Anestésicos para el Dolor

Infusiones de Anestésicos Locales para el Tratamiento del Dolor Crónico

Los anestésicos locales intravenosos pueden ser útiles en los pacientes con dolor crónico.

Autor/a: Dr. Manuel Murillo Ortiz

Fuente: Dol Clin Ter 2002; I(7) : 11-16

Indice
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4. Bibliografía
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Las descargas neurales ectópicas son sensibles a los anestésicos locales aplicados a la circulación, puesto que estas drogas bloquean la conducción del impulso, o bien previenen el inicio de la descarga anormal. Estas descargas son inhibidas por dosis sustancialmente más bajas que las requeridas normalmente para un bloqueo, ante las cuales resulta aún más sensible el ganglio de la raíz dorsal que incluso el mismo sitio en donde se encuentre el daño.(6)

La lidocaína sistémica suprime las descargas generadas en los focos ectópicos (completa o parcialmente) de los nervios periféricos, en el ganglio de la raíz dorsal y en la raíz dorsal. Este fenómeno se ha observado en las fibras mielinizadas, que también participan en el dolor disestésico y en las fibras C no mielinizadas que es ya conocido que intervienen en las descargas ectópicas que ocurren en nervios lesionados. Está bien documentado que ellas responden mucho mejor a la lidocaína sistémica en comparación con las fibras A. Entre las fibras A delta y C, estas últimas son más inhibidas que las fibras delta, ya que la depresión en amplitud y velocidad de conducción es mayor.(6,7)

Esto indica que la lidocaína reduce la conducción de manera selectiva en axones mielinizados de pequeño diámetro. En el hombre, los estímulos dolorosos son conducidos por pequeñas fibras mielinizadas (delta) y no mielinizadas (C). Si Los anestésicos locales intravenosos bloquean las fibras C, y en adición las fibras delta, interrumpen la transmisión de los impulsos dolorosos para producir analgesia.(7)

Algunas veces los pacientes afectados por lesiones nerviosas periféricas o lesiones de las raíces, reportan dolor espontáneo, junto con hiperalgesia a estímulos mecánicos y térmicos, aunque también puede existir pérdida de la sensibilidad (Ochoa, 1985). Es posible que dicha asociación de síntomas positivos y negativos sea, en ciertos casos, referida a estructuras profundas o a territorios cutáneos que pueden no corresponder a la distribución anatómica clásica de las raíces, los plexos o los nervios.(8,9)

El dolor generado por lesiones nerviosas es difícil de tratar y con frecuencia se resiste al manejo con analgésicos convencionales. Los síndromes dolorosos atribuidos a daño nervioso periférico incluyen: neuralgia postraumática, neuromas postraumáticos, neuropatía periférica diabética, neuralgia postherpética, dolor en miembro fantasma, neuropatía isquémica, neuropatía postradiación, neuropatía nutricional y neuropatía alcohólica.(10)

Generalmente el dolor es experimentado en las extremidades y referido como dolor tipo ardoroso, quemante, lancinante (como descargas), paroxístico tipo choque eléctrico y como un dolor que se irradia a través de la extremidad; en algunos casos la hiperpatía y la hiperestesia son los datos predominantes.(10) La lidocaína, empleada ya en casos de neuralgia, se debe administrar a dosis que no produzcan sedación ni efectos colaterales importantes. Cuando es manejada con conocimiento del fármaco y dentro de la dosis recomendada, causa un estado de alivio del dolor de rápido inicio. (9)

En los estados crónicos de dolor las concentraciones plasmáticas efectivas para su manejo oscilan entre 2 a 7 m/ml con un promedio de 5.7 m/ml. Dicha concentración plasmática inhibe las descargas anómalas en las fibras, pero no afecta la conducción axonal normal. (11)

Se ha comprobado que después del daño a un nervio periférico, en los axones periféricos se induce la formación de neuromas, que a su vez son el origen de actividad ectópica espontánea de bajo voltaje, y lo mismo sucede en las células del ganglio de la raíz dorsal. La base de esta actividad eléctrica espontánea en las fibras A delta y C es desconocida, pero hay teorías que proponen la existencia de anormalidades en la distribución de los canales de sodio axonales, en asociación con desmielinización posterior al daño de un nervio periférico. Además, la aparición de un inusual tipo de mecanorreceptores cutáneos, que aunque no poseen actividad espontánea sí muestran descargas anormales, prolongadas, débiles e irregulares a ligeros estímulos mecánicos.(10) A sí, la actividad continua de las fibras aferentes se une a estados de comportamiento donde un modesto estímulo puede provocar una respuesta pronunciada.(2)