Las opiniones destacadas

¿Qué es "Amar"? IV

Con motivo del encuentro IntraMed del 20 de Agosto "Amar" consultamos a: Denise Najmanovich, Ricardo Coler, Diego Golombek, Amalia Pati, Mercedes Trassens, Manfredo Teicher, Diana Cohen Agrest, Luis Chiozza.

Ricardo Coler (Escritor: "Ser una Diosa", "El reino de las mujeres", "Eterna juventud" director de la revista  "Lamujerdemivida") Es uno de los disertantes del encuentro IntraMed "Amar".

“Un hombre conoce a una mujer, se enamoran, se casan, tienen hijos, viven juntos para toda la vida. ¿Es así? ¿Es realmente así? O acaso vivimos detrás de un ideal al que nunca alcanzamos creyendo que somos nosotros los que fallamos cuando en realidad es un objetivo imposible. ¿Cómo se las arreglan en otras sociedades que no conocemos? Hacer coincidir el amor y la pareja es un intento de nuestra cultura. ¿Un intento exitoso?”
 
 

Dr. Diego Golombek (biólogo, investigador del CONICET. Director de la colección “Ciencia que ladra”, Siglo XXI editores).

Cuando decimos "amar": ¿todos entendemos lo mismo?

No, porque el término definitivamente involucra diferentes sentidos. Seguramente en el marco de un mismo contexto entendamos lo mismo. En castellano, amar se refiere al amor romántico, con excepciones como el amor filial, o el amor a la naturaleza u otras abstracciones como el amor a la patria.

¿Cuál es su definición del verbo "amar"?

La fisiológica involucra activación del sistema nervioso autónomo, sudoración, aumento de frecuencia cardíaca y respiratoria, activación de determinadas áreas cerebrales. La personal incluye sentir una prolongación de uno mismo en el otro, sentir que algo cae en su lugar.

¿Qué se ama cuando se ama?

Una sensación, una imagen, un cuerpo, una sombra, un pasado, un futuro.

¿Existen formas "normales" y "patológicas" de amar?

Sí, si le damos el mismo nombre. Como toda búsqueda de recompensa, superado un límite se vuelve patológica y adictiva.


 
Dr. Manfredo Teicher   (psicoanalista / artista plástico)

Creo que es uno de los mitos más valorados en la cultura humana.

Si pienso (y digo) que el AMOR es el deseo de esclavizar al objeto amado, no sé si me dejarán agregar que cuando dos personas quieren esclavizar y dejarse esclavizar por la otra, están viviendo uno de los momentos más hermosos de la vida.

El objeto amado no tiene la libertad de elegir cómo ser feliz.

El que ama, desea la felicidad del objeto amado. Pero éste debe ser feliz únicamente con el que lo ama. Y cómo y dónde el amante lo decide. El que es amado, si también ama al que ama, intenta adivinar y satisfacer al amado.

Lo extraño es que no es tan difícil que esto se cumpla. Por lo menos, por un tiempo.
Pero también explica que esta extraña "patología" se cura sola. El único remedio que nunca falta para "curar" esta hermosa locura, es el tiempo.

Es una de las más deseadas pero también una de las más efímeras manifestaciones de la locura humana.

Y agrego que en una pareja, es más importante el respeto mutuo, algo muy distinto al amor (que no respeta a nadie).

Freud decía que sólo en dos circunstancias no se aceptan excusas por llegar tarde: en el servicio militar y en una cita de amantes.

Manfredo Teicher
www.manfredoteicher.com.ar
didacta de la As. Psicoanalítica Argentina (APA)


Dra. Denise Najmanovich (epistemóloga)

Cuando decimos "amar": ¿todos entendemos lo mismo? 

Por supuesto que no. Pero esto no es una peculiaridad del amor, sino del lenguaje. Nunca decimos ni entendemos lo mismo porque las palabras no tienen un significado definitivo anterior a su utilización. Cobran sentido en la corriente de la vida, en la conversación y en un contexto dado, dentro de una historia relacional.


¿Cuál es su definición del verbo "amar"?

No me gustan las definiciones, menos aún las que pretenden estar describiendo objetivamente cuando lo que hacen es estipular normativamente. Prefiero jugar otro juego: aceptar que el lenguaje es un modo de expresión de la experiencia humana y no una representación pura de un mundo exterior. Me gusta mucho que la pregunta sugiera esta posibilidad ya que piden la definición personal y no busca un supuesto sentido universal.  

Propongo que nos atrevamos a hacer distinciones, crear configuraciones, producir narraciones que reconociendo que nacen de nuestra experiencia personal puedan encontrarse con las de otros, enriquecerse mutuamente, entrar en tensión, abrir universos de pensamiento. Si no te gustan mis propuestas, si son muy complicadas o demasiado simples, si te parece que eluden algún aspecto de tu experiencia (no del mundo en sí porque ese no tiene “voceros”), podes mejorarlas, o crear otras.

Yo voy a tomar dos prestadas dos “ideas generativas” y aportar un condimento que considero imprescindible para pensar –que no definir- la experiencia amorosa. 

  • La primera es de Spinoza: “Amor es la alegría acompañada por la idea de una causa exterior”.
     
  • La segunda de Maturana:  “El amor es la aceptación del otro como legitimo otro en la convivencia”.  
     
  • Condimento Najmanovich: “El amor es la energía que fluye en los vínculos. El amor es siempre erótico, es atracción y ligadura”.

Las tres destacan que el amor existe en el espacio relacional, pero no solo eso: el espacio relacional es creado por el amor. Una bella paradoja que organiza todo el universo.  Amar es componer relaciones que crean mundos de convivencia. Es el aspecto atractivo, alegre y potente del vivir.

La legitimidad es crucial: el otro no tiene que justificar su existencia, ni yo se lo pido. Aceptamos nuestra afección mutua como se da. No amamos una persona porque es buena, o linda, o interesante… resulta buena, linda e interesante porque la amamos.

El amor expande la bella alquimia de la afinidad: crea conexiones, asocia, compone.
La “causa exterior” que produce la emoción amorosa puede ser cualquier cosa que deje una huella en nosotros: muchas veces otra persona, pero también la comida, o una planta, un objeto cualquiera, un aroma. El erotismo no tiene límites pre-establecidos ni fijos, es siempre móvil en la danza de la vida.


¿Podría sintetizarnos la perspectiva que su disciplina tiene sobre el tema?

El amor, por suerte, no es un tema disciplinario…es por naturaleza indisciplinado, vital. Ninguna disciplina lo había reclamado como objeto hasta hace muy poco tiempo: estaba en el punto ciego del pensamiento disciplinario. Sin embargo, en estos momentos en que los paradigmas racionalistas clásicos están en plena disolución los biólogos, los investigadores en ciencias cognitivas, y los psicólogos han “descubierto” que las emociones y los sentimientos no son una mera decoración de la existencia ni una deplorable desviación de la pureza del pensamiento y por lo tanto comienzan a resultar interesantes. Me alegra tanto como me preocupa este “hallazgo científico” pues buena parte de los investigadores sigue aún hechizado por el pensamiento mecanicista que es incapaz de comprender la vitalidad de la vida (valga la redundancia). Me consuela pensar que mientras el abordaje se mantenga dentro de las prácticas disciplinarias el amor se les escapará pero me temo que en el camino perdamos la oportunidad de pensar el amor amorosamente en lugar de intentar depurarlo rigurosamente.

 
¿Qué se ama cuando se ama?

El efecto que produce el otro en mí (sea lo que fuere el otro). La sensación del aumento de potencia que se da en el encuentro, la alegría que genera.

No son las virtudes de una persona las que concitan amor, es su efecto sobre nosotros su impacto imaginario, el voltaje de la atracción, la sinergia del encuentro. Tomo prestadas las palabras de René Daumal: “Pero el hecho de ser dos, todo lo cambia. Y no es que la tarea se vuelva dos veces más fácil, no: de imposible se vuelve posible.”


¿Existen formas "normales" y "patológicas"de amar?

La distinción normal/patológico es una de las formas en que la modernidad expresa lo que antaño se reservaba a la religión y la moral. Del fundamento divino hemos pasado al científico, pero se huele a lo lejos el aroma del juicio. Los nuevos mandamientos no estan más a cargo del sacerdote sino de los “expertos”. Es la forma que las tablas de la ley han tomado en la sociedad secular, solo que ahora en lugar del al revelación creemos en la demostración.

La distinción entre lo normal y lo patológico es el fruto de un desliz: el que va de la descripción de frecuencias al establecimiento de normas y modelos. Esa caída en el tobogán semántico hace que confundamos un juicio humano (culturalmente construido, local y efímero) con la estructura de la naturaleza, a la que para colmo de males, se supone exterior e independiente.

Resulta interesante destacar que en nuestros tiempos cada quien llama ciencia a su creencia y error a la de los demás. Todos están profundamente convencidos de que su verdad es la única posible y que su saber está sólidamente fundamentado. En el campo de lo humano este fundamentalismo es particularmente preocupante y la distinción normal/patológico es el vehículo privilegiado de los prejuicios instituidos. Esto no significa que algunas conductas, prácticas, modos de vida no resulten repugnantes a mi gusto (o al de otros) solo que algunos se arrogan la decisión de definir a-priori cuáles son (claro que cada “tribu paradigmática” baraja sus cartas, organiza sus casilleros y estable sus distinciones de otro modo…en lo único que coinciden es en la convicción de que la propia es la correcta).

Hecha esta aclaración me gustaría aclarar algunos aspectos de mi pensamiento sobre el amor en nuestra cultura. Para mí el amor no es un sentimiento de un cuerpo y una mente disociados entre sí, ni el de un individuo independiente, sino un afecto que fluye en los encuentros y cuyas formas se gestan colectivamente según los modos de vivir-pensar de una sociedad. Nuestras vivencias amorosas y las distinciones que hagamos están ligadas al imaginario social: las novelas que leímos, las películas que nos conmovieron, los valores declarados y las prácticas efectivas –y sus contradicciones!  Es por eso que se ha impuesto la distinción entre normal y patológico pues es el modo en que el discurso científico y moral ha colonizado el imaginario cultural moderno.

Me parece muchísimo más interesante y potente pensar en términos de dinámica de los afectos. Al hacerlo podemos darnos cuenta que siendo el amor un modo de atracción que conlleva alegría puede también en ciertas configuraciones vinculares excederse. ¿Qué significa ese exceso? Que la cercanía ya no produce un aumento de potencia sino una disminución, que la alegría se ha perdido, cuando la atracción ha dado paso a la posesión y se ha perdido la legitimidad del otro. No es una cuestión moral, ni psicopatológica es una mirada energética y ética. No pretende legislar universalmente lo que está bien y lo que está mal sino pensar cada situación singular en el contexto vital y cultural en el que se da.
 
*Dra. Denise Najmanovich
 Epistemóloga. Epistemóloga. Doctora por la PUC-San Pablo. Master en Metodología de la Investigación Científica. Bioquímica, Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina. Profesora a cargo del Seminario de Epistemología del Doctorado de la Facultad de Arquitectura de la UBA. Profesora a cargo del seminario de Epistemología del Doctorado Interdisciplinario de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Entre Ríos, Argentina. Profesora Titular de “Epistemología de las Ciencias Sociales” y de “Epistemología de la Psicología Social”, Universidad CAECE, Argentina. Asesora Académica de FUNDARED (Fundación para el Desarrollo y la Promoción de las Redes Sociales). Trabaja en temáticas relacionadas con el enfoque de la complejidad, los nuevos paradigmas, subjetividad y redes.  Página web personal.



Dra. Amalia Pati (médica, licenciada en letras)

Cuando decimos "amar": ¿todos entendemos lo mismo?

Amar no existe en infinitivo, dice R. Barthes. -Te amo –Yo también te amo, profieren  los amantes. Tanto es así que, ante la imposibilidad de conjugarlo ahora, necesito, al menos, sustantivarlo. Sólo puedo hablar del amor. ¿Qué es el amor?. Se dirá que existen muchas formas de amor; incluso la amistad es una de ellas. Pero el amor que nos desvela, es otro. Cada uno entenderá sobre él de acuerdo a su experiencia.. De hecho, la concepción del amor es epocal; basta con recordar que el amor cortés, en el siglo XII, tenía códigos propios, por cierto, muy distintos – antitéticos - a los códigos del amor en el matrimonio y, sin embargo, a todo se lo llama amor. En el pasado, no tan remoto, cuando dos seres que se amaban debían separarse por alguna razón, la carta expresaba el dolor de esa separación; John Keats, entre muchos otros, dio cuenta de ello cuando le escribía a Fanny que su enfermedad nunca mejoraría estando lejos de ella; hoy, en cambio, el "amor virtual", si es que algo así existe, es placentero y gozoso. Y no son pocos los que lo eligen. El amor también se ha modernizado. Sería interesante preguntarles a los más jóvenes qué entienden ellos por amor. En otro sentido, el verbo amar se ha banalizado en los medios de comunicación, donde escuchamos, a diario, conjugarlo en lugares y en bocas equivocadas.


¿Cuál es su definición del verbo "amar"?

Debería de haber, en este caso, un sinnúmero de definiciones. Aun así, no creo que pueda definirlo; podría escribir, escribir, entrando cada vez en terrenos más farragosos y, al final, me daría cuenta de que el amor se resiste a ser definido; es inefable. Sí podría decir que más que un sentimiento es un estado, el de “estar enamorado”, que implica a un individuo en su totalidad; el enamorado tiene un único referente en torno al cual se desenvuelve su vida, lo impregna todo. No se puede comparar con ningún otro. El sujeto enamorado está a la intemperie, desnudo, encantado, fragilizado, atravesado de punta a punta. Es una especie de locura. Una experiencia, la mejor de nuestra vida. Quien no ha “amado” no ha vivido.


¿Qué se ama cuando se ama?

Creo que cuando se ama, lo que se ama es el amor, ese estado al que me referí anteriormente, no superado por ninguno; hay un objeto de amor, pero cuando lo pierdo, ya sea por abandono o, incluso, porque he dejado de amar, lo que lamento es la pérdida de ese estado. Barthes lo dice muy claramente: he dejado de estar loco, he vuelto a la sanidad; pero esto que parece maravilloso, es doloroso, hay una falta profunda. Es una pérdida.


¿Existen formas "normales" y "patológicas" de amar?

Aun admitiendo que todo término tiene su contrario, el adjetivo “normal” no se adecua al amor. En cambio, sí creo que hay amores patológicos, en el sentido de dolorosos; es el caso de un amor no correspondido o de la muerte del ser amado en el que el enamorado no logra, a través de un tiempo que no es el mismo para todos, elaborar la pérdida; este pathos, en ausencia del objeto amoroso, lo lleva a la destrucción de muy diversas formas, e incluso al suicidio. La literatura es pródiga en amores contrariados cuyo desenlace es la muerte, pero la vida también porque, como bien dice Sabina, “el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren”.


(*) Amalia Pati es médica clínica y licenciada en letras.
: (Médica clínica y Licenciada en Letras – Autora de “Una enfermedad romántica”). Coordinadora editorial del suplemento Medicina y Cultura del sitio www.clinica-unr.org Colaboradora de la revista de Letras de la Facultad de Humanidades y Artes - UNR Obtuvo el segundo Premio en el Primer Concurso Municipal de Ensayo 2005 con el ensayo: La tuberculosis y sus “metáforas” en el siglo XIX y principios del siglo XX: un debate abierto. Jurado del Concurso Literario IntraMed para estudiantes de medicina.

 

María de las Mercedes Trassens, (psicoanalista, Mar del Plata)

Parafraseando a Joan Manuel Serrat, es el milagro de existir, la búsqueda y la fortuna de encontrar, el placer de conocer, la ilusión de vislumbrar, la satisfacción de gustar, la alegría de coincidir, la sabiduría de diferir, el temor de reincidir, la delicia de encajar y la bondad de abandonarse.

Cada ser ama de diferente manera según sus propias carencias, por eso  ama quien es consciente que algo le falta, en la completitud no hay lugar para el  otro.

Haciendo una interpretación libre del Banquete de  Platón, los dioses valoran admiran y complacen al amado y el amante. Rescato al Eros bello “el celeste” el llamado “Uranio” que conjuga el alma y el cuerpo. El cuerpo se deteriora el alma es eterna. La belleza está en el sentir.

Ama el hombre y la mujer, ambos sufren  por amor. Según mi propio criterio el cuerpo reclama cuando el alma padece. La enfermedad está muy emparentada con necesidades afectivas.

¿De qué se habla cuando se dice amor normal? Se puede definir “normal” cuando no es patológico.
Patológico: hacerse dueño del otro, amar desde el egoísmo, obsesionarse sin permitir  crecer y ser. Llegar a destruir al otro hasta  en  ocasiones ser autor o cómplice de su  muerte  y hasta de la propia. Viene bien volver a Joan Manuel Serrat cuando en su tema “Sinceramente tuyo” dice:

    Soy sinceramente tuyo
       Pero no quiero mi amor,
Ir por la vida de visita
    Vestido para la ocasión
    Preferiría con el tiempo
        Reconocerme sin rubor…