Escepticemia por Gonzalo Casino

Genes e historia

Sobre la genealogía genética de la humanidad y su integración con las humanidades

Autor/a: Gonzalo Casino

Tras varias décadas de análisis y secuenciación de centenares de miles de genomas humanos, de forma cada vez más rápida y precisa, ha llegado un primer gran ejercicio de síntesis científica que apela a los humanistas de nuestro tiempo. Se trata del mayor y más detallado árbol genealógico del genoma humano realizado hasta la fecha, cuyos detalles se han publicado en el último número de la revista Science. La investigación permite constatar cómo todos los individuos están emparentados, rastrear la dispersión de las variaciones genéticas y clarificar un poco más la historia evolutiva de los humanos y sus movimientos desde su salida de África.

Este gran mapa genético unificado integra más de 3.500 secuencias completas de genomas humanos modernos y arcaicos de alta calidad correspondientes a más de 215 poblaciones diferentes procedentes de ocho grandes colecciones de datos genómicos. A todo esto, se han añadido más de 3.500 genomas de entre 1.000 y más de 100.000 años de antigüedad, para mejorar las inferencias sobre la localización de algunos eventos de la historia evolutiva. Esto se ha conseguido gracias a un nuevo método no paramétrico, que no hace suposiciones sobre las migraciones humanas, sino que deja hablar a los datos del genoma por si mismos. Así, se ha podido inferir por ejemplo que el ancestro común de todas estas muestras genéticas se ubicaba en el Noreste de África hace 72.000 años.

El reto de sintetizar todo el aluvión de secuencias modernas y arcaicas de la especie no ha hecho más que empezar. Este trabajo pionero muestra que con creatividad científica y tecnología es posible integrar y visualizar la tremenda complejidad que supone rastrear la evolución del genoma. Cada punto del genoma actual puede concebirse como un árbol genealógico que llega hasta nuestros ancestros y, a la vez, integrarse en un gran árbol unificado para conocer nuestra historia evolutiva. Y todo ello puede visualizarse en un video que recorre 2.043.000 años y 81.700 generaciones.

Desde la Ilustración, la ciencia y las humanidades han ido cada una por su camino

Este logro muestra también que los rápidos avances de la genética evolutiva genética no pueden quedar fuera del campo de acción de las humanidades por más tiempo. Desde la Ilustración, la ciencia y las humanidades han ido cada una por su camino, pero la historia no tiene mucho sentido sin la prehistoria, y la prehistoria tiene poco sentido sin la biología, como advertía Edward O. Wilson, el padre de la sociobiología y gran impulsor de la convergencia de la ciencia y las humanidades, recientemente fallecido.

Aunque la ciencia y las humanidades estudian y describen la especie humana y sus vicisitudes de forma muy diferente, ambas aspiran a dar cuenta de la naturaleza humana aplicando la creatividad y métodos diferentes. Pero hay, además, una diferencia de alcance temporal. Las humanidades se centran en los 3.000 años de historia y, todo lo más, en los 10.000 años de las civilizaciones humanas que empezaron con la revolución neolítica hace unos 10.000 años. Pero los 200.000 años anteriores en los que surgió el Homo sapiens, y aun los millones de años en los que se desarrolló el linaje humano, son cruciales para entender cómo se configuró nuestro cerebro y cuales son las bases biológicas de nuestro comportamiento.

Las dimensiones individual y social, competitiva y cooperativa, emocional y racional, que deben tenerse en cuenta para comprender los hechos históricos, los conflictos sociales, los logros artísticos y las necesidades y aspiraciones humanas, no pueden conocerse completamente desde la sola perspectiva de las humanidades. Para ello es necesario abrir las humanidades a la ciencia, ampliar su horizonte a una escala biológica y empezar a tender puentes para su integración con algunas disciplinas más próximas, como la biología evolutiva o la neurociencia.


Visualización de los linajes ancestrales humanos inferidos a lo largo del tiempo y el espacio. Cada línea representa una relación ancestro-descendiente en nuestra genealogía inferida de genomas modernos y antiguos. La anchura de una línea corresponde al número de veces que se observa la relación, y las líneas están coloreadas en función de la edad estimada del ancestro. Fuente: Wohns et al. / Science


El autor: Gonzalo Casino es licenciado y doctor en Medicina. Trabaja como investigador y profesor de periodismo científico en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.