A menos de dos años de su aparición, la Covid-19 podría ser una de las enfermedades virósicas más estudiadas. Pero aún queda mucho por conocer sobre su comportamiento y sus efectos a largo plazo. Una pregunta frecuente es cómo reanudar la actividad física de manera segura. El médico deportólogo y cardiólogo Jorge Franchella enumeró consejos generales para tener en cuenta a la hora de las recomendaciones.
Cómo evaluar a los pacientes en el regreso a la actividad física
Desde la historia clínica al uso racional de los exámenes complementarios
Preguntar si antes del coronavirus la persona era sedentaria o activa, dejar pasar al menos 15 días a partir del alta médica y comenzar con una actividad menor a la que se hacía previamente para adaptar el cuerpo.
En cuanto a los exámenes previos, Franchella, quien es director del Programa de Actividad Física para Salud y Deportes del Hospital de Clínicas, explicó que “lo primero es comprobar el ‘cuánto debo’ (ejercitarme), es decir, ver cómo se siente la persona tras evaluar su estado de salud con la historia clínica, el examen físico –aparato respiratorio, cardiovascular, pulso-, electrocardiograma y pruebas del laboratorio”. Tras ello se explora el ‘cuánto puedo’, es decir el examen de aptitud mediante la ergometría o la escala de Borg.
Con todo, frente a la difusión mediática sobre las resonancias magnéticas en deportistas de alto rendimiento en las que se hallaron imágenes compatibles a la miocarditis (en este caso, parecerían ser transitorias), existen quienes demandan este estudio. Sin embargo, en un cuadro de baja incidencia, buscarla sistemáticamente sería imposible por capacidad y recursos. “Los pacientes quieren una precisión para sí mismos, lo que es un dilema en la cardiología, porque no se pueden realizar estas imágenes masivamente, pero todavía la medicina no encontró las señales que nos guíen a hacer este estudio” dijo.
“A modo de confesión, los médicos pasamos por una situación muy severa, tenemos la culpa de ser el mensajero de una carta que no sabemos cómo se escribe, porque la escribe la naturaleza. Si el paciente exige estudios, yo no puedo darle una respuesta hoy para que esté 100% tranquilo. Entonces, el consejo para que los médicos puedan manejar este dilema es ver cómo son los síntomas del paciente recuperado, el examen clínico y cómo reacciona ante un esfuerzo. También podemos ayudarnos de recursos más accesibles como el holter”, remarcó.
Prescribir la actividad física como si fuera un medicamento
Una vez comprobado el estado del consultante, Franchella propone prescribir la actividad física como si fuera un medicamento, por ejemplo caminar a una determinada velocidad, por una cantidad de minutos por día y ponerse objetivos en cuanto a frecuencia. “En personas sedentarias recomiendo caminar una cuadra por minuto y aumentar la cantidad de cuadras gradualmente, mientras que en personas activas les sugiero que trabajen al 60% de la reserva aeróbica, ya que hacemos un 50% para adaptarnos, un 70% para ganar en intensidad y un 80% como máximo”.
Conceptos a tener en cuenta
• La rutina más conveniente. “La mejor actividad es aquella que me gusta y que voy a hacer continuamente. Además es la que podemos hacer con la boca cerrada y respirando por la nariz. Si nos agitamos estaremos en un techo más alto del que debemos”.
•No son sinónimos. “Se llama actividad física a todo movimiento que nos haga consumir energía, desde barrer, trotar o practicar un deporte, que tiene un reglamento. Mientras que el ejercicio es un gesto, como saltar o zambullirme y tiene más que ver con las destrezas de cada persona”.
•Manejo de la miocarditis. “Vamos a buscarla ante dificultad respiratoria o alteración del ritmo del pulso, algo que el médico notará al auscultar (…) La frecuencia de esa alteración es muy baja (entre el 2,5% y el 2,3%) y la realización de resonancias a deportistas de alto rendimiento tienen que ver más con cuestiones de trabajo que de salud. Por ende, lo que deben saber los médicos es que estos cuadros son un hallazgo; que las resonancias magnéticas se solicitan en situaciones muy particulares y que existen trabajos internacionales que plantean la imposibilidad de pedir resonancias de rutina porque ni siquiera en EEUU tendría por dinero y por prestación de imágenes capacidad para hacerlas en todos”.
• Sitting time, otra forma del sedentarismo. “Si de efectos metabólicos hablamos, sabemos que ejercitarse 30 minutos al día nos sacaría del sedentarismo. ¿Pero qué hacemos en las 23.30 horas que le siguen? Se estudió que si por fuera del dormir permanecemos más de 10 horas sentados y que los períodos en esa posición son de más de 60 minutos hasta 90 minutos, aumenta nuestro riesgo de enfermarnos. Así que al sedentarismo tradicional, podemos sumarle el concepto de evitar el ´sitting time´, porque según estadísticas, a partir de 13 horas diarias sentados ya se registran problemas. Y no se debe permanecer en esa posición por más de una hora sin levantarnos. De hecho se dice que el ‘sitting time’ es el nuevo hábito de fumar”.
*Dr. Jorge Franchella. Médico deportólogo y cardiólogo. Director del Curso de Especialista de Posgrado de la Facultad de Medicina de la UBA. Director del Programa de Actividad Física para Salud y Deporte del Hospital de Clínicas, UBA. Fellow y Miembro International del Board of Trustees del American College of Sports Medicine.