Antecedentes:
La combinación de la luxación dorsal del hueso navicular desde el talón y la fractura conminuta asociada del calcáneo (Luxación talonavicular transcalcánea) es una lesión grave y poco común. Seis casos se han descrito anteriormente. El propósito de este estudio fue informar la prevalencia de esta lesión y las variaciones en el patrón de lesión, y caracterizar los métodos de tratamiento y los resultados en los pacientes.
Métodos:
Ocho pacientes con nueve casos de luxación talonavicular transcalcánea fueron tratados por el autor principal entre el primero de enero de 1990 y el 28 de febrero de 1998. La fractura conminuta del calcáneo aparentemente fue causada por la flexión plantar del talón a través de la porción anterior del calcáneo. Hubo cinco lesiones abiertas grado III, y tres laceraciones asociadas de la arteria tibial posterior.
Después de la estabilización provisional inicial de la parte posterior del pie y el tratamiento de los tejidos blandos, todas las lesiones se trataron con reducción abierta tardía, fijación interna del calcáneo y fijación de la articulación subastragalina. En el último examen de seguimiento, los resultados de todos los pacientes quienes no habían tenido una amputación, se clasificaron según el puntaje de la escala para pié de Maryland, el puntaje de clasificación de la parte posterior del pié y tobillo según la escala de la Sociedad Ortopédica Americana de Tobillo y Pie (AOFAS, American Orthopaedic Foot an Ankle Society), y el puntaje Creighton-Nebraska.
Resultados:
La duración del seguimiento promedió de 1,1 a 8 años. Cuatro pacientes desarrollaron osteomielitis crónica y tres de ellos sufrieron una amputación. El puntaje de la escala de Creighton- Nebraska para los seis pies restantes promedió de 33 a 92 puntos, y solamente se obtuvo un resultado bueno o excelente. Cinco de los seis pacientes tuvieron cojera, dificultad para usar zapatos, limitación para caminar y dolor moderado.
Conclusiones:
La luxación talonavicular transacalcánea es una lesión grave que a menudo conduce a osteomielitis y amputación. A los pacientes que no pierden la pierna como resultado de una infección controlada debería explicárseles que pueden padecer limitaciones funcionales severas y/o dolor crónico.