PNIE 30

Psicopatología de la mujer - Parte II

Contenidos del curso de capacitación en PNIE dictado por la Dra. Andrea Marquez Lopez Mato. En colaboración con Dr. Gonzalo Illa, Dra Paula Oyhamburu y Srta. Fiorella Velasco.

Autor/a: Dra. Andrea Marquez Lopez Mato

Ya hemos abordado en la entrega anterior los aspectos referentes a la diferenciación sexual y las principales alteraciones vinculadas a la vida reproductiva de la mujer. Ahora nos dedicaremos a las alteraciones detectables en etapa no reproductiva, es decir durante el climaterio.

Climaterio

Siempre aclaramos que preferimos “climaterio” a “menopausia” que es como incorrectamente se denomina a esta etapa de la vida no reproductiva femenina. Menopausia proviene etimológicamente de la cesación del mes por lo cual involucra sólo una fecha. Se define como la falta de ciclos menstruales por el término de un año.

Climaterio, en cambio, proviene de la palabra escalón; es decir, es el tránsito entre la etapa fértil de la mujer y... el resto de su vida activa. Depende de cómo lo transitemos el provecho, o no, que saquemos de ello. Sin embargo, en la inmensa bibliografía al respecto se continúa utilizando el término menopausia.

La edad media de presentación se establece en 48,5 +/- 3,8 años, incidiendo el tabaquismo en su aparición más temprana. Ni el uso de ATC  ni el número de embarazos tienen influencia.

Las mujeres blancas tienen más edad que las negras cuando se presenta la menopausia, y en ambas razas, el nivel social influye favorablemente sobre la edad menopáusica.

Sin embargo, hay que destacar que en todos los casos las diferencias son escasamente significativas y, a todos los efectos, la edad de 50 años puede ser considerada como la edad de la menopausia, la misma que Aecio de Amida describía hace más de 2400 años.

Debemos mencionar que se considera precoz una menopausia ocurrida antes de los 40 años y como tardía cuando sucede después de los 55 años y que en este proceso intervienen diversos factores, entre ellos las cirugías. Recordemos que el climaterio en sí es un fenómeno de privación hormonal ovárica, y la menopausia (ausencia de sangrado menstrual) es una manifestación uterina de esa falta de secreción hormonal. Por consecuencia, una mujer con tejido ovárico secretante (no-climatérica), histerectomizada (sin útero), es una mujer "menopáusica" que no presenta síntomas climatéricos.

A diferencia de ello, una mujer anexohisterectomizada (sin útero ni ovarios) es una mujer que pasa en forma brusca, tras esta cirugía, al "climaterio y a la menopausia" en forma simultánea. Con tratamiento hormonal sólo puede mejorar sus síntomas climatéricos, pero no recuperar su sangrado. Por último una mujer sin ambos ovarios (ooforectomia bilateral), por una cirugía, es climatérica y menopáusica, pero como conserva el útero, con tratamiento hormonal sustitutivo puede recuperar su sangrado además de mejorar sus síntomas climatéricos.         

 El significado psicológico de esta etapa depende de complejas influencias socioculturales. Obviamente, la valoración de la ancianidad no es la misma en Oriente que en Occidente.  En nuestra sociedad occidental, existe una sobrevaloración de la juventud y la belleza del cuerpo, mientras que en las sociedades orientales la sabiduría del anciano es respetada. Tampoco el nivel cultural y de educación parece tener el mismo impacto en Oriente que en Occidente.

Aristóteles fue el primero en dejar constancia sobre el fenómeno de la menopausia (a pesar del escaso número de mujeres afectadas por ese entonces) hace más de dos milenios en su Historia Animalium. La edad de presentación de la menopausia no ha variado significativamente pero si los años vividos luego de la misma, por lo que actualmente un tercio de la vida de la mujer ocurre bajo insuficiencia ovárica.

La detención del funcionamiento ovárico es un evento biológico programado. Alrededor de los 50 años, el capital está agotado y la función reproductiva del ovario llega a su fin, acompañada de importantes cambios en la función endocrina.

La perimenopausia comprende el tiempo de transición entre los ciclos menstruales normales y la completa cesación de la menstruación. Los cambios hormonales que ocurren durante esta etapa son la disminución de la función ovárica, el descenso estrogénico, demostrado por la disminución de la concentración plasmática de estradiol por debajo de 40 pg/ml , la elevación de la hormona luteinizante (LH) y de la hormona folículo estimulante (FSH) , y modificaciones oscilantes en la pulsatilidad de GnRH. La perimenopausia es normo o hipergonadotrófica; hipo, normo o hiperestrogénica.

La menopausia, segundo momento de este proceso, se diagnostica cuando se cumplen los doce meses consecutivos de amenorrea. Los cambios hormonales que se evidencian en este período se corresponden con una mayor afectación del eje córtico-límbico-hipotálamo-hipófiso-gonadal.  Cesa completamente la síntesis ovárica de estrógenos, hormonas que de ahora en más se originan casi en forma exclusiva en la periferia desde la aromatización de la delta androstanediona por acción de la p450 aromatasa monoxigenasa (complejo enzimático de la aromatasa citocromo P450 y una flavoproteína NADPH citocromo P450 reductasa). La aromatización aparece, preferentemente, en el tejido graso y también en piel, músculos, cerebro, riñón e hígado. Se ha comprobado una mayor actividad de la aromatasa en el subcutáneo graso de muslos y nalgas, mayor cuanto más incremento de BMI y aumento de edad presenta la menopáusica. Revisamos esto en la entrega sobre tejido adiposo en la primera parte de este curso. También los andrógenos muestran significativos cambios ya que en la mujer premenopáusica, la testosterona, con niveles plasmáticos de 300 pg/ml, se origina en un 25% en el ovario, un 25% en la adrenal, y los restantes 50% a partir de la conversión periférica de la 4 delta androstenodiona (4DA). La producción ovárica de androstenodiona disminuye alrededor de un 40% luego de la menopausia, mientras que la producción adrenal no muestra cambios significativos hasta varios años de transcurrida ésta.

También hay disminución de GH y IGF1 y  tendencia al aumento de TRH y TSH sin cambios en la T3 y la T4 basales, aunque puede haber pérdida de su ritmicidad, fenómeno que se detalla en el capítulo de envejecimiento. Los niveles de la prolactina no se modifican durante la perimenopausia y mantienen además su carácter pulsátil, con significativos valores máximos durante la noche. 

La sintomatología clínica, varía en intensidad según la edad de aparición y las características socioculturales de cada mujer, entre otras variables. La misma se compone de:

• Alteraciones vasomotoras

• Atrofia urogenital

• Osteoporosis

• Pérdida de estatura

• Disminución del tono muscular

• Alteraciones metabólicas

• Cambios cutáneos y subcutáneos

• Aumento de riesgo cardiovascular

• Síntomas de origen neuropsiquiátrico como: depresión, ansiedad, irritabilidad, falta de concentración, pérdida de memoria, hiperorexia o anorexia, incremento del tabaquismo, trastornos del sueño y pérdida de libido, entre otros.

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