Algunos estudios epidemiológicos estiman que la prevalencia de al menos un síntoma gastrointestinal en la población de los EE.UU. se encuentra entre 51% a 69%. Los síntomas del tracto digestivo superior son motivo de consulta frecuente en el primer nivel de atención y se asocian con empleo significativo de los recursos de los sistemas de salud. Dentro de estos síntomas, la dispepsia –definida por molestia o dolor abdominal persistente o recurrente caracterizado por plenitud posprandial, saciedad temprana y náuseas– es de los más importantes.
Determinados estudios anteriores informaron prevalencias del 21% a 44% de acidez, del 15% de síntomas de reflujo, del 14% a 20% de enfermedad por reflujo gastroesofágico, 3.4% de síntomas de dispepsia no ulcerosa y del 15% a 30% de dispepsia. Estos síntomas se asocian con restricción de la actividad y ausentismo laboral. Estos estudios cuentan con una buena descripción de la epidemiología de los síntomas pero, según afirman los autores del presente trabajo, dentro de sus limitaciones se encuentran el diseño, la metodología utilizada y la representatividad de la muestra.
El objetivo del presente estudio consistió en determinar la prevalencia de los síntomas del tracto digestivo superior en la población de los EE.UU. e identificar distintos subgrupos de individuos con diferentes combinaciones de síntomas gastrointestinales funcionales basándose en un análisis de factores y en un cluster análisis. Se realizó una entrevista telefónica a más de 20 000 personas en todo el país.
Métodos
Diseño y muestra. Se llevó a cabo una encuesta telefónica nacional en todo los EE.UU. para estimar la variación de la prevalencia y el impacto de estos síntomas en la población general. Los participantes debían ser mayores de 18 años, para que la muestra definida sea representativa de la población de los EE.UU en 24 estratos definidos por el sexo, los grupos de edad y la región del país en la que vivían.
Metodología de la encuesta. Se realizó una encuesta que incluyó preguntas sobre características demográficas, consumo de tabaco, fármacos recibidos, embarazo actual y presencia de síntomas de enfermedad gastrointestinal superior dentro de los 3 meses anteriores. Se realizaron 12 preguntas de pesquisa sobre la presencia de estos síntomas, con las que se evaluó la manifestación de acidez, regurgitación, disfagia, pesadez posprandial, saciedad temprana, entre otros. Ante la presencia de alguno de los síntomas se investigó frecuencia, intensidad, duración y localización. Se preguntó a los participantes cuántos días de actividad laboral, social o de tareas del hogar debieron perder en los últimos 3 meses a causa de estos síntomas. Además, se realizó una prueba de confiabilidad de la encuesta realizándola nuevamente a los 15 días en 389 participantes, cuya concordancia resultó significativamente alta en los pacientes con síntomas de mayor intensidad.
Análisis de los datos. Los participantes fueron definidos como sintomáticos si informaron los síntomas al menos 1 vez al mes en los últimos 3 meses. Se consideró una frecuencia clínicamente relevante si los síntomas se presentaron > 2 veces por semana en el caso de la acidez, la regurgitación, la saciedad precoz y la pesadez posprandial; > 1 vez por semana en el caso de las náuseas, los vómitos, el dolor o las molestias abdominales y la distensión posprandial; y > 1 vez al mes en el caso de la disfagia. El análisis se realizó en 3 pasos: primero la identificación de grupos de síntomas basada en el análisis de factores, luego se realizó el análisis de subgrupos de sujetos de acuerdo con los factores identificados en el primer paso y, por último, se realizó la descripción de estos subgrupos en base al contenido sintomático.
Resultados
Participantes
De las 21 128 entrevistas realizadas, la muestra final quedó conformada por 17 484. Los motivos más frecuentes de exclusión fueron: gastroenteritis (44.2%), úlceras (32.6%) y embarazo (11.9%). La media de edad de los participantes fue de 46 años y el 18% fue mayor de 65 años. La muestra fue comparable a la población de los EE.UU., con excepción del nivel de educación y la raza. Las características demográficas de los participantes sintomáticos y no sintomáticos también pudieron compararse.
Características de los síntomas
De todos los entrevistados, el 44.9% presentó 1 o más síntomas gastrointestinales por mes en los 3 meses previos a la encuesta. El 82% informó al menos 1 síntoma en esos 3 meses. Los síntomas informados más comúnmente fueron acidez, pesadez posprandial, saciedad precoz y regurgitación. Los síntomas menos comunes incluyeron dolor o molestias abdominales y vómitos. Se observaron diferencias entre los sexos en la saciedad precoz (mujeres, 25.8%; hombres, 20.1%) y en la presencia de vómitos (mujeres, 11.9%; hombres, 6.8%). Los síntomas relevantes en el aspecto clínico y más prevalentes fueron la acidez (6.3%) y la saciedad precoz (5.3%); mientras que los síntomas clínicamente relevantes y menos prevalentes abarcaron los vómitos (0.4%), las náuseas (2.2%) y el dolor/molestias abdominales (2.3%).
Asociación entre síntomas
La proporción de coexistencia de síntomas varió entre menos del 6% para la acidez y los vómitos a 49.9% para la distensión abdominal y la pesadez posprandial. Se observó alta proporción de coexistencia para la disfagia y la saciedad precoz (48.5%), la distensión abdominal y la saciedad precoz (47.5%), la saciedad precoz y la pesadez posprandial (46.6%), la disfagia y la pesadez posprandial (44.5%) y la acidez y la regurgitación (43.9%).
Análisis de factores y análisis de grupo
Se analizaron 4 factores: el primero se interpretó como enfermedad por reflujo gastroesofágico, dado que los síntomas más importantes fueron regurgitación y acidez. El segundo factor fue identificado como náuseas y vómitos. El tercero incluyó una carga significativa de síntomas como distensión abdominal, dolor/molestia abdominal, eructos y pesadez posprandial. El cuarto factor fue identificado como saciedad precoz. El análisis de grupo arrojó como resultado 5 subgrupos: el primero representó el 17% de la muestra y señaló a la distensión abdominal como síntoma principal. El segundo subgrupo (7%) reflejó las náuseas y los vómitos. En el tercer subgrupo – que fue el mayor, con 44% de los entrevistados–, los síntomas más característicos fueron la pesadez y la saciedad precoz seguidas de pérdida del apetito. El cuarto subgrupo representó un 28% y estuvo compuesto por síntomas relacionados con la enfermedad por reflujo gastroesofágico. El último subgrupo fue el más pequeño (4%) y el más heterogéneo, con amplia variedad de síntomas.
Días perdidos como resultado de la enfermedad
Los resultados mostraron que los entrevistados sintomáticos presentaron mayor ausentismo que los asintomáticos, y el principal síntoma fueron los vómitos. Lo mismo ocurrió con los días perdidos de ocio y trabajo en el hogar.
Discusión
En el presente estudio, los autores evaluaron la prevalencia, agrupación natural y aparición de los síntomas del tracto gastrointestinal superior en una gran muestra representativa de la población de los EE.UU. Sugieren que los resultados pueden ayudar a los médicos a entender esta agrupación natural de los síntomas en la población general y existen evidencias que respaldan esta agrupación en acidez/regurgitación, distensión abdominal/dolor o molestias abdominales, saciedad precoz/plenitud y náuseas y vómitos.
Los síntomas relacionados con dispepsia se diferenciaron en 3 grupos: náuseas y vómitos; saciedad precoz/pesadez posprandial/pérdida del apetito y distensión abdominal/dolor o molestias abdominales. La combinación del análisis de factores y el cluster análisis provee una metodología útil para identificar la agrupación de los síntomas gastrointestinales que se basa en la variación y coexistencia de los síntomas en los entrevistados. El presente estudio también demostró el impacto socioeconómico significativo de estos síntomas, que se encuentran presentes en 45% de la población general. Los autores concluyen señalando que mediante la identificación de subgrupos sintomáticos y la comprensión de la fisiopatología subyacente es posible dirigir el tratamiento a estos mecanismos, que resultarán en la mejor evolución clínica del paciente.