Neuropatía óptica isquémica anterior

Diferenciación entre neuropatía óptica isquémica anterior arterítica y no arterítica

Este estudio tiene la finalidad de investigar el rol de la trombocitosis en el diagnóstico de arteritis de células gigantes y diferenciar la NOIA-A de NOIA-NA.

Autor/a: Dres. F. Costello, M.B. Zimmerman, P.A. Podhasky, S.S. Hayreh

Fuente: Eur J Ophthalmol. 2004 May-Jun;14(3):245-57.

La arteritis de células gigantes (ACG) es una vasculitis inflamatoria sistémica de etiología desconocida, que, generalmente, afecta las arterias mayores, en individuos de más de 50 años, y, a menudo, se ve acompañada de dolor de cuello, anorexia, pérdida d peso, malestar, mialgia, dolor de cabeza y fiebre. Sin embargo, en la ACG oculta, se produce la pérdida de visión sin síntomas sistémicos, esto ha sido reportado en el 21% de los casos de ACG con pérdida visual. Es fundamental el diagnóstico inmediato y el inicio del tratamiento con esteroides. Para lograr un diagnóstico precoz es importante tener la mayor cantidad de parámetros de ACG posible.

Pacientes y métodos:

El presente estudio retrospectivo se basa en 121 casos de pacientes con ACG confirmada mediante biopsia, en la arteria temporal y 287 pacientes con NOIA-NA, que han sido tratados en nuestra clínica. Al inicio del estudio todos los pacientes con ACG se realizaron un ISE (Westergren), conteo de plaquetas, análisis completo de sangre y biopsia de la arteria temporal. Los pacientes con NOIA-NA fueron sometidos a los mismos estudios iniciales, a excepción de la biopsia de la arteria temporal. El test de Wilcoxon y el test doble de la t fueron utilizados para comparar las variables hematológicas entre pacientes con ACG con y sin pérdida visual, entre aquellos con síntomas sistémicos y sin ellos y entre pacientes con ACG y pacientes con NOIA-NA.

En el presente estudio de los 121 pacientes con ACG, el 57% tenía trombocitosis, definida por el laboratorio hematológico de Hospitales y Clínicas Universitarias como un conteo de plaquetas > 400 x 103/µl. Existe una marcada disparidad entre distintos estudios acerca del índice de trombocitosis.
El conteo de plaquetas elevado en la ACG se ha descripto como una trombocitosis reactiva y se atribuye a la inflamación sistémica presente en esta afección. En el presente estudio, como en la mayoría, el conteo de plaquetas entre los pacientes con ACG se realizó al comienzo de la investigación antes de iniciarse el tratamiento con esteroides. Algunos autores han investigado la variación en el conteo de plaquetas a través del tiempo o en respuesta al tratamiento con corticoesteroides en pacientes con ACG, encontrando un descenso de plaquetas luego del tratamiento.

Algunos estudios declaran que los pacientes con ACG con síntomas sistémicos tienen un conteo de plaquetas mayor a los pacientes sin síntomas. Esta diferencia no fue observada en el presente estudio.
Se ha discutido ampliamente en la literatura médica la asociación entre la trombocitosis de la ACG con complicaciones isquémicas. En el presente estudio de 121 pacientes con ACG, no hayamos diferencia en el conteo medio de plaquetas entre pacientes con ACG con pérdida visual (406 x 103/µl) y sin pérdida visual (425x 103/µl). Es importante señalar que la pérdida visual permanente, como complicación de la ACG, fue superior en el presente estudio que lo informado por estudios anteriores sobre la trombocitosis. Por lo tanto, los resultados del presente estudio al respecto son altamente confiables.

No existen pruebas convincentes de que las manifestaciones isquémicas se producen como consecuencia de la trombocitosis reactiva en la ACG, en particular con el aumento moderado de plaquetas observado en pacientes con ACG.

Con respecto a la utilización de aspirina u otros agentes antiagregantes plaquetarios para prevenir la pérdida visual en la ACG, no existen hasta la fecha estudios que confirmen su eficacia. Tampoco hay evidencias de que los anticoagulantes ayuden a prevenir la ceguera en la ACG.

Existen otras anormalidades hematológicas en la ACG. Se ha establecido que los pacientes con ACG padecen anemia. Por lo tanto, se compararon los niveles medios de otras variantes hematológicas entre los pacientes con ACG y NOIA-NA. Los primeros presentaron un nivel mucho mayor de glóbulos blancos (p<0,0001) y nivel menor de hemoglobina y hematocrito que los últimos.

La NOIA es una enfermedad discapacitante visual común en el grupo de pacientes que desarrollan la ACG. La NOIA-A (debida a ACG) constituye una importante emergencia oftalmológica, con alto riesgo de mayor pérdida visual en uno o ambos ojos, que puede evitarse con un diagnóstico precoz y tratamiento intensivo con esteroides. Por el contrario, no se conoce tratamiento alguno para la NOIA-NA. Consecuentemente, es esencial la diferenciación entre la NOIA-A y la NOIA-NA para el tratamiento de la NOIA y la prevención de la ceguera.

En contraposición con lo informado en estudios anteriores, en el presente estudio el ISE y el conteo de plaquetas de los pacientes con ACG y NOIA-A fue significativamente mayor (p<0.0001) que los de los pacientes con NOIA-NA. Estos resultados indican que en los pocos casos en que el ISE y la PRC no son concluyentes, la trombocitosis y otras anormalidades hematológicas ( baja hemoglobina y hematocrito)  pueden ser de utilidad para el diagnóstico de ACG y NOIA-A. Aunque algunos de los pacientes con NOIA-NA del presente estudio, presentaron ISE y/o PRC elevadas, el recuento de plaquetas estaba dentro de los límites normales; esta información es útil para diferenciar la NOIA-NA y la NOIA-A.

Conclusiones:

Los pacientes con ACG presentaron valores más elevados (P<0.0001) de plaquetas, ISE y PRC que el grupo de control, pero no hubo diferencia en el recuento plaquetario entre pacientes con ACG con y sin complicaciones visuales isquémicas. La capacidad predictiva de un conteo elevado de plaquetas no fue superior al de un ISE O PRC elevados en el diagnóstico de la ACG. La trombocitosis podría complementar el ISE. La hemoglobina, hematocrito y glóbulos blancos fueron menos útiles en el diagnóstico de la ACG que el ISE, PRC o trombocitosis. Este estudio mostró que la PRC elevada tiene mayor valor predictivo para la ACG que el ISE u otros parámetros hematológicos. En algunos pocos casos, sin embargo, cuando el ISE y la PRC no son concluyentes, la trombocitosis y otras anormalidad hematológicas (hemoglobina y hematocrito bajos) pueden ser útiles en señalar un diagnóstico de ACG y NOIA-A, aunque individualmente, no agreguen demasiado al valor del ISE y/o PRC. En virtud de lo cual, se recomienda realizar un análisis de sangre completo además del ISE y PRC en pacientes con posibilidades de padecer ACG y/o NOIA-A.