Se suelen utilizar de forma indistinta los términos opiáceo y opioide, pero desde el punto de vista farmacológico, opiáceo se refiere a los productos derivados del opio (morfina, codeína. Tebaína, papaverina, etcétera), que a su vez se obtiene al desecar el jugo de la amapola o adormidera (Papaver somniferum), mientras que opioide abarca sustancias endógenas o exógenas con afinidad por receptores opioides. (1)
Comprender la complejidad de la farmacología de los péptidos opioides endógenos y los opiáceos permite entender la modulación endógena de estos sistemas y desde el punto de vista clínico ayuda a diseñar estrategias de tratamiento para el dolor más eficaces y seguras. (2,3)
Inicialmente se descubrieron tres tipos básicos para opioides: activado por morfina y que ocasiona la analgesia supraespinal, depresión respiratoria, bradicardia, miosis , dependencia física, disminución de la motilidad intestinal, euforia, sedación e hipotermia (efectos agonistas típicos); el receptor k, activado por la ketaciclazocina y que media la analgesia espinal, sedación, miosis y depresión de reflejos flexores; y el receptor o, activado por SKF 10047 o N-alilnormetazocina y que media la disforia, alucinaciones, midriasis, taquicardia y la activación respiratoria. Este último tipo de receptor ha dejado de ser considerado un receptor opioide debido a la relación que guarda con alucinógenos como la fenciclidina y la ketamina, los cuales se hallan vinculados con el glutamato.(4,5)
La identificación, en 1975, por Hughes y colaboradores de los dos primeros ligandos endógenos, conocidos también como péptidos opioid esendògenos, la metionina encefalina (met-encefalina) y la leucina encefalina (leu-encefalina), capaces de interactuar específicamente con el receptor para opioide, sirvió en primer lugar para corroborar la identidad de esta clase de receptor y demostrar que alcaloides como la morfina producen analgesia mediante su acción en regiones del encéfalo que contienen estos péptidos y, en segundo lugar, para develar la existencia de un cuarto receptor, el receptor 0, el cual hace que estos péptidos muestren mayor afinidad que la morfina. (6)
Posteriormente se identificaron otros péptidos como la b-endorfina, con afinidad para el receptor uy la dinorfina-A, con mayor afinidad por el receptor k. Los últimos péptidos descubiertos han sido los tetrapéptidos endorfina 1 y endorfina 2, con gran selectividad sobre el receptor k.7 Cada tipo básico de receptor tiene subtipos propuestos: m1, m2, 81, 82, k1, k2 y k3 para los receptores u, k y 8, Respectivamente. (8)
Recientemente se ha clonado el receptor N/OFQ, denominado inicialmente receptor para opioides tipo Io receptor huérfano, con secuencia homóloga a la dinorfina. Esto ha permitido dar una nueva dimensión al estudio de los opioides; además, ligandos altamente selectivos para cada uno de los tipos de receptores para opioides más conocidos están disponibles desde los primeros años de la década de los 80, (9 ,1 0,11) por ejemplo, DAMGO para u, DPDPE para 8y U-50,488 y U-69,593 para k. Estas herramientas han hecho posible la definición y la caracterización de cada uno de los tipos de receptores y su distribución anatómica.
Acciones de los Opioides a Nivel Celular
Hasta hoy todos los receptores se han clonado, lo cual ha servido para determinar que pertenecen a la familia de receptores que se acoplan a proteínas G, específicamente a la familia cuyos miembros son internalizados después de ser fosforilados por proteínas cinasa GPCR (la Figura 1 muestra cómo se produce el acoplamiento y sus consecuencias).
La localización de los receptores u, 8 y k es transmembranal, se acoplan a proteínas G, fundamentalmente Gi/Go según la ubicación neural del receptor, sensibles todas ellas a la toxina pertussis; esto provoca inhibición de la actividad de la enzima adenilato ciclasa (AC), con reducción, por consiguiente, del adenosil monofosfato cíclico (AMPc). Como resultado surgen dos acciones directas bien establecidas en las neuronas: 1) cierre de un canal de C a2+dependiente de voltaje (se cree que se trata del canal tipo N) en las terminales presinápticas de neuronas primarias que conducen señales nociceptivas y, por consecuencia, se reduce la liberación de neurotransmisores; y 2) activación de receptores que no son sino canales de potasio en la neurona postsináptica de vías de conducción del dolor, lo que ocasiona hiperpolarización.