¿Cómo vive una médica la epidemia de Dengue?

El Dengue en primera persona

Una médica nos cuenta su experiencia ante la epidemia de Dengue

Autor/a: Dra. Cecilia Florencia Pereyra

Foto: Dra Eleonora Basilotta (infectóloga), Bioq. Silvana Fantone (jefa de laboratorio), Lic. Mariana Ferreira (Comité Control de Infecciones), Lic. Jessica Jorquera (Comité Control de Infecciones),  Lic. Elena Domínguez (Comité de Control de Infecciones), Dra Cecilia Pereyra (Terapia Intensiva), Dra Mariela Nebbia (infectóloga). Hospital Interzonal de Agudos Dr. Luis Guemes, Haedo, Provincia de Buenos Aires.

Dengue, el nuevo desafío

“El trabajo en equipo pone en juego múltiples destrezas sociales, requiere de empatía, comunicación, liderazgo y solidaridad”, Facundo Manes

Por Dra. Cecilia Florencia Pereyra

El reloj despertador sonó como todos los días a las 6.00 AM y fue la señal de que una nueva jornada estaba por arrancar. Estamos a mediados de enero, un mes con clima dispar, días de calor agobiante, tormentas y humedad que, por momentos, se hace insostenible.

Soy medica, trabajo desde hace mas de quince años en un hospital público donde ingresé para formarme en la especialidad de Terapia Intensiva. Completé toda la residencia y luego accedí a un cargo como médica de planta del servicio. Tantas horas vividas en ese lugar, crecí, maduré, sufrí, por eso hoy, lo considero mi segunda casa.

Pero este verano no es como los anteriores, más allá de que siempre el hospital en esta época del año se encuentra con menos gente en sus pasillos, este año iba a pasar algo distinto.

A media mañana atiendo un llamado de la Dirección del Hospital. Desde hace dos años que estoy en el comité de Control de Infecciones. Son muchas las actividades que llevamos adelante sin importar la época del año, tareas ya establecidas que nos repartimos con el resto de los integrantes, pero siempre estamos atentas a lo inesperado. Y así fue...

El motivo de la convocatoria por parte de la dirección tenía un objetivo claro: “Nos parece que van a tener que comenzar a preparar todo lo necesario para la atención a pacientes con Dengue, ¿no les parece?”. Con esas palabras, el director del Hospital me estaba dando una nueva tarea para llevar adelante. Debo reconocer que la pregunta me sorprendió. No lo había pensado hasta ese momento. En los diarios estaban apareciendo de manera esporádica noticias acerca del Dengue y se mencionaban lugares bastante alejados como Misiones y Formosa. A veces pensamos que las cosas “le van a pasar al otro” o “están en otro lado y no en nuestro lugar”, es por eso que no estaba en mi mente que teníamos que hacer algo al respecto. Pero asumimos el compromiso y pusimos manos a la obra.

"Es esencial reunir personas que complementen sus habilidades y recursos. Una vez conformado, el hecho de que todos sus miembros promuevan un mismo objetivo genera lo que suele denominarse clima de equipo". Facundo Manes

Lo primero que hicimos fue reunirnos. Nada como sumar gente para pensar, planificar, organizar la tarea. “Trabajo colaborativo”, esas fueron las palabras que me surgieron. y las recuerdo de las lecturas sobre planificación estratégica que estudié durante la Maestría en Educación. No se puede pensar en soledad, hoy se piensa en equipo.

El grupo de trabajo se formó con las enfermeras del comité, las infectólogas, con referentes del laboratorio bioquímico, las enfermeras del sector de emergencias y colegas del Servicio de Clínica Médica. En cada reunión semanal íbamos convocando a distintos personas del hospital por las nuevas cuestiones que iban surgiendo.

Un párrafo aparte merecen las enfermeras. Son los motores del grupo, las que siempre van para adelante, las que no se cansan. ¡Cuánto tenemos que aprender los médicos de ellas!, de como saben trabajar en equipo, o tener una mirada integradora y no egoísta. Son los “ángeles de la guarda”. Así las siento. Son las que cuidan, no solo a los pacientes sino también a nosotros, los médicos.

Ya con el equipo armado, el paso siguiente fue buscar información, estudiar todo lo que estaba publicado, entrar en los sitios oficiales de los Ministerios de Salud y esa información se fue intercambiando. Opinamos, discutimos, consensuamos. Adaptamos la información a nuestro lugar, a nuestra circunstancia, a nuestro hospital.


Consultorio del paciente febril

Acordamos que era necesario un espacio destinado para estos pacientes. Y así fue como en pocos días ya estaba armado un lugar en el sector de la guardia al que denominamos: “consultorio febril” para la atención de los casos sospechosos que podrían llegar. Al principio contaba con solo dos camas, una camilla y un escritorio. Se asignó una enfermera en los turnos mañana y tarde por si algún paciente requería internación durante algunas horas para hidratación y control de signos vitales. Se organizaron los formularios para completar las fichas epidemiológicas, carpetas para guardar toda la información, y todo lo necesario para la extracción de muestras de sangre.

También implementamos charlas informativas para todo el personal, y en particular para la gente de guardia donde invitamos no solo a los médicos clínicos, sino a cirujanos, enfermería, camilleros y a todo aquel que trabaja en la guardia. Acceder al conocimiento, saber cómo son las cosas permite que cada uno pueda hacer mejor su trabajo.

Desde el principio sabíamos que la comunicación tenía que ser uno de los pilares para que el equipo pudiera funcionar. El acceso a la información de los nuevos casos, de los casos en seguimiento y la rapidez para que todo el equipo esté notificado era sumamente importante. Dar las pautas de manejo al profesional que lo estaba atendiendo como así al propio paciente y a su familia, ésas eran las metas. Y para lograrlo es fundamental la comunicación precisa. Nos costó al principio. En la era de la comunicación, no siempre la información llegaba a tiempo y de la manera correcta, pero fuimos corrigiendo las deficiencias.

Y los pacientes comenzaron a llegar...

Para el 20 de enero estaba todo armado y comenzamos a atender los primeros casos sospechosos que resultaron negativos. Pero los médicos ya estaban muy atentos a los síntomas. El Dengue es una enfermedad que se puede confundir con muchas otras, de ahí el reto para hacer el diagnóstico preciso. Si nos quedaban dudas del caso, volvíamos a citar al paciente a la consulta a las 24 hs o 48 hs, sin turno, sin que tenga que hacer largas cola para ser atendido. Es importante brindarle confianza y la certeza de que un equipo de profesionales lo está acompañando.


Espacio de observación del paciente febril

Hasta que llegó María, una señora de 58 años que vino al consultorio derivada por la secretaria de guardia con fiebre de dos días de evolución. Estaba acompañada por su hija cuyo rostro mostraba preocupación.

- Sabe lo que pasa doctorA, mi mamá llegó hace cuatrodías de visitar a la familia.

- ¿Y de dónde viene?

- De Misiones, de Puerto Iguazú.

Traté de evitar que mi cara mostrara señales de preocupación, pero por dentro sabía que esa información era una señal inequívoca. María estaba en buen estado general, no había signos de alarma, los análisis de laboratorio estaban ligeramente alterados y acordamos volver a vernos al otro día.

-    María, tu mamá solo puede tomar Paracetamol si sigue con fiebre o dolores musculares.

-    Si doctora, mi familia de allá ya me lo dijo. ¿Ud sabe que fue lo que más me llamó la atención de estos días que estuve de visita?

-    No, dígame.

-    Que muchos vecinos del barrio estaban con fiebre. Primero el vecino de al lado, luego el de enfrente. Incluso mis familiares, estaban tomando esta pastilla.

-    María, vamos a tener que tomarle una muestra de sangre para descartar que esta fiebre y los dolores que está sintiendo sean por causa del Dengue.

-    Si, lo sé, lo sé… Yo acompañé a una pariente al hospital de allá. Pero doctora, nunca vi tanta gente enferma. Esto no es como otras veces, ¿no?

-    No lo sabemos todavía. Pero es posible que estemos frente a una situación distinta.

María volvió a las 24 horas tal como habíamos acordado. Al ver su mirada ya se notaba que estaba distinta. Más apagada. No era la paciente que había conversado conmigo el día anterior.

-    No me siento bien, tengo muchos mareos, debilidad en las piernas y este dolor de cabeza que no calma. Me cuesta concentrarme y los dolores musculares me siguen sin descanso. Casi que no puedo levantarme de la cama.

-    Le tomamos la presión antes venir como usted nos dijo,  tenía 90 / 60. La verdad es que ella no suele tener esa presión tan baja.

-    Y María, ¿cómo está comiendo?

-    Nada doctora. Como si el estómago estuviera negado a aceptar algo de comida. ¡Y mire que yo soy de buen comer! No tengo apetito, miro la comida servida en la mesa y ya me comienza una sensación de náuseas que no puedo evitar.

María ya sumaba varios síntomas. Algunos de ellos habituales y de menor relevancia, pero otros signos como la hipotensión que no se podían dejar pasar por alto. Había que actuar en forma rápida. Hidratación con suero fisiológico hasta lograr estabilizar el cuadro. Los análisis estaban marcando una caída de las plaquetas y de los glóbulos blancos, leucopenia.

Por un instante pensé: “Este cuadro clínico es Dengue. Esto es lo que leí en los libros, lo que dicen las guías...”  Y así fue. Ese mismo día nos llegó la confirmación del Hospital Posadas de que María tenía pruebas positivas para dengue serotipo 1.

Hace más de treinta días que atendí a María, estuvo en internada durante 48 horas y luego se fue recuperando hasta alcanzar el alta médica. En el hospital hasta fines de febrero atendimos a más de 45 pacientes y la mitad resultaron casos confirmados. Algunos de ellos requirieron internación para observación y seguimiento. A otros los fuimos viendo en forma ambulatoria cada 48 hs hasta los 10 días de inicio de los síntomas.

El equipo está funcionando, estamos motivados, sabemos que podemos contar uno con el otro, y eso es fundamental. Tuvimos que extender el horario de atención del consultorio los días de semana desde las 7.30 hasta las 16.00 hs  y los sábados 9.00 a 13.00 hs. Y fuera de ese horario, mandamos mensajes telefónicos o llamamos a los médicos de guardia para estar al tanto de los nuevos casos. 

Desde hace varios días me cuesta dormir. Cierro los ojos y aparecen imágenes sobre lo que María me contaba del hospital en Misiones. Imágenes de médicos, enfermeras, camilleros, personal de laboratorio trabajando durante horas, yendo de un lado para el otro, haciendo inclusive horas extras. Veo personas de todas las edades. Madres llevando en brazos a sus hijos con fiebre al hospital. Hombres maduros que no pueden trabajar por los intensos dolores musculares que los aquejan. Adolescentes que sufren de dolores de cabeza que no les permiten ni siquiera estar levantados y decenas de personas mayores que llegan al hospital con signos de deshidratación o episodios de sangrado.

Y por un instante pienso que María tenía razón, esto no lo vivimos antes… Estamos frente a algo distinto que no podemos ignorar, no importa donde estemos.

Dra. Cecilia Florencia Pereyra
Médica intensivista del Hospital Luis Guemes, Haedo.
Miembro de SATI, Comité de Infectología Crítica