La imagen por resonancia magnética (IRM) permite visualizar el riñón normal y patológico con exquisita resolución de la corteza renal, la médula y el sistema colector. Dentro de las técnicas no invasivas, la IRM tiene la capacidad única de diferenciar las patologías que afectan porciones diferentes del sistema vascular-nefrón. Este artículo es una revisión de los estudios más relevantes publicados recientemente sobre la aplicación de la IRM en las patologías renales.
Tumores renales
Tanto la IRM como la tomografía computada (TC), pueden identificar los tumores con alta precisión. La IRM es preferida a la TC en pacientes sometidos a cirugía de preservación del nefrón, en los que necesitan controles de seguimiento, en la disminución de la función renal y en el riñón solitario. Por su parte la TC tiene la ventaja de ser más económica.
La IRM demostró ser confiable para establecer el estadio preoperatorio del tumor, particularmente para evaluar la posibilidad de compromiso venoso. La IRM es inadecuada para el estadio de invasión ganglionar y ni la IRM ni la TC pueden distinguir un nódulo hiperplásico de uno metastático.
Tanto la IRM como la TC son de gran utilidad en el diagnóstico del riñón poliquístico.
Estudio de las vías urinarias del feto
La ecografía sigue siendo la técnica por imagen de elección en el feto. Sin embargo, con la incorporación de secuencias rápidas desarrolladas en los últimos años, se generó una importante documentación científica sobre la utilidad de la IRM fetal, especialmente para definir mejor una alteración fetal observada por la ecografía. La IRM no daña al feto y a partir del segundo trimestre se puede evaluar el sistema nervioso central, pulmones y las grandes vísceras abdominales.
La IRM es de particular utilidad en el embarazo complicado con oligohidramnios, que suele estar asociado con malformaciones de las vías urinarias.
La IRM es superior a la ecografía para detectar alteraciones en el retroperitoneo y malformaciones tales como obstrucción bilateral de la unión ureterovesical, ectasia de cálices, enfermedad poliquística recesiva y riñón hipoplásico.
Pielonefritis aguda
Esta infección bacteriana se diagnostica mediante hallazgos clínicos y de laboratorio. La IRM está indicada cuando hay mala respuesta luego de tres días de tratamiento, no hay un diagnóstico bien establecido de infección aguda, hay recidivas, o existe la sospecha de litiasis, obstrucción o malformaciones congénitas. También está indicada cuando hay un mal control de la diabetes, ante la presencia de infección por virus de inmunodeficiencia humana y en el trasplante de órganos.
En pediatría, la IRM es de gran utilidad debido a que los hallazgos de laboratorio no pueden diferenciar en forma precisa la altura de la infección en las vías urinarias. Los indicios de pielonefritis aguda a través de la IRM incluyen un nefrograma estriado o jaspeado con radiaciones de la médula renal hacia la corteza, agrandamiento globular renal y líquido perirenal. La pielonefritis aguda se diagnostica mejor luego de la administración de material de contraste, particularmente el gadolinio.
Función renal
No existe una técnica ideal para determinar la función renal. Las dos pruebas más comunes son: la creatinina sérica y la depuración de creatinina. Ambas miden en forma indirecta la perfusión renal y el filtrado, pero no pueden establecer cuál es el riñón afectado. La IRM dinámica con material de contraste se constituyó en el método de elección debido a que este método aporta una evaluación completa anatómica y fisiológica del riñón.
Determinación del flujo renal
Las alteraciones del flujo renal se observan en varias patologías como: estenosis de la arteria renal, deshidratación, hemorragia, bajo volumen minuto, shock anafiláctico y sepsis. Las técnicas con IRM para la determinación del flujo renal se encuentran en desarrollo, entre ellas la llamada de "la primera pasada" (first pass) con microesferas.
Conclusión
En conclusión, la IRM es la única prueba no invasiva que aporta una completa visión de la anatomía y fisiología renal con mínimo riesgo para el paciente, e incluso reduce costos por ser una sola prueba. La bondad de la IRM reside in su alta resolución espacial y temporal y la falta de exposición a la radiación iónica y a la nefrotoxicidad de los materiales de contraste. Por estas razones constituye un importante complemento de la ecografía en el feto.