro lado el aprendizaje y la socialización. La maduración permite la socialización y ésta a su vez la estimula y promueve. Pues entonces, la base fundamental del desarrollo del cerebro infantil es la buena nutrición maternoinfantil, la estimulación estructurada y sistemática, la aferentación permanente y temprana adecuada al momento evolutivo y el cariño, el buen trato y el respeto que todo niño merece.
Dr. Leonardo Strejilevich
Médico
Master en Gerontología Social
Universidad Autónoma de Madrid
Dedicado a la Neurogerontología– Neurogeriatría y Gerontología Social. Periodista científico. Ensayista.
Ex – Docente Facultad de Medicina y Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires.
Ex Profesor Regular Adjunto Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Salta. Ex - Director General Comisión Permanente de Carrera del Ministerio de Salud Pública del Gobierno de la Provincia de Salta. Ex – Miembro activo del Laboratorio de Investigaciones Neuroanatómicas Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.