Guía clínica

Diagnóstico precoz de la escoliosis

El reconocimiento temprano de esta entidad influye en el pronóstico del paciente. Se ofrece una guía para el examen clínico, además de revisar los diagnósticos vinculables a esta afección.

Autor/a: Dres. Chin KR, Price JS y col.

Fuente: Contemporary Pediatrics, 2001.

Indice
1. Examen en la edad pediátrica
2. Diagnóstico

Introducción

Las deformidades de la columna en edad pediátrica pueden presentarse a cualquier edad desde el nacimiento hasta la adolescencia, soliendo ser causa de ansiedad para la familia. La severidad es variable, desde aquellas autolimitadas a formas progresivas o asociadas con otras anomalías orgánicas.
El tratamiento precoz de aquellas potencialmente progresivas es fundamental. Por lo tanto, el reconocimiento adecuado por el pediatra o el médico de familia es crucial para un tratamiento oportuno.
A pesar que la escoliosis es habitualmente un problema benigno, puede ser la manifestación de una condición grave. La escoliosis puede asociarse con anormalidades cerebrales, medulares, de la columna, del tracto gastrointestinal, del sistema cardiovascular o renales. Debe abordarse cada paciente con esto en mente, intentando distinguir la existencia de curvaturas anómalas no estructurales (generalmente benignas) de aquellas estructurales.


Evaluación general

Acorde al plano en el que acontece la deformidad, se reconocen escoliosis, cifosis o lordosis. Se define como escoliosis a la deformidad en el plano coronal que resulta en una curvatura lateral de la columna. La cifosis hace referencia a una convexidad excesiva de la columna. Cuando existe lordosis, se presenta una concavidad marcada, que comúnmente asienta a nivel cervical o dorsal.
La evaluación del paciente comienza con una completa historia clínica, que debe incluir un interrogatorio sistemático de todos los sistemas, en vistas a descartar condiciones graves asociadas.
Referente al raquis, se interrogará la existencia de dolor y sus características, así como la evidencia de compromiso neurológico.
Interesa evaluar el desarrollo, especialmente durante los primeros dos años de vida. En las adolescentes, consignar la fecha de la menarca, recordando que el crecimiento se produce aproximadamente hasta dos años después de la misma. La escoliosis en las niñas más frecuentemente es progresiva y requiere tratamiento.
En los varones, la madurez esquelética suele coincidir con la aparción de los caracteres sexuales secundarios, como los cambios en la voz, la aparición de vello púbico, axilar y facial.
La progresión mayor de la escoliosis sucede en los seis meses anteriores y posteriores a la pubertad.
Se sugiere interrogar acerca de cuando fue detectada la deformidad y si la misma ha presentado cambios. Además, se interrogará a la familia acerca de condiciones genéticas que puedan asociarse al cuadro.

Examen físico

Comenzar con el paciente de pie, observando que la cabeza se encuentre alineada con el centro del sacro, lo cual de no ser así traduce la existencia de una deformidad. Observar que existan asimetrías en la superficie de la espalda, como puede ser un escápula elevada o asimetrías en la cintura.
El examen general permitirá consignar elementos que sugieran que la escoliosis se asocia a otra condición, como alteraciones del biotipo, trastornos cutáneos, etc.
Remitiéndonos al examen raquídeo, se observará al paciente de pie desde adelante, perfil y detrás, analizando la existencia de deformidades raquídeas.
El test de inclinación anterior de Adams se realizará electivamente  con el paciente de pie o, en caso de niños pequeños, sentado. Con el paciente de pie, los pies juntos y las rodillas derechas, se solicita la inclinación anterior dirigiendo las palmas de las manos al piso.
Observe completamente la espalda. Se buscará la presencia de una protrusión lateral o joroba, secundaria a la convexidad de las costillas. Esto traduce una deformidad espinal con rotación vertebral. El uso de un inclinómetro en esta posición permite medir la deformidad rotacional y calcular aproximadamente el grado de escoliosis. Una rotación de mas de 5º en edad de crecimiento, sugiere una deformidad potencialmente progresiva que deberá controlarse evolutivamente.
Es excepcional que se desarrollen escoliosis severas sin que existan cambios rotacionales apreciables clínicamente.
Con el paciente de pie, se realiza la palpación de la columna buscando irregularidades o dolor.
Se evaluará también la longitud de los miembros. De existir una asimetría, se compensará el miembro más corto observando si desaparece la escoliosis.
El examen neurológico permitirá descartar el compromiso medular o radicular. Un test de Romberg anormal con ataxia durante la marcha sugieren el diagnóstico de ataxia de Friedereich.
 

Evaluación radiográfica

Se solicitan para confirmar y cuantificar la escoliosis radiografías de toda la columna de frente y perfil, con el paciente de pie.
La técnica del ángulo de Cobb cuantifica el grado de escoliosis, cifosis o lordosis. Mide el ángulo que forman las dos vértebras que constituyen el vértice de la curvatura.

En la escoliosis idiopática, el hallazgo más frecuente es una única curva dorsal dextro conveza. La presencia de una escoliosis dorsal izquierda es mas ominosa y sugiere la existencia de una enfermedad de base.
El grado de madurez ósea puede inferirse del estado de osificación de la apófisis iliaca, a través del sistema de Risser. Los riesgos de progresión de la escoliosis idiopática serán menores cuanto mayor estadio de Risser presente el paciente.
El sistema de estadificación de Risser pauta:
0-Apófisis no visible
1-Osificación lateral de ¼
2-Osificación lateral de ½
3-Osificación de los ¾ laterales
4-Osificación completa sin fusión
5-Fusión completa.

Se recomienda realizar resonancia nuclear magnética a aquellos pacientes con curvaturas atípicas (torácica izquierda, lumbar derecha u otros patrones no usuales) y a aquellos que presenten dolor radicular o déficits neurológicos. También ser recomienda en pacientes con deformidad de los miembros inferiores o en escoliosis idiopáticas severas como para requerir tratamiento. Los niños con curvas severas o progresión rápida son quienes tienen mayores chances de presentar una anormalidad intraespinal oculta.

Diagnóstico diferencial de curvaturas no estructurales

Las curvaturas no estructurales son generalmente benignas, y se corrigen con los cambios posturales o el tratamiento de la condición subyacentes, en contraste con las curvaturas estructurales que pueden requerir tratamientos ortopédicos específicos a nivel raquídeo.
Un primer grupo de curvaturas no estructurales son las que se asocian a trastornos posturales, debilidad muscular (abdominal, trastornos sicológicos, diferencias en la longitud de los miembros, contractura muscular paravertebral o dolor visceral.
Las escoliosis no estructurales no se asocian con una protrusión visible durante la maniobra de Adams y la curvatura disminuye cuando el niño está en decúbito o se para bien derecho. Las radiografías muestran una suave curva que se extiende a lo largo de la columna, sin que exista rotación espinal.
Algunas curvaturas no estructurales pueden manifestarse por lumbalgia, como la hernia discal. De todas formas, en el niño el dolor es un síntoma que debe alarmar y propender a una evaluación diagnóstica. El osteoma osteoide es la causa más frecuente de escoliosis dolorosa del adolescente, pudiendo ser secundaria a otros tumores benignos como el osteoblastoma o el granuloma eosinófilo. La escoliosis postural secundaria a estos tumores usualmente desaparece luego de la resección del tumor, si se realiza precozmente.