Ciclo de entrevistas “Invisibles”

Dr. David César Rodríguez: “Cuando el paciente llega, no solo se encuentra con un médico sino también con un amigo”

Asentado en el departamento de El Jardín, Salta, también atiende en Tucumán y Santiago del Estero. Su experiencia no sólo fue la de curar, sino también la de acompañar.

Autor/a: Celina Abud

Invisibles: No siempre el valor y la fama coinciden; ni los médicos más dedicados son los más visibles. Valoran el agradecimiento de quienes los necesitan más que algunos minutos en televisión. Forman parte de sus comunidades y están comprometidos con ellas. No tienen nada para vender; más bien comparten lo que tienen, lo que saben. Atienden en localidades remotas a familias humildes, no quieren dejar huérfana a ninguna enfermedad. Curan cuando se puede y cuidan siempre. Son aquellos que con los pies en el barro le dan sentido a una profesión milenaria. IntraMed quiere homenajearlos con este ciclo de entrevistas que se propone darles visibilidad a los “Invisibles”.



 

 

El doctor David César Rodríguez, actual director del centro asistencial del departamento El Jardín, Salta, supo qué camino seguir desde que tiene uso de razón, según cuenta. “Cuando me preguntaban qué quería ser cuando sea grande, mi respuesta era siempre ‘médico’. Pero tal vez porque soy de Santiago del Estero mi familia siempre me puso contacto con la guitarra. Y también con la pelota”, recuerda. “El ingreso a la facultad me llevó mucho tiempo, como tres o cuatro años porque ya corría el nuevo plan de estudios. Pero una vez que entré, no paré hasta recibirme”.

Oriundo de Termas de Río Hondo, hoy ejerce en distintas localidades de Santiago del Estero, Tucumán y Salta, muchas veces como único médico. Y en su opinión, para atender en zonas remotas se debe tener calidad humana. “Es importante charlar con el paciente, que no siempre nos visita  porque se siente enfermo. A veces es la misma soledad la que le produce la enfermedad, no tener con quien conversar, descargar las tensiones, los miedos. Entonces, cuando llega a la consulta, no sólo se encuentra con un médico, sino también con un amigo”, reflexiona Rodríguez en una entrevista sobre sus experiencias.

Trayectoria en el país.  Lo primero que hice tras recibirme fue trabajar Mar del Plata durante años, hasta que volví a Santiago del Estero. Primero me desempeñé en la municipalidad, formando el sistema de emergencia 107 y después como médico radiante que iba hacia las postas del interior durante 15 años. En paralelo trabajé en Tucumán, precisamente en Lamadrid, donde hacía de médico de guardia los fines de semana.  Mi siguiente trabajo fue como gerente de un hospital de Termas de Rio Hondo, pero las condiciones económicas no eran muy buenas. Entonces tuve que migrar a Salta: transité por Pichanal, Hipólito Yrigoyen, Colonia Santa Rosa, Urundel, Embarcación, Orán. En ese entonces viajaba 600 kilómetros de ida y 600 kilómetros de vuelta todos los fines de semana hasta que, cansado de tantos viajes (porque volvía a Termas de Río Hondo), tuve un accidente, hice un ACV con pérdida parcial de la vista. Eso me motivó a acercarme mucho más a mi casa, por lo cual llegué a Rosario de la Frontera, donde hacía guardias de pediatría porque yo soy médico de familia también.

Actualmente ejerzo en Santiago del Estero, Tucumán y Salta. En realidad yo siempre voy solo a hacer la atención (único médico) en el interior santiagueño, son zonas alejadas de la ciudad y ahí semanalmente la gente nos espera en alguna posta sanitaria. En Salta hacía guardia en los hospitales del interior. En El Jardín, un departamento muy alejado, colindando con los cerros salteños y tucumanos, soy el único médico, pero debo hacer la atención no solo en el centro asistencial, donde soy el director, sino también en las postas sanitarias o en las salas de primeros auxilios. La semana pasada estuve en El Espinal, un pueblito cercano al cerro que también tiene su centro.

Principales problemas de salud de las regiones que atiende. Tanto en Santiago del Estero como en el norte de Salta hay muchas enfermedades por falta de servicios como el agua: patologías dermatológicas como la sarna, las hepatopatías por la falta de higiene y las diarreas, entre las más típicas. Después hay cuadros respiratorios como la bronquiolitis. También en Salta hay muchas dolencias asociadas a la cría de ganado (de cabras y ovejas), por ejemplo quistes hidatídicos.

Por otra parte existe patología social por el alcohol, que también lleva a la violencia de género. Sabemos además que la pandemia ha tenido implicancias en salud mental por la falta de trabajo, por no poder generar los recursos económicos para poder mantener a la familia, la preocupación y el estrés, que llevó a más alcoholismo. Nosotros preparamos un equipo con una asistente social, con una psicóloga y personal de enfermería para ayudar a contener a estos pacientes, siempre de la mano del gobierno, la intendencia, la comisión vecinal y municipal, porque esto no es solo una acción de salud. Para tener buenos resultados, se requiere que todos concretemos proyectos, ideas y programas que lleguen a un buen puerto.

También a mí me ha tocado ser paciente y vivir esa situación. De eso aprendimos.

Las acciones conjuntas permitieron que en la zona en la que estuve como gerente no hubiera ningún fallecido por COVID. La pandemia, también, nos ha enseñado muchas cosas, nos obligó a estar más atentos, a estudiar un poco más y hacer medicina basada en las experiencias propias y de cada región, a veces con la escasez de los recursos que uno se maneja. También a mí me ha tocado ser paciente y vivir esa situación. De eso aprendimos. Hoy podemos decir que tenemos una vasta experiencia y que seguimos aprendiendo todos los días.

Su actual relación médico-paciente.  En las zonas santiagueñas donde estuve 15 años los conozco a todos. Ya sé qué tipo de patologías tienen  y como médico clínico estoy atento a esas circunstancias. Sé que la falta de trabajo hace estrés, aumenta la presión arterial, se enferman por diabetes… Son circunstancias que uno ve diario y ya sabe cómo hacer un diagnóstico sin necesidad de pedir un laboratorio o un examen complementario, porque muchas veces no es fácil en el lugar donde estamos solicitar una resonancia magnética o una radiografía, inclusive un análisis de laboratorio. Entonces uno se basa mucho en la clínica en base a la sintomatología, porque los maestros siempre nos enseñaron que la mayor herramienta que tenemos es el estetoscopio, son las manos, los ojos, el observar, el charlar con el paciente. Porque el paciente no solo viene a vernos cuando se siente enfermo por algo, sino que a veces la misma enfermedad es producida por la soledad, el no tener con quien conversar, con quien descargar las tensiones, los miedos, las preocupaciones. Entonces cuando el paciente llega a la consulta no solo se encuentra con un médico, sino también con un amigo o alguien que conoce de su vida y trata de resolverle el problema de la mejor manera.

Anécdotas. Una de las cosas que me marcó fue una vez que al estar en una guardia, llegó un chico de 21 años tras un accidente de tránsito. Tenía casi todo el cráneo abierto, con mucha pérdida de sangre, al borde de la muerte. Decidí irme de la guardia y lo llevé a Santiago del Estero, que estaba a 60 kilómetros, le hice todo tipo de reanimaciones hasta que lo dejé en el quirófano. Gracias a Dios estaba el neurocirujano. Lo operaron. Pasó el tiempo y estando yo en Santiago me acerco al hospital. De casualidad veo a una paciente mía, muy creyente. Le pregunté qué le pasaba y me dijo “acá tengo a mi hijo”. Yo no sabía que el chico que había llegado a aquella guardia era el hijo de ella. Lo supe cuando me acerqué y me di cuenta que era el mismo que yo había llevado en la ambulancia y aún luchaba por su vida. Pasó el tiempo, yo estaba más preocupado. Hasta que un día, estando yo en el consultorio viene esta señora con un chico, se acerca y me dice: “Gracias doctor, si usted no hubiera hecho lo que hizo, hoy mi hijo no estaría acá conmigo”. Y era tanta la sensación de verlo a él que estaba bien, vivo, caminando, hablando… Quedó con una dificultad, pero con el tiempo eso fue cambiando y hoy es muy amigo mío, siempre estamos en contacto. Esa sensación de haber reaccionado, abandonando una guardia pero viendo más allá en el accionar para salvarlo me marcó para toda la vida.

¿Qué debe tener un médico para atender en zonas críticas? Sobre todo calidad humana, tiene que entender que debe dar soluciones y poseer mucha vocación, que es fundamental, porque así se pueden conseguir las cosas, aunque no se las tenga, se las consigue. Y la fe en Dios, que te marca. Y una de estas circunstancias era la mano de Dios.

Reflexiones. El médico es un pilar fundamental en toda la sociedad, pero hoy en día está muy desvalorizado en su atención, en su proceder, porque económicamente no es lo que uno debería cobrar por hacer esto, por estar al servicio de los demás. A veces  estamos más con el paciente que con nuestras propias familias y eso nos marca destinos, los hijos nos pasan factura. Por eso, se debería darle un mérito más al médico y saber que hace lo imposible para tratar de solucionar y darle un mayor confort y una mejor atención al paciente.


* Dr. David César Rodríguez. Médico generalista. Director del Centro Asistencial del Departamento El Jardín, Salta.

IntraMed lo invita a ser parte
del ciclo INVISIBLES
Si usted es o conoce a algún profesional de la salud que atienda en zonas remotas o se especialice en enfermedades desatendidas, puede escribirnos a crabud@intramed.net